El logo de Caixabank, en la antigua sede de Bankia / EP

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Caixabank apura plazos del ERE para evitar incumplir el calendario de la fusión

Hasta ahora, el cronograma fijado por la entidad el pasado septiembre para la unión con Bankia se ha cumplido de forma escrupulosa; el ajuste laboral y la integración de los sistemas, puntos candentes

16 junio, 2021 00:00

Quincena decisiva para el ajuste laboral de Caixabank. La entidad financiera apura los plazos de la negociación con los sindicatos para lograr el objetivo de cerrar satisfactoriamente el proceso antes de que finalice el presente mes y, con él, la primera mitad del año. Fue la fecha fijada desde el primer momento y, de no cumplirse, sería el primer hito relevante relacionado con el proceso de fusión con el ya extinto Bankia que no se cumpliría.

Una baza que los representantes de los trabajadores juegan a su favor. La última propuesta de la dirección del banco, transmitida a los representantes de la parte social este martes, ha sido respondida apenas unas horas después con una contundente negativa y la ratificación de la convocatoria de una huelga en una semana. El tiempo juega a su favor, ya han conseguido rebajar casi un 11% el número de despidos y mejorar las condiciones económicas de forma notable. Pero aún buscan un último apretón con la certeza de contar con el calendario como inesperado aliado.

La fecha, el primer detalle

Aún con la fusión recién inscrita en el Registro Mercantil de Valencia, el pasado 26 de marzo el presidente de Caixabank, José Ignacio Goirigolzarri, y el consejero delegado, Gonzalo Gortázar, comparecían ante la prensa para dar los pocos detalles que, por entonces, podían adelantar sobre la reestructuración de plantilla, dado que todo lo demás estaba prácticamente contado.

De hecho, nada trascendió porque “los sindicatos tienen que ser los primeros en conocer el plan y no deben enterarse por la prensa”, como señaló aquel día Gortázar. De lo que sí se enteraron los representantes de los trabajadores a través de los medios de comunicación fue de que la cúpula del nuevo banco priorizaba “cerrar este capítulo antes de que acabe el segundo trimestre. Es muy importante que, para entonces, esté terminado para poder seguir trabajando con normalidad”.

Primeros hitos cumplidos

Los horizontes temporales no han sido un asunto ni mucho menos baladí en esta operación. Pese a su tamaño y su notable complejidad, el calendario perfilado por estos mismos ejecutivos el pasado septiembre --por entonces, cada uno al frente de entidades aún independientes-- se ha ido cumpliendo de forma escrupulosa. Y no solo en los aspectos que dependían exclusivamente de los dos bancos.

Recién aprobada la fusión por los respectivos consejos de administración, la hoja de ruta pasaba por tener todo listo para recibir el visto bueno de las juntas de accionistas antes de que finalizara el año, lo que se cumplió con creces --las asambleas se celebraron los días 1 y 3 de diciembre--.

Dos puntos delicados

En paralelo, las entidades preparaban los trámites para recibir las pertinentes autorizaciones de las autoridades, especialmente del Ministerio de Asuntos Económicos y, todavía más espinosa, de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), que deberían estar listas antes del fin del primer trimestre. Dicho y hecho, aunque, en este caso, con menor holgura.

Para entonces, también estaba confeccionada la dirección ejecutiva del banco resultante, igualmente en el plazo previsto, y tras muchos sudores. A partir de ese momento, restaba mucho trabajo por delante pero, por encima de todos, dos hitos muy relevantes: el ajuste laboral y la integración de los sistemas. Cada uno de ellos cuenta con sus fechas de referencia: la mitad y el final de 2021, respectivamente.

Mensaje reiterado

Un asunto el del calendario en el que insistió Gorigolzarri en su discurso de la primera junta de accionistas del nuevo Caixabank. Ya con las negociaciones del ERE iniciadas y con el sonido de fondo de los sindicatos, concentrados a las puertas del recinto donde se celebraba la asamblea, el presidente del banco recalcó la importancia de terminar cuanto antes con el proceso.

“Acotar el tiempo para acabar con la incertidumbre que generan situaciones como estas”. Un mensaje claro que el ejecutivo vasco repitió apenas unos días después, cuando intervino en las jornadas financieras que organiza Deusto Business School.

"Decepción e indignación"

Lo cierto es que las reuniones se han sucedido desde el cierre de la fusión mercantil y la primera propuesta de la entidad y, cuando restan apenas 15 días para que venza el plazo, ni se ha reducido la incertidumbre ni las posturas parecen acercarse en exceso.

La última de las ofertas de Caixabank ha generado en los sindicatos “decepción e indignación a partes iguales”, como reza el comunicado que distribuyeron horas después de conocerla de primera mano. Los trabajadores insisten en que las mejoras no son suficientes y, sobre todo, en que no se da prioridad al criterio de voluntariedad, dado que interpretan que la aplicación de porcentajes mínimos de adhesión en función de la edad que quiere aplicar la dirección del banco, bajo un criterio de “equilibrio generacional”, es interpretado por los sindicatos como un señal de “forzosidad”.

Confianza en el acuerdo

Los plazos se han prorrogado hasta el día 29 de junio. Si el proceso va más allá, la fusión habrá topado con el primer incumplimiento de un aquilatado calendario que, sin embargo, se ha seguido a rajatabla. No será una tragedia ni algo que acabe de un plumazo con los beneficios de la operación; pero sí se trata de un factor que preocupa, y mucho, en la planta noble. No paran de hacer números con las reivindicaciones de los sindicatos sin que, por ahora, salgan las cuentas.

En realidad, ambas partes confían aún en un acuerdo antes del toque de la campana. Dada la magnitud de la empresa, lo más probable es que la noticia no fuera irse más allá del plazo en este capítulo, sino haber cumplido punto por punto los anteriores. Pero no dejaría de ser un magro consuelo. Especialmente, porque lo más delicado de la fusión, esto es, la integración de los sistemas, aún tiene muchas etapas por quemar. Y toda interferencia puede resultar, entonces sí, fatal.