De carácter “urgente” y “compartido”. El Círculo de Economía exige un plan de “prosperidad” que sepa identificar y poner en marcha los proyectos imprescindibles para el crecimiento de Barcelona y de Cataluña. El lobi empresarial manifiesta su “decepción” con el Ayuntamiento de Barcelona y con el Govern después de que en las jornadas económicas del Círculo, el pasado mayo, ofreciera su confianza en el presidente Pere Aragonès y en la posibilidad de que se iniciara un cambio de rumbo tras defender los indultos. Ahora, las cosas han cambiado y se reclama que se llegue a un acuerdo para la ampliación del aeropuerto de El Prat, una vez se tiene la “financiación”, y se establezcan grandes pactos sobre cinco grandes ámbitos económicos: el rediseño del modelo turístico, la digitalización, el modelo energético, ciencias de la vida y un impulso a la industria.
La organización empresarial ha elaborado una dura nota con los dos ejecutivos, el local y el autonómico. La premisa que comparten es clara, o existe una reacción de los dos poderes públicos o se arriesga el futuro de la ciudad y del conjunto de Cataluña. “Nuestra capital y nuestro país están arriesgando el futuro de todos: podemos quedar atrapados en una espiral de irrelevancia económica, de lenta pero inexorable decadencia”, se señala, aunque desde la asunción de los posibles errores del mundo económico y la voluntad de luchar contra un capitalismo "extractivo".
Desde el centro, como Alemania
Esa es la palabra que está en boca de gran parte del mundo económico que se ha organizado en los últimos meses para reclamar un claro cambio de rumbo en Barcelona. La capital catalana se entiende como la palanca que debe permitir un salto que despeje esa amenaza de la decadencia. El lobi empresarial que preside el abogado y empresario Javier Faus junto a personalidades como Jaume Guardiola, José Manuel González Páramo, Miguel Trias Sagnier o Marc Puig, entra de lleno en el análisis de otras experiencias, con gobiernos progresistas, para hacer ver al equipo de gobierno de Ada Colau en Barcelona o al ejecutivo de Aragonès que no se trata de ir a favor o en contra de determinados proyectos ideológicos, sino de “pragmatismo” y de “colaboración”.
“Hoy en día la política barcelonesa y catalana no ayuda a hacer progresar el país en la búsqueda y ejecución de un desarrollo económico que nos acerque a esta prosperidad compartida y que genere consensos y llegue a todo el mundo”, se asegura, tras destacar las políticas del gobierno “progresista” en Portugal, de la alcaldesa Anne Hidalgo en París o del gobierno municipal en Milán, que han sido modelos para Colau. También se insiste en la “centralidad” que impera en Alemania tras las elecciones y con un posible gobierno del SPD que recoge todo el trabajo realizado por el excanciller Gerard Schröder y que aprovechó, después, la líder de la CDU, Angela Merkel. “Alemania seguirá gobernada desde la centralidad, sin estar condicionada por los extremos minoritarios”, sentencia la nota del Círculo.
Contra el capitalismo extractivo
La posición que defiende el lobi empresarial, que insiste en la colaboración y en no demonizar a nadie, es que hay otras experiencias que deberían hacer mella en el Ayuntamiento de Barcelona y en la Generalitat. “Portugal y la ciudad de Milán son otros ejemplos de colaboración público-privada, de complicidad entre administraciones gobernadas por el centroizquierda y la sociedad civil para lograr un modelo de prosperidad donde la productividad, el crecimiento económico y la sostenibilidad vayan de la mano. Defendemos que el interés general prime sobre los intereses particulares, vengan de donde vengan”, insiste en el Círculo. Incide en las posibles críticas que ha recibido todo el mundo económico en los últimos meses por situarse, supuestamente, en un plano superior ajeno a las precariedades económicas de una buena parte de la población.
“Por supuesto, a veces (los intereses particulares) vienen del mundo empresarial, y en este sentido el Círculo también se ha posicionado en contra del llamado capitalismo extractivo y a favor de un capitalismo consciente centrado en la creación de valor social. Pero también provienen a menudo de intereses corporativos particulares, contrarios a la nueva competencia, por ejemplo digital, o del mero tactismo político fruto del interés electoral”, señala en alusión al equipo municipal de Colau o del gobierno de la Generalitat.
El decrecimiento, "una irresponsabilidad"
La crítica es frontal sobre lo que intenta parte de esa izquierda en Barcelona, pero también a una ERC que se opone, hasta ahora, a la ampliación del aeropuerto de Barcelona. “La apología del decrecimiento es una irresponsabilidad que una economía europea abierta no se puede permitir. El decrecimiento no es creíble ni siquiera en el ámbito del cambio climático. En los países industrializados se está demostrando que se pueden compatibilizar el crecimiento económico y la disminución de emisiones y científicos y economistas apuntan que la tecnología y la innovación serán parte de la solución al problema, y sin crecimiento y beneficios empresariales reinvertidos en investigación, no se podrá avanzar”, afirma.
A pesar de los posicionamientos de otras entidades, asociaciones o patronales, el Círculo ha buscado su momento para reclamar esos grandes acuerdos, marcando claras distancias con el poder político a un lado y otro de la plaza Sant Jaume. La nota, extensa, de ocho páginas, trata de situarse en un plano a partir del cual se puedan establecer un nuevo marco de colaboración sin que se perciba que se va en contra de nadie. La premisa es que “hay que alejarse de los extremos que condicionan llegar a consensos de país” e insiste en esas experiencias en Europa: Portugal, Alemania, Holanda, París o Milán.
El Prat, conexión directa con el mundo
No hay espacio para el procés independentista o para reclamar ahora o poner sobre la mesa un debate sobre el autogobierno, más allá de reiterar una mejora en la financiación o en la inversión en infraestructuras, tres líneas de todo el texto. Lo que señala, precisamente, es aprovechar la potencialidad del propio marco institucional. “El futuro de Cataluña pide una política de estado, y, por lo tanto, volver a tener presencia e influencia catalana en España, el único Estado realmente existente que tenemos los catalanes. Pedimos amplios consensos para poder implementar un modelo estratégico que nos permita lograr la prosperidad que buscamos. Por eso hace falta que Barcelona y Cataluña sean gobernadas desde la centralidad, que al fin y al cabo representa la mayoría de ciudadanos y que es donde se encuentran los consensos necesarios para llevar a cabo políticas ambiciosas”, manifiesta.
Sobre el aeropuerto, el Círculo se congratula por la presentación de posibles alternativas para recuperar el proyecto como ha hecho el vicepresidente de la Generalitat, Jordi Puigneró, aunque fue rechazado en el mismo instante por Pere Aragonès. Lo que se reclama es “consenso entre todas las administraciones” para hacer realidad esa ampliación, respetando el “medio ambiente”, con la convicción de que la “conexión directa de Barcelona al mundo es esencial, no solo para atraer un turismo de más calidad sino especialmente para abrir grandes oportunidades de dinamizar nuestro tejido económico, empresarial y emprendedor”.
Evitar la decadencia y la irrelevancia
¿Pero, puede haber una salida concreta? “Es responsabilidad de todas las administraciones trabajar para que la ampliación del aeropuerto sea una realidad. El no hacerlo es de nuevo una irresponsabilidad, especialmente cuando la financiación está garantizada. Pedimos, por lo tanto, a las tres administraciones que vuelvan urgentemente a la mesa de diálogo sobre esta infraestructura básica, quizás una de las más importantes para la competitividad del país, y que lleguen a un acuerdo. Hay un consenso absolutamente mayoritario a favor de una ampliación que minimice el impacto medioambiental, por lo tanto, la obligación de las administraciones, que están al servicio de los ciudadanos del país, es hacerla posible”.
Ante esa situación, respecto a Barcelona y Cataluña, con gobiernos que se considera que se han encerrado en ellos mismos, el lobi empresarial reclama una reacción de toda la sociedad. Se pide “normalidad, porque una ciudad y un país tienen que funcionar, con una mayor atención a la gestión diaria” y también “ambición”, “realismo”, “consensos” y “coraje”, con un claro mensaje a Colau y Aragonès. “Pedimos coraje político y sentido de país para ejecutar la estrategia, sin miedo a sus consecuencias políticas. La alternativa es el inmovilismo, el bloqueo permanente, que no tiene ningún coste político a corto plazo. Pero es una alternativa que no piensa en el interés general del país y que nos condena a la decadencia y la irrelevancia a medio y largo plazo”, sentencia el lobi empresarial.