Entrada de una oficina del Banco Santander / EP

Entrada de una oficina del Banco Santander / EP

Business

La banca acelera un ajuste de 20.000 empleos antes de que cambie la normativa laboral

La combinación de un desplome de la rentabilidad y el incremento de la operativa digital catapulta el proceso en un entorno de crisis y de consolidación del sector

29 octubre, 2020 00:00

El proceso de consolidación en el sector financiero español volverá a generar una oleada de despidos en las entidades pero, en este caso, corregida y aumentada por factores como la crisis derivada de la pandemia del coronavirus, una rentabilidad bajo mínimos y la creciente operatividad a distancia. Los ajustes que empiezan a trascender hablan de un ajuste global próximo a los 20.000 empleos.

Además, dicha oleada también se verá acelerada por los temores del sector a posibles cambios en la normativa laboral que encarezcan más de lo previsto los ajustes en las plantillas.

Con fusiones y sin fusiones

Los ajustes en las plantillas van más allá de los derivados de los procesos de fusión que actualmente están curso, como son los de Caixabank y Bankia, por un lado, y Unicaja y Liberbank, por el otro. No obstante, las primeras estimaciones apuntan a que entre ambos podrían significar aproximadamente la mitad del ajuste total, es decir, unos 10.000 empleos.

Sin embargo, en las últimas horas han trascendido los planes a este respecto de Santander y Banco Sabadell, que actualmente no se encuentran inmersos en procesos de concentración. De hecho, el primero ha renunciado públicamente a participar en la consolidación al entender que cuenta con la dimensión suficiente para seguir su camino en solitario.

Planes incipientes

En el extremo opuesto, Banco Sabadell es la entidad que acapara todas las miradas a la hora de pensar en una operación corporativa que, sin embargo, no termina de concretarse.

A pesar de estas circunstancias, ambos bancos perfilan ya sendos planes para desprenderse de unos 5.000 trabajadores entre los dos.

Adaptar el modelo

Santander enmarca su hoja de ruta en un plan para ahorrar costes en Europa, que ha resultado todo un éxito en 2020 y que pretende extender hasta 2022 para obtener 1.000 millones de euros adicionales. A la hora de ponerlo en marcha contará con diversas palancas, entre ellas la simplificación de los productos financieros que ofrecerá y también la adaptación al modelo de distribución que se está imponiendo en los últimos tiempos y que se ha acrecentado incluso con el efecto de la pandemia.

“Hay que adaptarse al modelo de negocio de hoy”, aseguró el consejero delegado de Santander, José Antonio Álvarez, cuando desgranó ante la prensa los escasos detalles que ofreció acerca del ajuste de plantilla en el banco. Álvarez explicó que la operativa a través de internet aumenta a un ritmo superior al 40% y que ya era así incluso antes de que el coronavirus comenzara a hacer estragos en todo el mundo; en cambio, la actividad en las oficinas desciende cerca de un 10%.

Más clientes digitales

Una realidad a la que tampoco es ajena Sabadell, cuyo plan también está relacionado con el cierre de oficinas que ya había anunciado y el incremento meteórico de los clientes online.

No es de extrañar que la referencia a la evolución del número de clientes exclusivamente digitales haya tomado un papel protagonista en las últimas presentaciones de resultados de la banca. En la mayoría de los casos, la proporción supera ya el 50%. Y la tendencia alcista es imparable.

Rentabilidad bajo mínimos

Del mismo modo que ha emergido el dar detalles sobre la actividad operativa en internet, ha decaído de forma notable las referencias a la rentabilidad de las entidades, que está alcanzado cotas mínimas debido a los efectos del escenario continuado de tipos de interés negativos, que amenaza con perpetuarse incluso durante una década más, de acuerdo con los augurios más pesimistas.

Un factor que no ha hecho sino alentar los procesos de concentración a los que asiste el sector, con el fin de alumbrar entidades de mayor tamaño, con mayor resistencia a desafíos como el los bajos tipos y con mayor capacidad para afrontar crisis como la que ha generado la expansión del Covid-19.

Amenaza tecnológica

En el horizonte también aparece la amenaza de gigantes tecnológicos que comienzan a tomar posiciones en el sector financiero con el afán de conquistarlo. Precisamente, ahí reside buena parte del interés de los bancos por ser cada vez más digitales, lo que exige realizar numerosos cambios en el modelo de negocio, con el consiguiente impacto en las plantillas.

“Probablemente, veremos una evolución del modelo tradicional de oficina bancaria; habrá menos sucursales y éstas serán más grandes, con el objetivo de ofrecer al cliente todos los servicios”, indicó el consejero delegado de Santander. Todo apunta a que 2021 será un ejercicio de grandes transformaciones en el sector financiero. Pero, sobre todo, será un año de grandes negociaciones. Y numerosas. Está por ver con qué coste, tanto económico como humano.