El cerrojazo a la restauración costará 40.000 euros a cada uno de los 44.000 negocios del sector en Cataluña. Además, el cierre gubernativo de bares, restaurantes, cenadores y cafés, que ha arrancado hoy viernes de madrugada y se prolongará durante 15 días, como mínimo, generará una factura de 780 millones de euros al sector. Las ayudas prometidas por el Govern cubrirán solo el 5,1% del boquete económico que causará la medida antipandémica.

Así lo indica la patronal de la pequeña y mediana empresa Pimec. La organización presidida por Josep González ha alertado de que los 15 días de clausura temporal para frenar el coronavirus se traducirán en un impacto del orden del 5,15% en el valor bruto añadido (VAB) de la economía catalana. En concreto, la entidad ha calculado que sumando todos los gastos corrientes de un local (alquiler, suministros, impuestos y nóminas), la clausura dejará un agujero de 40.000 euros a los propietarios que no podrá ser compensado con ningún ingreso.

210.000 trabajadores afectados

El golpe en el empleo es también mayúsculo: el 6,4% de la ocupación total en la región, con efecto directo o indirecto sobre 210.000 trabajadores. Como ya avanzó este medio, unos 70.000 empleados de la restauración fueron desafectados de un expediente de regulación temporal de empleo (ERTE) y temen ahora entrar en otra reestructuración. Desde la madrugada de este viernes los establecimientos solo pueden preparar comida para llevar o para repartir.

 

 

840.000 familias 'tocadas'

Según Pimec, hasta 840.000 familias resultarán afectadas por el cierre de la restauración ordenado por la Generalitat de Cataluña. La orden que está pendiente de ratificar por parte del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC).

La caída de ingresos en los hogares también tendrá su repercusión macroeconómica. Más, en un país donde la demanda interna ha sido uno de los principales tractores de la actividad desde el fin de la crisis financiera. La patronal calcula que el parón de la facturación en la restauración se comerá lo equivalente al 71% del resultado neto de un ejercicio convencional para un bar o restaurante.

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Las ayudas cubrirán solo el 5%

La industria apenas se podrá apoyar en las ayudas públicas para recuperar comba. El paquete de 40 millones de euros y la línea de créditos prometida por el presidente en funciones de la Generalitat, Pere Aragonès (ERC), cubrirá solo el 5,1% de la caja perdida en las próximas dos semanas según las proyecciones de Pimec. 

Esto será el gran definidor del golpe a la economía catalana. Se pierde facturación pero se mantienen la mayoría de costes fijos asociados a los negocios, desde el devengo de impuestos a la necesidad de abonar facturas básicas como las de la luz o el agua plagadas de peajes que resultan más caros que el propio servicio

Prolongar los ERTE, imprescindible

El estudio de Pimec también señala las dificultades de tesorería que atraviesan las pymes del sector. La mitad de empresas consultadas revela que tiene problemas de liquidez, frente al 18% que reconocían en marzo encontrarse en la misma situación. Las pymes apuntan a la caída de las ventas, el pago de impuestos y el cobro de facturas como las principales trabas para cumplir con sus obligaciones.

 

Para superar este brete, la patronal apuesta por una nueva prórroga de los ERTE más allá de la fecha acordada durante la última negociación entre agentes sociales y Gobierno. Defiende que el 31 de enero de 2021 no puede ser la fecha límite para el cobro de estas prestaciones y advierte que sin este impulso público muchas empresas deberán bajar la persiana de forma definitiva. 

Aluvión de despidos

Respecto al empleo, los encuestados se muestran pesimistas respecto a la capacidad de mantener el grueso de su plantilla tras el golpe de la pandemia. Una de cada tres pymes y autónomos prevé que necesitará un 75% menos de personal cuando se levanten los ERTE. Las peores perspectivas se concentran en grandes ciudades como Barcelona, Tarragona y Lleida, y los ámbitos más afectados son, como es lógico, la hostelería y la restauración.

Con estos datos en la mano, los empresarios muestran de forma abierta su pesimismo en lo que queda de 2020 e incluso en 2021. La orden de la Generalitat para clausurar los bares y restaurantes es la puntilla de un tejido empresarial que afronta con incertidumbre y desasosiego su futuro.