Un selecto grupo de empresas cotizadas ha hecho bueno el precepto de que cuando no existe un objetivo claro para invertir no hay mejor destino para ese dinero que sus propias acciones. Al menos, así ha ocurrido desde que estalló la pandemia del coronavirus, una de cuyas consecuencias más notables fue el desplome de las bolsas. En un escenario de precios en mínimos, cerca de una decena de componentes del Ibex ha optado por reforzar sus autocarteras con inversiones que suman más de 2.500 millones de euros.

Numerosas compañías han anunciado al mercado en el transcurso del año la puesta en marcha de un programa de recompra de acciones. Uno de los estímulos más notables ha sido el bajo precio al que cotizan los títulos como consecuencia del desplome sufrido por los mercados y que los índices empiezan a dar por superado.

El tirón de las vacunas

De hecho, la reacción de las bolsas en el mes de noviembre, gracias a las noticias alentadoras sobre los resultados de los ensayos de las vacunas contra el Covid-19 en las que trabajan laboratorios como Pfizer, Moderna o AstraZeneca, ha hecho que las empresas que apostaron por reforzar su autocartera acumulen ya una plusvalía latente media del 20%.

En lo referente al volumen de compras, ACS e Iberdrola han sido las compañías más activas en la compra de títulos propios desde el inicio de la pandemia. Ambas se cuentan entre las cotizadas que anunciaron un programa de recompra que les ha llevado a invertir en torno a 685 millones de euros, en el caso de ACS, y cerca de 650 millones por parte de la energética que preside Ignacio Galán.

Parón de actividad

Las acciones de ACS llegaron a perder un 64% en apenas un mes. El grupo de construcción y servicios fue de los más penalizados por la pandemia como integrante de sectores que padecieron los efectos de la parada total de la actividad como consecuencia del primer estado de alarma decretado por el Gobierno y las medidas restrictivas aplicadas en muchos de los países donde opera.

Las inversiones de la empresa en títulos propios han contribuido a una notable recuperación, que se traduce en un repunte superior al 145% desde que las acciones tocaron suelo, a mediados del pasado mes de marzo. Actualmente, la autocartera de ACS supera el 7% del capital.

El protagonismo de Repsol

En este sentido, el caso de Iberdrola es muy diferente. El descenso máximo de la cotización de la eléctrica en este turbulento periodo no llegó al 30% y la compañía se encuentra entre las escasas empresas del Ibex que ha sido capaz de recuperar e incluso superar el precio de cotización anterior al desplome generalizado de las bolsas.

Repsol y Telefónica constituyen otros dos ejemplos significativos. La primera, muy presionada por los descensos de los precios del petróleo como consecuencia de las negativas previsiones de demanda para los próximos años, no sufrió un castigo tan radical al inicio de la pandemia (en torno al 35% durante las primeras semanas) pero sí ha sido uno de los valores al que más tiempo le ha llevado remontar el vuelo. De hecho, hasta finales del pasado mes octubre cotizaba aún por debajo de los precios que reflejaba cuando los mercados bursátiles tocaron suelo.

Los planes de Imaz

No obstante, el repunte del crudo y la buena acogida que ha tenido entre los inversores su nuevo plan estratégico, que le hace menos dependiente de la evolución del barril, ha hecho de Repsol uno de los principales responsables del histórico mes de noviembre que ha registrado el Ibex, el mejor de su trayectoria, con una subida del 25%.

Los avances de Repsol han duplicado ese ritmo, lo que ha revalorizado de forma notable la autocartera que ha adquirido en este tiempo. Precisamente, durante la presentación del plan estratégico a los analistas, el consejero delegado de la compañía, Josu Jon Imaz, resaltaba que la compañía contaba con un paquete de unos 70 millones de títulos propios comprados a un precio medio de 7 euros. La cotización actual supera los 8,5 euros.

Mínimos de 25 años

En el caso de Repsol, esas acciones serán destinadas a las recompras previstas en el plan, acciones que posteriormente se amortizarán para completar la remuneración al accionista. Imaz confirmó que las citadas 70 millones de acciones se incluyen en el programa de recompra, que prevé 200 millones de títulos hasta 2025. Las plusvalías están prácticamente aseguradas.

Mientras, el esfuerzo de Telefónica se ha traducido en unos 190 millones de euros en una de las acciones más penalizadas por el impacto del Covid-19. Durante la crisis de los mercados, la compañía que preside José María Álvarez-Pallete ha llegado a perder la referencia de los tres euros por acción y ha caído a sus mínimos de los últimos 25 años. Como ha ocurrido con Repsol, la operadora ha sido uno de los tractores del Ibex en su notable remontada, con avances superiores al 35% en el último mes, con lo que ya empieza a poder rentabilizar su apuesta por sus propias acciones.

Los bancos, la obligada excepción

En este movimiento no ha participado el sector financiero, pese a que sus acciones también han sido fuertemente golpeadas por la pandemia. Sin embargo, en su caso las restricciones a los sistemas de remuneración al accionista y las exigencias de refuerzo de capital han impedido aprovechar precios mínimos en el último cuarto de siglo, como se han dado en valores como Santander y BBVA.

No obstante, este último ya ha anunciado en alguna ocasión su intención de poner en marcha un ambicioso programa de recompra de acciones al que destinar parte del exceso de liquidez con el que cuenta tras vender su negocio en EEUU y tras fracasar en su primer intento por absorber al Banco Sabadell. La decisión dependerá del levantamiento de restricciones por parte del Banco Central Europeo a los sistemas para remunerar al accionista.

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