Uno de los repartidores de Glovo afectado por la 'ley rider' / EP

Uno de los repartidores de Glovo afectado por la 'ley rider' / EP

Business

Las logísticas de última milla, las grandes beneficiarias de la 'ley rider'

La normativa abre la puerta a la externalización de las flotas pese a las advertencias de sindicatos y colectivos de repartidores sobre las condiciones laborales de las subcontratas

13 mayo, 2021 00:00

La ley rider acaba de nacer... y ya presenta problemas. Las principales compañías de reparto de comida a domicilio --Deliveroo, Stuart, Glovo y Uber Eats-- se pronunciaron ayer contra una normativa que obliga a convertir a sus repartidores en asalariados antes del 12 de agosto. La regulación tampoco satisface a algunos colectivos de riders como APRA y RepartidoresUnidos.org ni convence del todo a los sindicatos, pese a que estos últimos califican la medida como un paso en la buena dirección.

Sin embargo, la ley ha hallado una acogida entusiasta entre las logísticas de última milla. Empresas como Deelivers Mox consideran que consolida su modelo de gestión. Es más: las privadas esperan que las tecnológicas llamen a su puerta para subcontratar las flotas necesarias para entregar los pedidos. De este modo, evitarían la internalización de sus plantillas y aprovecharían un instrumento al que ya recurre algún operador del sector.

Alternativa para las plataformas

Así lo asegura Adrián Pena, consejero delegado de Deelivers. "Llevamos siete años operando para Just Eat. Ahora esperamos que una parte del negocio llegue a nosotros", indica. En la actualidad, esta empresa cuenta con más de 1.000 riders en nómina en 23 ciudades españolas que distribuyen los tickets de restaurantes, supermercados y otros puntos de venta. Tras la aprobación de la norma, Deelivers ve reforzada su alternativa e incluso vislumbra la opción como una solución óptima que rebaje el enfrentamiento entre trabajadores y aplicaciones tecnológicas.

Esta posición contrasta con las críticas llegadas de los propios repartidores y de algunas organizaciones como CCOO y UGT. Sorprende, además, la coincidencia de dos sectores enfrentados en este debate. Por un lado, se apunta a la posible cesión ilegal de trabajadores en manos de compañías que solo actúan como pantalla de las digitales, quienes marcan realmente las condiciones de trabajo. Por el otro, se denuncia la precariedad laboral que rige en algunas de estas mercantiles.

¿Liberados del algoritmo?

Pena rebate estos puntos. "No dependemos del algoritmo de las plataformas. Trabajamos con criterios globales pactados con nuestros clientes, pero nos organizamos nosotros mismos", argumenta. Además, subraya que durante los siete años de colaboración con Just Eat, Inspección de Trabajo ha realizado un escrutinio de sus prácticas sin detectar ninguna incidencia.

No es la única logística con buenas vibraciones sobre las consecuencias de la legislación. Un portavoz de Mox celebra la iniciativa del Gobierno. "Ahora todos trabajamos en la misma liga. Siempre hemos defendido la competencia en igualdad de condiciones. Por nuestra parte, hemos optado en todo momento por trabajadores asalariados y por cumplir nuestras obligaciones con la Seguridad Social", remarca.

Repartidor de Deliveroo / EP

Repartidor de Deliveroo / EP

Vigilancia sindical

Mox pronostica la apertura de un "mercado interesante" y, al igual que Deelivers, rechaza que su modelo esquive la voluntad de la ley. En este sentido, la firma destaca que la parte sustancial de la actividad económica de Glovo y Deliveroo no pivota entorno a los trabajadores, sino en el desarrollo del software. Por eso consideran que su negocio encaja perfectamente con la medida recién aprobada, al igual que ocurre con otras externalizaciones en múltiples ámbitos económicos. Así lo expresa Jaume Boada, country manager de Mox: “Hay que tener en cuenta que el trabajo que se realiza es el de reparto en el que se recoge un producto terminado que el repartidor no manipula y transporte del punto ‘x’ al punto ‘y’. Trabajamos con supermercados para el envío de compras a clientes, con el envío de pruebas PCR a laboratorio, comida elaborada a clientes finales, muestras de productos y también productos tech”.

Las organizaciones laborales no lo ven del mismo modo. Carmen Juares (CCOO) pone en duda este aserto en base a las sentencias que especifican que, mientras los requisitos clave del servicio dependan de las plataformas (tarifas, trayectos, indumentarias, etc.), no se puede eludir la relación de ajenidad. Es decir, el estatus de asalariados de los trabajadores. El sindicato estará vigilante y no descarta acudir ante Inspección o los tribunales para dirimir la viabilidad de esta alternativa. En especial, preocupa la aplicación del convenio de mensajería en vez del de transporte de mercancías por carretera, que abarata los contratos. Desde empresas como Mox justifican que se aplica cada marco laboral en función de la ocupación concreta del trabajador.

Las empresas guardan silencio

Por el momento, las empresas implicadas mantienen su silencio. Las compañías agrupadas en la Asociación de Plataformas de Servicios bajo demanda (APS) --organización desvinculada de la patronal Adigital, donde hasta ahora se encuadraban las tecnológicas de food delivery--, no han querido posicionarse sobre si recurrirán o no a este instrumento. Tampoco Glovo, Uber Eats ni Deliveroo han expresado su posicionamiento respecto a esta posibilidad. En un comunicado, APS ha declarado que la regulación se ha aprobado "por la vía de urgencia y sin debate parlamentario" y que puede colisionar con la normativa que se prepara a escala europea.

Tampoco Jordi Mateo, presidente de APRA, se muestra satisfecho con la legislación. "Si se avanza hacia la subcontratación de los repartidores, estamos ante una mala señal. Justamente aquí es donde nos encontramos la contratación precaria: contratos de un mes, ningún tipo de seguridad a largo plazo, salarios bajos... en estas empresas te avisan en dos horas para que cojas la bici", explica. "No es la solución", resume el portavoz, que apuesta por imitar el modelo del ecosistema que impera en Francia e Italia. La ley, por el momento, parece que no ha gustado a nadie más que a las logísticas.