Las dos grandes patronales catalanas han conseguido en poco más de 24 horas cerrar un manifiesto contra la inestabilidad política en Cataluña. El texto, un decálogo que se inicia con la aseveración de que debe ser la “clase política y no la justicia” la que busque una salida a la crisis del territorio, se empezó a gestar en Foment del Treball el viernes por la tarde y ha sufrido varias mutaciones en los últimos días.
Fue en ese momento cuando el presidente de la patronal de la gran empresa catalana, Josep Sánchez Llibre, se reunió con representantes del Gremi d’Hotels, y de patronales de restauradores y comerciantes. Todos ellos le trasladaron su preocupación por los efectos de los disturbios en las calles de Barcelona.
Efectos de los disturbios
Las cajas de los establecimientos que se encuentran en las zonas donde se han producido, desde restaurantes a aparcamientos, han sufrido. Y la oleada del lastre en la actividad ha llegado a otras partes de la ciudad, incluso la han padecido hoteleros de todo signo por las cancelaciones y las salidas antes de tiempo de los clientes.
No se está en temporada alta del turismo familiar, pero sí en la de ferias y congresos. El sector ya mordió el polvo en 2017, la etapa de mayor tensión del procés, y ahora mantiene una normalidad inquieta. Los grandes eventos siguen su curso, pero se teme (y se sigue de cerca) el seguimiento real que tendrán, incluso en Fira de Barcelona.
Huir del catastrofismo
Todo ello, en el momento en que empiezan los mejores meses del año en ventas para los comerciantes. Es ahora cuando las tiendas dedicadas al sector textil, el estilo y la moda consiguen las facturaciones que decantarán la balanza y marcarán la diferencia entre un ejercicio bueno y uno malo. El cambio de estación coincide con la preparación de la Navidad, pero este año ha empezado con una caída de los clientes por la situación en las calles. Tanto de Barcelona como de Girona, Lleida y Tarragona.
Este es el escenario en el que se decide huir del catastrofismo y “buscar un mensaje en positivo”, tal y como explican desde el entorno de Sánchez Llibre. La reflexión de ese momento es que el empresariado debe ir un paso más allá de la declaración institucional que se firma con CCOO y UGT de Cataluña para centrarse más en la condena a los disturbios y a la inseguridad, además de mandar mensajes políticos.
Declaración junto a los sindicatos
El propio presidente de Foment reconoció de forma abierta en el acto público que reunió a 350 personas en que se presentó el decálogo que los equilibrios para consensuar el texto de todos los agentes sociales no han sido sencillos. “Nos llevó tres meses de negociación y en el último encuentro, que mantuvimos en un restaurante, casi no llegamos a los postres”, reveló. Por lo que se consideraba que se debía ser más valiente con el pronunciamiento público que contestase al malestar empresarial.
El primer borrador del decálogo que se trabajó desde esta patronal se presentó a Pimec el lunes al mediodía. Josep González y su equipo más próximo no lo pudieron analizar hasta el martes porque esa tarde tenía lugar uno de los actos más novedosos de la patronal de pymes, la entrega de los primeros premios a los trabajadores autónomos.
Negociación del texto
Existía la voluntad de hablar. El presidente de Pimec recordó en la presentación que la paz firmada con Foment tras 12 años de peleas por la representatividad abrió un nuevo escenario en las relaciones patronales catalanas, y esta era una oportunidad para demostrar la unidad de acción empresarial. “Estamos en una jornada histórica”, remarcó en varias ocasiones de su discurso.
Al final, el decálogo que se sometió a debate a primera hora de la tarde tiene pocas similitudes con el texto resultante. Tal y como señalan desde el entorno de González, si los empresarios reclaman tanto a Quim Torra como a Pedro Sánchez entendimiento y diálogo, pactar el texto es el mejor ejemplo de ello. No esconden que Foment quería ser más contundente y así lo ha sido en el discurso de su líder, donde se ha llegado a exigir al presidente de la Generalitat que trabaje para “recuperar la confianza del tejido empresarial”.
Suma de organizaciones
El decálogo ha sido más templado. Suficiente para que el presidente de la Cámara de Comercio de Barcelona, Joan Canadell, arropase al acto junto a uno de sus vicepresidentes, Pere Barrios, y suscribiese “el 80% del texto”. Nunca ha escondido su independentismo, y lamentó que el decálogo no hablase de la “violencia policial”, una referencia que las patronales tampoco estaban dispuestas a aceptar.
El equilibrio también permitió sumar a Fira de Barcelona y a su presidente, Pau Relat, en uno de los actos en los que no se suele prodigar en línea al perfil bajo que ha cultivado durante años como ejecutivo de Mat Holding. Pero también a representantes de la junta del Círculo de Economía como Mercè Conesa (que también preside el Puerto de Barcelona) y Alfonso Rodés --Javier Faus excusó su presencia por incompatibilidades con la agenda de Meridia Capital--, o del Consejo de Gremios de Cataluña, con Joan Guillén entre el público.
Empresarios presentes
La guinda del pastel la puso la presencia de ejecutivos como el director general de la Fundación Bancaria la Caixa, Jaume Giró; el presidente de Colonial, Juan José Burgera; el máximo ejecutivo de Indra en Cataluña, Manel Brufau; el presidente de Hotusa, Amancio López Seijas; el de Comsa, Jorge Miarnau; el director de estrategia de Agbar, Ciril Rozman; el presidente de la joyería Rabat, Esteve Rabat; el socio director de PwC, Ignacio Marull; el CEO de la Fundación Mobile World Capital, Carlos Grau; o Josep Maria Coronas, secretario de Abertis.
Incluso la presidenta de la patronal nacionalista Femcat, Elena Massot, o el presidente del RACC, Josep Mateu, quien tampoco ha escondido nunca su proximidad a las tesis catalanistas.
Demandas aparcadas hasta el 10N
Las patronales consideran la presentación del nuevo manifiesto un éxito. Han dado un golpe sobre la mesa y han sido arropados por la práctica totalidad del empresariado catalán.
Con todo, reconocen que sus demandas no se podrán abordar hasta el 11 de noviembre. Las elecciones generales lo paralizan todo durante los próximos 15 días.