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Fluidra, el botín de 1.900 millones de euros de seis familias catalanas

La compañía formará parte del Ibex 35 merced a una meteórica trayectoria bursátil en los últimos años que ha más que duplicado su capitalización y ha hecho de oro a sus fundadores

28 marzo, 2021 00:00

El flamante nuevo componente del Ibex 35, Fluidra, tiene reservado un lugar de privilegio en la fotografía de la mayor crisis bursátil de las últimas ocho décadas. En ella, aparecerá como una de las cotizadas más revalorizadas de los últimos 12 meses, infames para buena parte del Mercado Continuo, incluyendo la gran banca y clásicos como Telefónica y Repsol. En este tiempo, la capitalización de Fluidra se ha disparado el 168%, para superar los 4.650 millones de euros.

En realidad, los últimos tres años no van a ser fáciles de olvidar en Fluida; tampoco van a querer hacerlo nunca sus directivos y accionistas, en especial, las cuatro familias fundadoras, que se mantienen firmes en el capital de una empresa que ya poco tiene que ver con la modesta aventura iniciada hace más de 50 años, allá por las postrimerías de la década de los 60. Hoy, Fluidra vale 2,5 veces más que al cierre de 2018, año de su fusión con la estadounidense Zodiac, la operación que terminó de posicionar a la compañía en el mundo.

La apuesta de Puig y Godia

Estas cifras han convertido a la empresa especializada en equipamientos para piscinas y tratamiento de aguas en un preciado botín para seis familias catalanas, cuyo patrimonio en la empresa roza los 1.900 millones de euros. A los fundadores, los Planes, Garrigós, Serra Duffo y Corbera, hay que añadir otras dos, de ilustre apellido empresarial: Puig y Godia, que invirtieron en Fluidra en épocas sin tanto oropel y cuya apuesta ha resultado todo un éxito.

Sin embargo, ni los más optimistas hubieran podido imaginar que aquella pequeña empresa que comenzó con una facturación de apenas 9.000 euros al cambio fuera a estar valorada medio siglo después en más de 4.600 millones.

Del seminario a las piscinas

Bien podría decirse que una parte empezó en un seminario de La Seu d’Urgell (Lleida), donde un preadolescente Joan Planes, en la actualidad presidente de honor de Fluidra y padre del actual presidente, Eloi Planes, decidió que su futuro no iba a pasar por el ejercicio del sacerdocio.

Eloi Planas, presidente ejecutivo de Fluidra / CG

Eloi Planas, presidente ejecutivo de Fluidra / CG

La Iglesia perdió un elemento pero la sociedad ganó un ingeniero metalúrgico con iniciativa. Y la vida cruzó su camino con el de Robert Garrigós, dedicado al negocio de materiales para la fabricación de piscinas, la mayoría provenientes de la meca de esta industria, EEUU. Juntos convencieron a Bernat Corbera y a Joan Serra, socios capitalistas de la compañía para la que trabajaba Garrigós, con el fin de embarcarse en un proyecto que permitiera la fabricación de componentes metálicos para piscinas en su tierra, sin tener que recurrir siempre a la importación norteamericana.

Vocación internacional

Así nace en 1969 Astral Sociedad Anónima de Construcciones Metálicas, el germen de la actual Fluidra. Y con los cuatro socios que ya no iban a separarse.

Desde el primer momento, Astral tuvo una decidida vocación internacional. Su cercanía geográfica con Francia convirtió al país vecino en el primer destino de sus negocios más allá de las fronteras. Y también, el de su primera fábrica en el exterior, al que pronto seguirían Italia, aún en los 70, Alemania y Reino Unido.

La entrada de Banco Sabadell

Los 80 marcaron la diversificación del negocio de Astral; sin abandonar nunca el ámbito de las piscinas, la empresa creó divisiones enfocadas a la fabricación de válvulas para la conducción de fluidos y al tratamiento de aguas. De esta época surgen las firmas Cepex, CTX y Astramatic, que pronto se consolidan en el plano internacional.

Con el cambio de siglo, nace el grupo Aquaria, focalizado en los negocios relacionados con el ámbito de la piscina, para cuya expansión los fundadores contarán con el apoyo de la entidad financiera que lleva el nombre donde se ubica la sede de la empresa: Banco Sabadell, que adquiere el 20% de la compañía a las familias fundadoras que, así, abren por vez primera el capital a terceros.

Salto al parqué

EEUU vuelve a cruzarse en el camino de la entonces llamada Aquaria (no era la primera vez ni sería la última). Con implantación en el país norteamericano desde los tiempos de Astral, el interés por hacerse con el control de la empresa catalana es creciente pero, finalmente, los fundadores optarán por la salida a bolsa para poner en valor su inversión y permitir además al Sabadell recoger también sus frutos.

Cinco años después y ya con el nombre actual de Fluidra, los accionistas de Aquaria colocan en el mercado el 51% de la firma, un paquete valorado en algo más de 360 millones de euros, de los que cerca de 315 millones corresponden a los fundadores. En los años siguientes, el Sabadell se irá deshaciendo progresivamente de su participación a través de diversas colocaciones.

Fusión con Zodiac

En 2012, Manuel Puig, vicepresidente ejecutivo del grupo de cosmética y perfumería, adquiere en el mercado de bloques un paquete de algo más de un 4% de Fluidra, cuando las acciones de la compañía cotizaban por debajo de dos euros. Una inversión de apenas 8,5 millones de euros que incrementó posteriormente hasta llegar a superar el 6% del capital, seis años después, cuando Banco Sabadell ya había salido por completo del accionario.

Piscina de Fluidra / FLUIDRA

Piscina de Fluidra / FLUIDRA

Ese año 2018 supone un punto de inflexión para Fluidra. Los norteamericanos vuelven a aparecer en escena pero, en este caso, no como depredadores sino como aliados. La fusión con Zodiac hace que Fluidra tome dimensiones de empresa de referencia en el mundo. Y, al mismo tiempo, provoca un vuelco en su capital. Por primera vez en la historia, la participación de los fundadores, sindicada desde la salida a bolsa, no es la más voluminosa.

Los fundadores recuperan el control

El fondo Rhône Capital, propietario de Zodiac, suscribe en su totalidad una ampliación de capital para canjear sus títulos de la empresa americana por los de Fluidra y pasa a ostentar algo más del 41%.

En estos tres años, la situación ha vuelto al escenario original, toda vez que Rhône Capital ha llevado a cabo tres colocaciones en el mercado que han reducido su participación al 21% (frente al 28,8% de los fundadores, un 25% sindicado) y que han convertido en rentable la operación.

Sin límites

Por su parte, Puig, que quedó diluido debido a la ampliación, volvió a comprar acciones para alcanzar el 5% que posee en la actualidad. Un paquete de títulos valorado en algo más de 180 millones de euros, fruto de inversiones que no superaron los 60 millones.

Los últimos en incorporarse a Fluidra han sido los Godia, que afloraron una participación por encima del 3% a inicios del presente año, que rápidamente han elevado al 5% por motivos fiscales. Una apuesta que, por ahora, requerirá de algo de paciencia para hacer rentable. Porque el techo de Fluidra cobra cada vez más el color del fondo de sus piscinas.