La banca busca soluciones al desplome de su rentabilidad: 43% en doce meses
Fusiones, operaciones corporativas, ajustes de plantilla… el sector financiero explora los caminos para resolver un problema cuyo origen, los tipos negativos, amenaza con perpetuarse
31 octubre, 2020 00:00El sector financiero se encuentra en una época de profundos cambios, inmerso en un panorama de operaciones corporativas, cambios de modelos, ajustes de plantillas… y todo con el objetivo de resolver un problema con incierta solución: un desplome de la rentabilidad que, sólo en los últimos 12 meses, ha reflejado una media del 43% en las principales entidades del país.
Hubo un tiempo en el que cualquier presentación de resultados bancarios que se preciara contenía tres letras mágicas: ROE (siglas del término anglosajón return over equity, entendido como la ratio entre el beneficio y el patrimonio neto de la entidad). De ellas no queda ni rastro. Ahora toca hablar de otros conceptos: digitalización, resiliencia, ratios de capital…
400 puntos básicos menos en 12 meses
“El negocio bancario está cambiando, todos lo tenemos claro”. Son palabras del consejero delegado de BBVA, Onur Genç, en la presentación ante los medios de comunicación de unos resultados trimestrales que han tenido una magnífica acogida por parte del mercado, con un repunte de la acción del 5,2% en la sesión del viernes. Esas mismas cuentas que dejaban atrás en apenas nueve meses casi 2.100 millones de euros en saneamientos del negocio en EEUU también recogían, aunque muy escondida, una caída de 400 puntos básicos en el otrora célebre ROE en un año.
Obviamente, la entidad que preside Carlos Torres no es una excepción. En el caso de Bankia, el descenso ha sido de 410 puntos básicos, de 470 para Santander… Es decir, el cambio más acusado en el negocio bancario es que el de toda la vida, prestar dinero a cambio de un interés no obtiene el rendimiento suficiente para sostenerse.
Tipos negativos
El origen del problema está localizado: los tipos de interés de la eurozona pasaron un largo tiempo en el entorno de cero para paliar la crisis financiera iniciada a finales de la pasada década y después comenzaron a explorar cotas negativas, en las que todavía permanecen. Pero la solución no puede implicar esperar a que vuelvan a subir porque amenazan con perpetuarse. Y, por el momento, ya se ha unido una crisis con otra, la del coronavirus, sin que el precio oficial del dinero de la eurozona haya vuelto a su ser.
A comienzos de año, cuando la pandemia del Covid-19 tan sólo llegaba hasta Europa en forma de extraños rumores procedentes de la, cada vez menos, pero aún lejana China, el presidente de Bankia, José Ignacio Goirigolzarri, lamentaba en la presentación de los resultados anuales de la entidad que las previsiones que manejaban acerca de que los tipos podrían comenzar a subir a finales de 2021 no tenían pinta de cumplirse. “Me temo lo peor”, decía por entonces. Pero “lo peor” consistía en que sería, a más tardar en 2022.
Al menos, cuatro años más
Ocho meses después, el escenario era totalmente distinto. El ejecutivo vasco comparecía ante los medios para presentar, en esta ocasión, la fusión con Caixabank, junto al consejero delegado de este banco, Gonzalo Gortázar, y ya entonces hablaba de un “escenario de 60 meses con tipos negativos”. Y no son los augurios más negativos ni mucho menos. Ya los hay que barajan magnitudes de entre seis y 11 años.
Es decir, si el sector financiero espera pacientemente a que vuelva la realidad anterior, la actual se lo llevará por delante.
Sin cubrir el coste de capital
Apenas un par de horas antes de que Onur Genç hablara sobre los cambios en el negocio bancario, Gortázar había apuntado en la presentación de resultados de Caixabank que la situación no será sostenible durante mucho más tiempo. “Las entidades no tienen una rentabilidad adecuada, que al menos sea capaz de cubrir el coste de capital. Y eso no es bueno para el sector pero tampoco para la sociedad en general”.
A diferencia de lo que sucedió en la anterior crisis, la banca actúa como un notable sostén para ciudadanos y empresas en la fortísima recesión que ha llegado como consecuencia de la pandemia. Pero no podrá hacerlo durante demasiado tiempo si el precio del dinero sigue en terreno negativo.
La receta del BCE
Precisamente, Caixabank y Bankia han sido los primeros en romper el hielo de las operaciones corporativas, una de las vías que se apuntan para tratar de salir de un escenario que ha revelado como una trampa mortal. Es la receta sugerida por el Banco Central Europeo, a la sazón regulador del sistema bancario de la zona euro y, al mismo tiempo banco emisor y responsable de la política de tipos de interés.
La idea es que los bancos deben ser más fuertes y más grandes para poder afrontar un desafío tan grande y ser más resistentes tanto a las crisis que estén por llegar como a un escenario continuado de baja rentabilidad.
Ajustes laborales
Mientras Unicaja y Liberbank transitan por el mismo terreno, otros como Santander aseguran no estar interesados en participar en el proceso de consolidación porque tiene la dimensión suficiente para seguir su camino en solitario. Eso sí, cuentan exactamente el mismo problema en cuanto a la rentabilidad, pero lo afrontan de manera diferente. En este caso, con ahorro de costes, con cambios en el modelo comercial para avanzar en los canales digitales.
La entidad que preside Ana Botín ha conseguido ahorros de 1.000 millones de euros en Europa en apenas un año y persigue otros 1.000 millones hasta 2022. En el modo de hacerlo representa un papel importante el proceso negociador que iniciará la próxima semana con los sindicatos para aligerar plantilla en España. Y también lo hará en Portugal, en Reino Unido y en Polonia.
Digitalización
“Hay que adaptarse al modelo de negocio de hoy”, explicó su consejero delegado, José Antonio Álvarez, en referencia a que cada vez más clientes emplean los canales online y cada vez menos las oficinas.
De vuelta al inicio, todo un síntoma: el espacio que el célebre ROE ocupaba antes en las presentaciones ahora lo acaparan los datos sobre el incremento de clientes digitales. Algo está cambiando en la banca. Al menos, mientras se busca un camino alternativo a la rentabilidad.