Recarga del depósito de un vehículo en un surtidor de gasolina / EP

Recarga del depósito de un vehículo en un surtidor de gasolina / EP

Business

La subida del crudo dispara la gasolina un 30% en 12 meses

Llenar un depósito medio se encarece en torno a 25 euros, con los combustibles en máximos de todos los tiempos, impulsados también por alzas fiscales, especialmente en el gasóleo

2 marzo, 2022 22:00

Los precios de los combustibles marcan máximos históricos en estos días, impulsados por las notables alzas del petróleo como consecuencia de la invasión rusa de Ucrania. Un factor que no ha hecho sino reafirmar la tendencia alcista que ya marcaban las gasolinas. En los últimos 12 meses, llenar el depósito se ha encarecido entre un 30% y 35%, aproximadamente 25 euros de media.

Una evolución que multiplica prácticamente por cuatro la de la inflación al cierre de 2021. Y eso que se trata del dato más elevado de las últimas tres décadas.

Al borde de 1,80 euros

En estos días, el precio medio del litro de gasolina sin plomo de 95 octanos, la más consumida, se sitúa en España en torno a 1,65 euros, un 30% por encima de las cotas registradas justo un año antes. En los últimos seis meses, tras el pasado verano, la evolución al alza ha sido del 14%.

Por su parte, la gasolina de 98 octanos se ha encarecido algo más de un 26% en 12 meses, para alcanzar en la actualidad un precio que roza los 1,80 euros por litro, cifra también inédita en la historia.

El castigo fiscal al gasóleo

Sin embargo, la peor parte se la lleva el gasóleo, que ha visto repuntar su coste para el consumidor cerca de un 35% en 12 meses y algo más de un 19% en el último medio año; en su caso, la mayor penalización fiscal ha sido un factor determinante; no en vano, cabe recordar que, como en el caso del recibo eléctrico, más de la mitad de la factura de los combustibles se corresponde con el pago de impuestos.

Un cliente reposta en una de las 11.000 gasolineras de España / EUROPA PRESS

Un cliente reposta en una de las 11.000 gasolineras de España / EUROPA PRESS

En el caso de los carburantes, los sufridos consumidores se han encontrado con una especie de tormenta perfecta que ha descargado con toda la fuerza sobre sus cabezas. En realidad, la guerra en la que se ha visto involucrada toda Europa no es sino la culminación de un proceso con origen en la abrupta recuperación económica de la crisis provocada por el coronavirus.

Colapsos en la recuperación

Un repunte de la demanda muy superior al previsto, especialmente en el caso de los países del Sudeste asiático, ha derivado en colapsos industriales ante la incapacidad de la oferta, con la producción aun tocada por la pandemia, de hacer frente a la recuperación del consumo.

En el mercado de las materias primas, con un petróleo que en la peor época del Covid-19 llegó a cotizar en negativo, el efecto ha sido netamente inflacionista, lo que también ha repercutido en ámbitos como el eléctrico.   

La bolsa de Moscú vuelve a operar un mes después del inicio de la invasión de Ucrania decretada por el presidente de Rusia, Vladimir Putin / EP

La bolsa de Moscú vuelve a operar un mes después del inicio de la invasión de Ucrania decretada por el presidente de Rusia, Vladimir Putin / EP

Las alzas experimentadas por el precio del petróleo en los últimos meses ha tenido su culminación en la situación de guerra que se vive en Ucrania tras el inicio del ataque militar por parte del ejército ruso a finales de la pasada semana y la rápida repuesta de la comunidad internacional, que no ha tardado en anunciar sanciones contra el invasor.

De resultas, el precio del crudo se ha disparado hasta sus máximos de julio de 2014, por encima a los 110 dólares por barril en el caso del tipo Brent, que es el utilizado más habitualmente en Europa.

Temida reacción

A pesar de que los productores, incluida la propia Rusia, han acordado un incremento de la oferta para tratar de frenar la escalada inflacionista, lo cierto es que los mercados no terminan de fiarse del gobierno ruso y sus posibles respuestas a las sanciones.

A estas alturas, los mercados empiezan prácticamente a descontar que el gobierno de Vladímir Putin utilizará la carta energética en esta cruenta partida geoestratégica, sabedor de su papel principal como proveedor de petróleo y gas natural a Europa, especialmente a los países del centro del Viejo Continente.

Cuestiones tan elevadas como éstas tienen su traducción de una forma más intensa que nunca al pie de la calle, en un mundo cada vez más globalizado. El de los precios que los usuarios encuentran estos días en las estaciones de servicio, con los que nunca se habían topado hasta la fecha, es un ejemplo más.