Barcelona se ha convertido en la ciudad europea con más motos compartidas pese a las restricciones del gobierno de Ada Colau. Según los últimos datos del agregador francés Fluctuo, la capital catalana cuenta con 6.100 motocicletas de alquiler. Esta cifra se traduce en 37 motos por cada 10.000 habitantes, mientras que París, Berlín y Madrid, todas ellas con más habitantes, no llegan a 15.
Todas las fuentes consultadas por Crónica Global destacan la pujanza del motosharing en Barcelona, pero piden el desbloqueo de las 3.000 licencias retenidas por la concejalía que asumió Laia Bonet en septiembre. De esta forma se compensaría la fórmula de reparto adoptada por el consistorio en el verano de 2020 que castigó a los grandes operadores. Aunque el ayuntamiento ha ido suavizando sus reticencias sobre el sector, la demanda de las compañías es clara: hay que darse prisa para ampliar la oferta y potenciar así una alternativa de movilidad en auge.
Empresas "en el limbo"
El informe de la plataforma francesa asume esta reclamación: "Si Barcelona es un líder europeo en movilidad compartida, no se debe ciertamente a las regulaciones municipales. Durante años, los operadores se han atascado en cambios legales con escasa certeza en el horizonte. Esto ha hecho de Barcelona una ciudad de auge y caída para la movilidad compartida".
El documento señala la espantada de los patinetes eléctricos de la capital catalana --Uno fue la última marca en dejar la ciudad en marzo de 2021-- y de los coches compartidos, que también huyeron hacia otras urbes por las estrictas políticas de aparcamiento. Pero resalta el afianzamiento de las motos compartidas por encima del resto de urbes europeas. Pese a que el gobierno local ha prometido repartir 3.000 licencias adicionales entre los players de motos de alquiler --esta promesa se paralizó temporalmente por el recurso de una compañía que ya ha sido desestimado--, Fluctuo resalta que "los operadores siguen en el limbo, sin saber si anticipar nueva capacidad o conformarse con las existentes".
Adjudicación tortuosa
Actualmente, el negocio del motosharing en Barcelona se lo reparten 10 operadores --Yego, Seat Mó, Cooltra, Cabify, Acciona Mobility, Cityscoot, Avant, Oiz, Tucycle e Iberscoot--, que cuentan exactamente con el mismo número de autorizaciones. En mayo de 2020, el consistorio optó por distribuir 6.958 concesiones de forma salomónica, independientemente del tamaño y de la trayectoria de cada privada.
A cada empresa le tocaron 331 permisos --además, se sortearon otros siete entre todos los participantes--, aunque conviene recordar que el concurso contó inicialmente con 21 solicitantes. Con el paso del tiempo, 11 licitantes se han retirado voluntariamente o por incumplimiento objetivo de las condiciones. Por eso, la asignación final de licencias ha aumentado hasta unas 600 para cada uno de los 10 operadores. Lo cual demuestra, desde el punto de vista del sector, que sí hay una demanda real por parte del público ya que se han reabsorbido las licencias abandonadas, solo que esta hubiera debido concentrarse en operadores de mayor tamaño.
El sector pide más licencias
Por eso empresas más consolidadas como Cityscoot reprocharon desde el principio el criterio adoptado por la institución. La fórmula de reparto las obligaba a retirar el excedente de vehículos de las calles y les impedía escalar para asegurar su rentabilidad. En línea con el informe de Fluctuo, las compañías piden que se ensanche el mercado con las 3.000 licencias extras prometidas por la corporación pública.
"Barcelona es una ciudad con un potencial brutal para el motosharing donde todavía podemos crecer mucho, pero no tenemos suficiente flota para ser rentables ni eficientes", señala Alejandro Agustí, director general de Cityscoot en España. Con la liberación de las 3.000 licencias que estaban en manos del juzgado, el responsable pide al ayuntamiento --"del que hay que valorar el esfuerzo que está haciendo para la ampliación de licencias"-- que se ponga manos a la obra para conceder esta nueva remesa de autorizaciones.
Tendencia al alza
En Cooltra también valoran positivamente el posicionamiento actual del consistorio y están expectantes ante la nueva adjudicación. "La demanda de motos eléctricas compartidas en la ciudad es elevada y vimos muy oportuna la decisión del ayuntamiento de ampliar en más de 3.000 el número actual de licencias. En este sentido, esperamos que pronto podamos ampliar nuestra flota de vehículos disponibles para poder seguir dando el mejor servicio a nuestros usuarios", ha indicado un portavoz de la compañía.
El cofundador de Yego, Tim Ougeot, prevé que esta opción de movilidad se incremente en los próximos tiempos. "Desde nuestro lanzamiento en 2016 hemos observado en Barcelona un crecimiento anual fuerte, que fue parado por el Covid-19. Pero la vuelta a la movilidad nos muestra que más y más barceloneses adoptan esta manera de desplazarse y no hay razón de que esta tendencia vaya a la baja. Y menos con los planes de llevar el sharing al área metropolitana", ha asegurado. Un interlocutor de Cabify extiende esta vitalidad hacia el conjunto de opciones de movilidad compartida que integran la plataforma multimodal. "Es el momento de facilitar el acceso al uso de alternativas de movilidad sostenibles que permitan mejorar la vida en las ciudades", ha apuntado. Solo falta que el ayuntamiento tome nota.