El mal negocio de David Madí
Hombre de negocios, político siempre, independentista convencido, Madí se puso al frente de Aigües de Catalunya para lograr contratos de distintos municipios
21 noviembre, 2019 00:00Siempre dispuesto a aprovechar una ocasión, David Madí (Barcelona, 1971), que nunca ha dejado la política, siempre a favor del proyecto independentista, esta vez ha jugado mal sus cartas. Se puso a disposición del empresario Eugenio Calabuig, presidente de Aguas de Valencia, para que se hiciera cargo de su filial Aigües de Catalunya. Calabuig, con simpatías hacia el PP, quería a alguien influyente en el mundo nacionalista catalán para que lograra contratos de suministro público y depuración de agua entre los municipios catalanes. Y ahora, Aguas de Valencia ha perdido una batalla vital con la sentencia del Tribunal Supremo que ha fallado a favor de la empresa mixta del agua en el área metropolitana de Barcelona, participada por Agbar.
Madí tampoco ha conseguido grandes clientes en todo este tiempo, desde que se puso al frente del proyecto en noviembre de 2018. Sobre el papel parecía un buen negocio. Madí, bien conectado con el poder territorial del PDeCAT, la exConvergència, pretendía mejorar el área de negocio de Aguas de Valencia. ¿Una relación entre un independentista convencido y un empresario valenciano más cercano al PP que a cualquier otro partido? Sin problemas. Era una buena oportunidad.
Pocos munipicios
Las empresas Acciona, Aqualia, Seasa y Aguas de Valencia decidieron llevar el acuerdo de 2012 por el que se constituía la sociedad mixta Aigües de Barcelona con el objetivo de llevar el suministro de agua a 23 municipios del Área Metropolitana de Barcelona (AMB) y gestionar, también, toda la depuración del agua de los 36 municipios que forman parte de la corporación. El Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) revocó el acuerdo, pero ahora el Supremo considera legal el procedimiento que se empleó por parte de la administración para adjudicar el servicio.
Madí es un ganador. Pero cada vez con más dificultades. Va perdiendo batallas. Y esta es ilustrativa. Al frente de Aigües de Catalunya, la misión era lograr nuevos contratos en municipios que estuvieran a punto de finiquitar sus compromisos con otras empresas. O bien conseguía nuevas concesiones para la gestión del agua o procedía a la compra de operadoras independientes. La empresa, la filial de Aguas de Valencia, de Calabuig, opera en Tortosa, Sant Carles de la Rápita, (las dos en Tarragona); Martorell, Begur, Palafrugell y Bellpuig, con una facturación en torno a los 30 millones de euros.
Estado mayor
El nuevo plan estratégico de Aigües de Catalunya se encargó a Nubul Consulting, la consultora del propio David Madí, con la que ha ofrecido sus servicios a diferentes empresas en los últimos años. El que fuera la mano derecha de Artur Mas cuando éste formó parte, con distintas responsabilidades, en el último Gobierno de Jordi Pujol, Madí se fue reconvirtiendo en hombre influyente en el mundo empresarial, sin dejar su ascendente político, y se integró, en los últimos años, en el proceso independentista, en el llamado Estado mayor, que reunía a un sanedrín asesor junto al editor Oriol Solé y el exdirigente de ERC, Xavier Vendrell. Madí, en el último año, se ha adherido a la Crida per la República, el movimiento que impulsó Carles Puigdemont.
En ese plano empresarial, Madí presidió el consejo de Endesa en Cataluña, entre 2011 y 2017, y desde 2002 fue responsable de nuevos negocios de Applus+, cargo que dejó en enero de 2018. Esas relaciones se complementaron con labores de consultoría con Telefónica, participando también en consejos de administración, como el Teatre Nacional de Catalunya.
Aprovechar los munipicos 'indepes'
Madí, sin embargo, fue a por todas al frente de su nuevo cometido en Aigües de Catalunya, y contrató como consejero delegado a Marc Pifarré, que había figurado como secretario general de la Associació Catalana de Municipis (ACM), la entidad municipalista que agrupa, precisamente, a los ayuntamientos nacionalistas, que se han pasado, la mayoría, a posiciones independentistas.
La operación perseguía un primer objetivo que acabó en una gran frustración: el municipio de Sant Cugat, el que tiene más renta de Cataluña, y en manos de Convergència durante 32 años. Un mandato que finalizó en las elecciones de mayo de 2019, cuando una coalición entre ERC, PSC y la CUP dejó en la estacada a la alcaldesa del PDeCAT, Carmela Fortuny, sustituida por Mireia Ingla.
Sin Sant Cugat
Pero justo antes, a principios de mayo, el pleno municipal de Sant Cugat acordaba prorrogar por un máximo de dos años más el contrato de gestión del agua a la empresa Sorea (Agbar), que finalizaba en junio de 2019 y al que aspiraba Aigües de Catalunya.
No se gana siempre. Esta vez Madí, en su acuerdo con Eugenio Calabuig, ha visto mermadas sus expectativas de negocio. Deberá esperar otras oportunidades, porque tampoco podrá pescar en el área metropolitana de Barcelona, aunque la intención de algunos de los municipios, como prentendía la alcaldesa Ada Colau, era la de remunicipalizar el servicio.