Sin sorpresas en el máximo cónclave de CCOO de Cataluña. La candidatura única de Javier Pacheco a la secretaría general se alzó ayer con el 95% de los votos de los delegados congresuales, como pronosticaba el elevado número de avales recogido por el líder sindical. El respaldo masivo se extendió a la nueva ejecutiva diseñada por el dirigente, así como al informe de gestión de la cúpula saliente
"Esto es una balsa de aceite, ¿no crees?", comentaba entre risas un delegado. Lo cierto es que el congreso devino un puro trámite para revalidar a Pacheco al frente de la organización por un segundo mandato. Ni los debates estatutarios ni las discusiones programáticas hicieran mella en el espíritu de consenso en el seno de la entidad --el plan de acción fue apoyado por el 97,16% de asistentes--. Es más: el escrutinio se adelantó incluso una hora. A las siete de la tarde --una hora antes de lo previsto--, los delegados solventaron el expediente y emitieron su decisión sobre la figura del secretario.
Vuelve la conflictividad
Unidad interna que contrasta, sin embargo, con algunas señales externas preocupantes. De ello son conscientes tanto los afiliados como algunos de los miembros de la futura cúpula, que ven con inquietud tanto el baile de nombramientos del Govern como el más que probable retorno de la conflictividad social tras la fase aguda de la pandemia.
En los corrillos del congreso se hablaba más del contexto económico y político, antes que de las dinámicas propias del sindicato. "CCOO sale reforzada de estas elecciones. No hay familias internas, se han pactado resoluciones entre todas las voces, como la de contexto político. Lo preocupante es la economía", resumía un representante de la federación de servicios a la ciudadanía. Quizá el único resbalón de la jornada fue la queja formulada por Pacheco de la prisión de los Jordis, que disgustó a una parte de la afiliación.
El día después del Covid
Más allá de este punto, el dirigente dio algunas claves de los retos que planean sobre la entidad. Dignificación del trabajo, apuntalamiento del Estado del Bienestar y derogación de la reforma laboral: tres claves que, pese a formar parte de las reclamaciones habituales de CCOO, cobran ahora fuerza tras la erosión provocada por el Covid-19. Se espera que Pacheco detalle estas cuestiones este mismo domingo o en los próximos días, cuando se reúna por primera vez la nueva ejecutiva.
Eso no significa que el sindicato no haya introducido otros objetivos ajenos a la gestión del día después del virus. Entre estos se hallan el pacto verde europeo, una propuesta que amalgama la lucha contra el cambio climático con propuestas para reenfocar la economía hacia un modelo más sostenible y circular. Pero también el refuerzo de áreas incipientes como las nuevas realidades laborales, tales como los riders o las trabajadoras domésticas, que merecerán un área propia en el órgano decisorio.
Horizonte incierto
Pacheco todavía tiene que desvelar algunos flecos de la nueva cúpula, que combinará cargos de la ejecutiva saliente con rostros nuevos. Una dirección en la que destacarán afiliados como Michela Albarello, organizadora del congreso, o veteranos como Andrés Querol (secretario de organización) y Ricard Bellera (secretario de trabajo y economía). Pero está claro que la mochila del Covid puede perturbar las líneas maestras planeadas por el propio congreso.
Las dudas sobre la recuperación del turismo o la supervivencia de las empresas tras la retirada de los ERTE condicionarán la ejecutoria de una organización consolidada a nivel interno pero que, como el resto de agentes sociales, se enfrenta al interrogante del día después del Covid. Un horizonte incierto que, cuanto menos, encontrará a una organización engrasada y cohesionada en torno a un líder de consenso.