El Covid-19 ha modificado por completo la manera de viajar. Las largas colas en los controles de equipaje han dado paso al silencio sepulcral. En estos momentos hay instantes en los que el número de vigilantes de seguridad es mayor al de pasajeros, una realidad impensable hace un año pero que seguirá vigente hasta que la vacuna propicie superar la mal llamada nueva normalidad. En este contexto, Vueling lo tiene claro: mantener la conectividad doméstica, cueste lo que cueste.

La forma de viajar ha cambiado completamente y las aerolíneas han tenido que adaptarse para atraer a clientes temerosos de perder su dinero. A ellos, el grupo con base en el aeropuerto Josep Tarradellas-Barcelona-El Prat ha sabido darles la tranquilidad que necesitan.

 

 

Spot de Vueling anunciando sus nuevas medidas de seguridad frente a la pandemia / VUELING

Datos catastróficos

Los resultados financieros de las operaciones de IAG, holding del que forman parte Iberia y Vueling, experimentaron perdidas, antes de partidas excepcionales, por valor de 3.200 millones de euros durante los nueve primeros meses del año. Este dato contrasta con el beneficio de 2.520 millones conseguido en 2019, cuando el virus aún no había impactado en la forma de movernos por todo el mundo. 

Los ingresos del grupo cayeron el 71,4%, hasta situarse en los 4.888 millones (17.078 en el mismo periodo de 2019). Los datos del primer semestre muestran cómo el número de pasajeros también se precipitó a la baja. Se contabilizaron 20,38 millones, el 63,5% menos si se comparan con 2019, al año previo al Covid.

Mantener la conectividad

Durante la campaña de Navidad, la compañía incrementará sus rutas directas desde Barcelona de 41 a 65. La mayor afluencia de viajes prevista ha permitido programar más vuelos y “garantizar un mínimo de una frecuencia diaria por destino operado”, explica Manuel Ambriz, director comercial de Vueling. De esta forma, se llegará a los 850 trayectos semanales desde el aeródromo barcelonés.

Avión de Vueling con la imagen de Tenerife / EP

Bajo la misma premisa de prever más desplazamientos por los festivos, la compañía ha reforzado su compromiso con la conectividad dentro del Estado. De esta forma, Vueling añadirá rutas adicionales hacia Bilbao, Palma de Mallorca, Gran Canaria, Ibiza, Fuerteventura y Sevilla, entre otras rutas. Un ejemplo es el de Palma, uno de los destinos en los que más trabaja la compañía. De cara al 25 de diciembre, la aerolínea española garantiza cuatro conexiones entre las islas y la capital catalana. “Estamos comprometidos en mantener un perfecto equilibrio entre beneficio empresarial y el del pasajero”, detalla Ambriz.

Los viajeros en el centro

Los clientes que reserven con Vueling disponen desde el primer momento de información actualizada sobre las restricciones que hay en el lugar de destino. La compañía les ofrece la oportunidad de “hacerse una PCR a precio reducido, dado que, por ejemplo, tenemos un convenio con el Grupo Quirón". Además, ha flexibilizado al máximo las políticas para cambiar vuelos o los datos de los pasajeros que viajan.

En todo momento se intenta mantener la seguridad del pasaje frente al virus, señala el directivo. Entre las recomendaciones generales está la de realizar la facturación online. Además, se recuerda que el embarque se realizará en un orden estricto para evitar las aglomeraciones del pasado. La crisis sanitaria no las permite. 

“Cada pasajero que entra en el avión recibe una toallita higienizante, y en la medida de lo posible, se intentan dejar asientos libres entre unos y otros”, explica el ejecutivo. Además, “de forma periódica hacemos PCR a toda nuestra tripulación y los aviones cuentan con filtros de aire, que lo renuevan 20 veces por hora”, detalla. Dos cuestiones con las que se pretende reforzar el mensaje de que viajar con avión es seguro en el nuevo panorama que deja el coronavirus. 

Evitar daños mayores

La Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA) solicitó a principios de marzo la supresión de la política de slots. Se amparó en la caída que había experimentado la demanda para congelar el reparto de franjas horarias para el aterrizaje y el despegue de las aeronaves. Cada aerolínea tiene asignada una franja horaria concreta para cada destino que opera y, si no la cumple, su vuelo queda retrasado hasta que los demás aviones que la siguen hayan despegado.

Un joven mira su movil sentado junto a su maleta, junto al puesto de la compañía, Vueling en el Aeropuerto 'Josep Tarradellas Barcelona El Prat' / EUROPA PRESS

Antes de la pandemia las reglas de asignación establecían que las compañías, en circunstancias normales, debían operar el 80% de los slots adjudicados. Si no lo hacían, se las penalizaba de cara a la temporada siguiente. Pero lo largo del último verano y el final del ejercicio en curso “hubo en acuerdo entre aerolíneas, administraciones y IATA por el que se daba permiso para no volar, sin ser penalizado, dada la situación”, explica Manuel Ambriz, que también es miembro del comité de dirección de Vueling. En estos momentos, hay una negociación en marcha con la CE para prolongar la flexibilización. “Se espera que esta regla se extienda de cara al verano de 2021”, añade el directivo. 

Vivir al día

Cabe tener en cuenta que la aviación es uno de los sectores cuyo escenario de referencia para definir la actividad es más volátil. Los países europeos e incluso las autonomías, en el caso español, modifican las directrices de movilidad casi de forma semanal. El repunte de contagios que hace temer una tercera ola ha propiciado un aluvión de nuevas restricciones de diferente índole. Ante esta situación, desde la cúpula de Vueling explican como se han adaptado a trabajar con cambios diarios. “Estamos muy pendientes de lo que se va aprobando y revisamos de forma regular las implicaciones que tiene el contexto en la demanda y en nuestra operatividad”, explica Ambriz.

Varios turistas de diferentes países llegan a un aeropuerto en España con mascarillas / EP

A pesar de todo, añade, “tratamos de adaptarnos y de garantizar que aquellos que cumplan los requisitos se puedan desplazar”. Reitera que el objetivo actual de la aerolínea es garantizar el servicio doméstico mínimo que cumple con dos funciones. Da un servicio necesario a los que no disponen de otra alternativa para desplazarse en el territorio y permite una actividad mínima que les mantiene a flote a nivel empresarial. Todo ello, con una perspectiva menos pesimista de cara al año próximo por el cambio de paradigma que puede suponer la vacuna del Covid-19.