El nuevo plan estratégico a cinco años de Repsol prevé inversiones de 18.300 millones de euros hasta 2025, año en el que pretende alcanzar un resultado bruto de explotación (Ebitda) de 8.000 millones de euros.
La compañía ha presentado al mercado una hoja de ruta que supone el primer paso hacia su ambicioso objetivo de convertirse en empresa neutra en carbono en 2050. Para ello, el 30% de la inversión irá destinado a proyectos de bajas emisiones.
Barril a 50 dólares
Repsol establece un escenario de 50 dólares por barril de petróleo a lo largo de todo el periodo, con el que prevé que su plan quedará autofinanciado. En 2025, la compañía que preside Antonio Brufau espera lograr un beneficio por acción de 1,8 euros por título, un 80% por encima del registrado en 2019.
Mientras, la compañía también se fija como objetivo una remuneración al accionista superior a un euro por acción con la combinación entre dividendo en efectivo (que subirá un 25% durante los cinco años del plan) y recompra de acciones, a la que destinará entre 1.400 y 2.000 millones de euros.
Hasta 7,5 GW de renovables
Uno de los pilares del nuevo plan es el impulso de Repsol como actor de relevancia en el terreno de las energías renovables, con una inversión prevista hasta 2025 de 5.500 millones de euros. El objetivo de la compañía pasa por contar con una cartera de 7,5 GW en 2025 y duplicarla en 2030 (con presencia en las tecnologías eólica, fotovoltaica y bombeo, en este último caso solo en España).
Repsol prevé que esta cartera se incremente a un ritmo anual de 500 MW hasta 2025; posteriormente, se incrementará a más de un 1 GW por año hasta 2030, todo ello únicamente con crecimiento orgánico. La empresa también pretende poner en valor a medio plazo este negocio con la entrada de socios o bien a través de una eventual salida a bolsa, como ya adelantó el consejero delegado de Repsol, Josu Jon Imaz, en la última presentación de resultados.
Superar la crisis en 2022
La nueva Repsol contará con cuatro áreas negocios. Además de la citada de bajas emisiones, dispondrá de unidades de upstream (producción), industrial y clientes. Esta última presenta unos objetivos muy ambiciosos, entre los que se incluye multiplicar por cuatro los clientes digitales, hasta alcanzar los ocho millones en 2025.
La hoja de ruta diseñada por la compañía pasa por un desarrollo en dos fases. Hasta 2022, Repsol se centrará en consolidar la fortaleza financiera, con lo que se extenderán los programas de eficiencia y competitividad que se pusieron en marcha en el inicio de la pandemia. Precisamente, la empresa prevé que al cierre de este ejercicio se recuperen las cotas alcanzadas en el ejercicio anterior a la irrupción del Covid-19, con un Ebitda de 6.600 millones de euros (frente a los 6.200 millones de 2019) y un resultado neto ajustado de 1.500 millones de euros, en línea con el del pasado ejercicio.
Mantener la deuda
A partir de 2023 se iniciará la fase de crecimiento, que se autofinanciará si se cumplen las estimaciones para el precio del barril de crudo a 50 dólares.
El modelo permitirá también que Repsol cumpla los compromisos de retribución al accionista y también cerrar el ejercicio 2025, el último de vigencia del plan, con una deuda similar a la actual.
Giro estratégico
Este plan responde al histórico giro estratégico anunciado por la compañía a finales de 2019, cuando se convirtió en la primera petrolera internacional en comprometerse a ser neutra en carbono en 2050, en línea con las líneas marcadas en el Acuerdo de París, aprobado hace cinco años.
La llegada de la pandemia del coronavirus que, entre otros efectos, provocó un desplome sin precedentes en los mercados de materias primas que llevó al crudo a cotizar en negativo, trastocó los planes de Repsol, que se vio obligada a improvisar una estrategia provisional de resiliencia a corto plazo, que incluyó ahorros y recortes de inversiones de hasta 1.000 millones de euros, que la empresa ha podido cumplir con creces.
Ahorros de 2.400 millones
De hecho, la empresa estima que al cierre del presente ejercicio habrá registrado unos ahorros de 2.400 millones de euros gracias a la eficacia del plan de resiliencia que también le ha permitido generar flujos de caja positivos pese al complicado contexto en el que se ha desarrollado.
La modificación en el perfil de Repsol llevó a la empresa a realizar un ajuste en el valor de sus activos de aproximadamente 4.800 millones de euros, que ha hecho que los últimos resultados publicados haya arrojado cuantiosas pérdidas contables. Sin embargo, la recuperación de la demanda de petróleo y la subida de los precios ha hecho que la empresa vuelva a ser rentable desde el punto de vista operativo en el tercer trimestre.