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El BCE marca el camino a una banca que se resiste a seguirlo

El organismo emisor insiste en un escenario que las entidades sólo asumen a golpe de regulación o de “recomendaciones” forzosas

24 junio, 2021 00:00

Las relaciones entre reguladores y regulados nunca han sido demasiado sencillas, pero el caso de la banca europea es especialmente paradigmático. Con la crisis del coronavirus como telón de fondo, las entidades han manifestado en reiteradas ocasiones sus discrepancias con lo que consideran una normativa excesivamente sobrecargada, a raíz de los acontecimientos de la anterior recesión.

El último episodio se vivió este miércoles en los cursos de verano de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP). Durante su intervención, Luis de Guindos, vicepresidente del Banco Central Europeo (BCE) habló entre otras cuestiones sobre el proceso de consolidación del sector en la zona euro, que el regulador reclama e impulsa desde hace tiempo. Y en este escenario, dibujó posibles operaciones transfronterizas como “un ideal”.

Mejor, en solitario

Minutos después, el consejero delegado de Banco Sabadell, César González-Bueno, ratificaba la idea de la entidad de continuar su camino en solitario, a pesar de las numerosas voces que apuntan a que la entidad no tiene un tamaño suficiente para abordar retos tan complejos como el escenario continuado de tipos de interés negativos o la creciente competencia que llega desde el segmento tecnológico.

“No tenemos otro mandato por parte del consejo que el de seguir en solitario”, sentenció el ejecutivo que, incluso, se refirió a la dimensión del banco como un factor ventajoso con vistas a su crecimiento en los próximos años. “Es más fácil crecer cuando eres grande pero no el más grande que cuando ya eres muy grande”.

A vueltas de las provisiones

Al margen de los juegos de palabras sobre tamaños y dimensiones, lo que quedó de manifiesto es que entre el mandato del consejo y el del regulador, los ejecutivos no tienen ninguna duda. Y algo similar ocurre con cuestiones como las provisiones, a las que también se refirió Guindos como un elemento con el que la banca no debería confiarse ni relajarse.

“Tenemos que analizar si las provisiones que han registrados los bancos han sido o no suficientes”, anunció el exministro español de Economía. “Parte de la respuesta vendrá dada por la evolución de la economía de la zona euro; si se confirman las estimaciones y es positiva, se harán buenas las provisiones; sin embargo, es un asunto en el que nos mantendremos vigilantes porque unas provisiones insuficientes serían perjudiciales para el sector”.

El vicepresidente del BCE, Luis de Guindos / EFE

El vicepresidente del BCE, Luis de Guindos / EFE

¿Desafío al regulador?

Desde su despacho de Francfort, Guindos era muy consciente de que todo el sector en España estaba a la escucha. Tras un notable ejercicio de abrigo durante los dos primeros trimestres de 2020, la entidades levantaron el pie en este capítulo de forma notable, lo que no gustó nada en el regulador. Y menos aún que en el primer trimestre de 2021, las provisiones hayan brillado prácticamente por su ausencia, como si nada hubiera sucedido con el tristemente célebre Covid-19.

En este sentido, los bancos aseguran tener cubiertos de sobra sus riesgos con el esfuerzo llevado a cabo hasta ahora, para lo que se remiten a las cifras de solvencia y la holgura con la que superan los requerimientos mínimos exigidos por el BCE.

Parte de la solución

“El sector está especialmente molesto con el regulador porque considera que en esta crisis, a diferencia de la anterior, ha sido una parte muy importante de la solución y no uno de los grandes problemas como lo fue entonces”, apuntan en fuentes del entorno bancario.

Precisamente, los escrúpulos regulatorios del BCE tienen buena parte de su origen en la recesión de finales de la primera década del siglo, cuando los sistemas financieros de varios países, incluido España, tuvieron que ser rescatados ante los desequilibrios de unas entidades financieras al borde de la quiebra.

Una normativa más laxa

Luis de Guindos conoce muy bien todo aquello porque en aquel momento formaba parte ya del Gobierno español al frente de la cartera de economía. Y en el origen de la crisis, era el responsable en España de Lehman Brothers, la entidad estadounidense cuyo colapso dio inicio a la crisis.

No han sido pocas las voces que han reclamado al BCE en los últimos meses una regulación y supervisión algo más laxa, precisamente para permitir a los bancos afrontar con algo más de margen aquellos desafíos que organismo emisor pretende solventar a base de que las entidades ganen tamaño.

A golpe de "recomendación"

De ahí que el organismo que preside Christine Lagarde solo sea capaz de imponerse a golpe de normativa o de algunas de sus “recomendaciones” de obligado cumplimiento, como las relativas a la limitación de los dividendos, que también ha generado no pocas críticas del sector.

Los bancos ya preparan toda la artillería para cuando el BCE levante el veto a los sistemas de remuneración al accionista. Algunas entidades, como el BBVA, ha dado incluso muchos detalles sobre cómo será el mecanismo mientras que la mayoría han anticipado cuál será el porcentaje de resultados que destinará a dividendos. Tan sólo les resta el visto bueno del regulador para pulsar el botón.

En este punto, el regulador poco más puede hacer que reclamar prudencia, aunque en la mayoría de las ocasiones con la voz del que clama en el desierto. Este miércoles fue el último ejemplo, con visos de pasar a ser el penúltimo en muy poco tiempo.