El chef Romain Fornell ha presentado esta semana Tejada Mar, el restaurante que abrió debajo del Hotel W justo antes de la pandemia… y que ha permanecido cerrado todo este tiempo por este motivo. El cerrojazo, no obstante, le ha permitido acometer una profunda remodelación del local, en la que ha invertido un millón de euros. Todo ello, mientras el cocinero espera la resolución de su demanda contra Generali, que se niega a compensarle por las pérdidas sufridas en otros de sus locales en los últimos meses.
Tejada Mar es el último de los restaurantes del grupo Goût Rouge (gusto rojo, por el sentido que permite disfrutar de la comida y por el color de la pasión) de Fornell. Es, asimismo, hermano de otro de los establecimientos del cocinero, Casa Tejada, ubicado al lado del Turó Park. La “versión marinera” mantiene el espíritu del local original, pero añade arroces y mariscos a su carta. Y unas vistas únicas del skyline de Barcelona en primera línea de mar. El chef define su propuesta como una cocina sin artificios, en la que se apuesta por la calidad de la materia prima y la mínima manipulación del producto.
Precio: de 40 a 45 euros por persona
Fornell abrió Tejada Mar a finales del 2019, cuando apenas había noticias del virus, y tuvo que bajar la persiana en marzo del 2020, momento en el que estalló la pandemia y en España se decretó el estado de alarma y el confinamiento. Reconoce que en verano pudo abrir un par de meses… y hasta ahora. Tras la reforma, el restaurante presenta una imagen renovada, con dos espacios delimitados (un comedor interior acristalado, de 100 metros cuadrados, y una terraza, de 90 metros cuadrados, cubierta con una pérgola con vistas al mar) con capacidad para 100 personas.
Ubicado en el paseo del Mare Nostrum 19-21 de Barcelona, a los pies del icónico hotel 5 estrellas, el Tejada Mar divide su carta en diferentes apartados: para picar (hay que probar las croquetas de jamón y las cigalitas Robuchon con albahaca), ensaladas y fríos, pasta y arroz, Oyster bar (carpaccio de atún toro con mostaza y ostras especial Sorlut con mignonette, procedentes de Marènnes, y cangrejo real de Alaska con mayonesa de wasabi, entre otros), brasa (entrecot corte japonés, bogavante azul al ajillo...) y un surtido de postres caseros, entre los que destacan el cheesecake Salvador Dalí, la mousse de chocolate, los bocados de piña con Malibú, y sus helados. La oferta se completa con una fórmula para compartir con cuatro entrantes, paella y postre, a 45 euros por persona.
Carta de cócteles
Más allá de la comida, el restaurante marinero también ofrece una amplia selección de cócteles, para disfrutar de los atardeceres frente al mar con una copa (con y sin alcohol) y en un ambiente relajado. No faltan los clásicos (daiquiri, mojito, margarita, piña colada…), pero tampoco los especiales tropical swing (maracuyá, lima-limón, haba tonka, cachaça) y apple psico sour (pisco, manzana, lima-limón, azúcar, clara de huevo). En la carta de vinos y espumosos hay 40 referencias; predominan los elaboradores nacionales y franceses.
En el momento de su reapertura, Tejada Mar cuenta con 14 empleados. Sirve de miércoles a domingo, a partir de la una de la tarde, pero Fornell confía en abrir los siete días de la semana antes del inicio del verano. “Lo más difícil es contar con un buen equipo”, concluye el chef, que reconoce que la zona en la que se ubica su nuevo negocio --un lugar con media docena de restaurantes, bajo el hotel W-- todavía conserva un aire de cierta exclusividad y cuidado dentro de lo que es hoy Barcelona. Con todo, el comedor está pensado para atraer al público local, sin despreciar al turista.
Un prodigio de los fogones
Romain Fornell fue el chef más joven en conseguir una estrella Michelin por el restaurante Chaldette en 2001. En 2004, abrió Caelis, en el hotel Palace de Barcelona, por el que ganó su segunda estrella y se consagró como el único cocinero con uno de estos galardones en Francia y otro, en España. Asimismo, es el chef director del Hostal de La Gavina de S’Agaró y, en 2017, trasladó Caelis al hotel Ohla, en el que ahora gestiona todos los espacios de restauración.
Goût Rouge cuenta ya con una decena de restaurantes. Están ya casi todos operativos, pero han permanecido cerrados durante muchos meses a causa de la pandemia y las restricciones impuestas para frenar el avance del SARS-CoV-2. Las pérdidas son cuantiosas, pero para algo existen los seguros. Sin embargo, Generali se niega a compensar a los locales del grupo al considerar que esta situación excepcional no está contemplada en ningún contrato. Son siete los negocios de Fornell que incluyen esta cláusula de cobertura (de hasta 90 días por comedor; cerca de un millón de euros en total). La causa está judicializada, a la espera de resolución, previsiblemente antes de final de año.