Banco de España, Airef, Comisión Europea… en los últimos días el Gobierno ha recibido numerosas advertencias por parte de instituciones y organismos multilaterales sobre un exceso de optimismo en sus previsiones macroeconómicas a la sazón empleadas como base para la elaboración de los Presupuestos. Pero no es la primera vez que le sucede. Dos veces en un mismo año, de hecho. Ya antes del verano, Moncloa recibió múltiples mensajes en la misma dirección, indicaciones que el tiempo ha demostrado que iban por buen camino.
El Ejecutivo está padeciendo una particular segunda oleada con sus previsiones macroeconómicas, a la vista de que se está repitiendo con notable parecido el escenario que se vivió la pasada primavera, al hilo del primer cuadro macroeconómico aprobado por el Consejo de Ministros, que Moncloa remitió a la Comisión Europea junto a la actualización del Plan de Estabilidad.
Muchos riesgos
Por entonces, el Gobierno previó una caída del PIB del 9,1% para 2020 y una recuperación del 6,8% en 2021. Precisamente, este último dato fue el que la Airef puso más en entredicho en el correspondiente informe sobre el Plan de Estabilidad.
La autoridad fiscal consideró que la existencia de numerosos riesgos, especialmente relacionados con el comportamiento de la pandemia, hacía conveniente la adopción de una actitud más prudente a la hora de elaborar las estimaciones.
Rebrotes del virus
“Pensamos que la recuperación se producirá a un ritmo más lento de lo que prevé el Gobierno debido a que existen muchos riesgos en torno a ella”, aseguró por entonces la directora de Análisis Económico de la autoridad fiscal, Esther Gordo. Y el propio organismo mencionó entre esos riesgos la posibilidad de un fuerte rebrote de contagios en otoño, lo que le llevó a diseñar dos escenarios. En el más pesimista, que contemplaba los citados repuntes de casos de coronavirus, la caída del PIB en 2020 se calculaba en un 11,7%.
También en aquel momento la Airef estimaba que los cálculos de Moncloa para el déficit público (un 10,3% al cierre del año, frente al 11% del organismo que preside Cristina Herrero) pecaban de exceso de optimismo, así como las cifras en torno a la recuperación del empleo.
Escenarios alternativos
No fue la única institución que decidió dibujar varios escenarios dado lo excepcional e inédito de la situación. El Banco de España hizo lo propio en su informe trimestral sobre la economía española. Igualmente, el más pesimista preveía nuevas medidas restrictivas por parte de la Administración después del verano por posibles rebrotes, lo que llevaría al PIB a desplomarse un 12,6% en 2020.
Mientras tanto, los cálculos de organismos internacionales también sugerían que las estimaciones oficiales del Gobierno podrían haber minusvalorado el impacto de la crisis. La Comisión Europea estimaba por entonces que la caída del PIB en 2020 sería del 10,9% (casi dos puntos más), mientras que el Fondo Monetario Internacional (FMI), hasta ahora el más pesimista, se iba hasta el -12,8%.
Las críticas del gobernador
La evolución de la pandemia y de los indicadores económicos han llevado al Gobierno a revisar el cuadro macroeconómico coincidiendo con la remisión a Bruselas del Plan Presupuestario y los trabajos para sacar adelante en el Consejo de Ministros el anteproyecto de Ley de los Presupuestos Generales del Estado (PGE). Aunque la caída del PIB contemplada para 2020 es aún mayor que en la anterior estimación (-11,2%), las perspectivas con vistas al próximo ejercicio han vuelto a ser puestas en entredicho.
Uno de los análisis que más ha llamado la atención ha sido el del gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos. En su comparecencia en la Comisión de Presupuestos del Congreso de los Diputados, el máximo responsable del regulador puso en duda que los fondos europeos que Moncloa espera recibir en 2021, en torno a 27.000 millones, vayan a tener el efecto multiplicador que prevé el Ejecutivo, dadas anteriores experiencias con dineros procedentes del ámbito comunitario.
Presupuestos bajo la lupa
Precisamente, el efecto de esos fondos es el factor que ha llevado al Gobierno a prever un crecimiento de la economía para el próximo año del 9,8%, resultante de aplicar este componente al incremento inercial del 7,2% que calcula para la evolución del PIB.
Hernández de Cos no se quedó en las cifras del cuadro macro y también puso bajo la lupa aspectos contemplados en los PGE como los incrementos fiscales, a que su juicio no llegan en el momento más adecuado, o la subida de los salarios públicos.
La revisión de Bruselas
Tan sólo un día después, la Airef también expresaba sus dudas sobre el proyecto de cuentas públicas, en especial la cifra de ingresos prevista. Las previsiones de la autoridad fiscal para este capítulo rebajan las del Gobierno en algo más de 9.000 millones de euros. Para redondear el escenario de revisión, Bruselas revisó sus previsiones sobre la economía española en 2020 y llevó su previsiones de caída del PIB hasta el 12,4%, muy en línea con la estimación pesimista del Banco de España y que, además, confirmaría a España como la economía más castigada por la crisis en toda Europa.
De esta forma, la escena vuelve a repetirse apenas unos meses después, con el agravante para el Ejecutivo de que, a diferencia de lo que sucedió en primavera, ahora los autores de las perspectivas pesimistas están avalados por su actuación de entonces.