Un inversor ruso compra por 9 millones el superático que mira a la Barcelona pobre
Desde el 'penthouse' del bloque Antares se contempla el Besòs, la zona más desfavorecida de la ciudad con rentas un 40% por debajo de la media
2 septiembre, 2019 00:00La Barcelona de la desigualdad extrema. Un inversor ruso comprará salvo sorpresa el nuevo superático de 9 millones que otea la Barcelona pobre. El comprador internacional, del que no se conoce la identidad, ha prerreservado el penthouse del proyecto Antares, un lujoso bloque que mira al barrio de el Besòs i el Maresme, una zona con una renta familiar disponible un 40% menor a la media de la Ciudad Condal.
Preguntado por la transacción, un portavoz de Shaftesbury Asset Management, el fondo de inversión luxemburgués que impulsa el proyecto premium de 89 viviendas en el antiguo rascacielos Espais al final de la avenida Diagonal, ha aportado información muy escasa. Ha indicado esta fuente que las ventas del bloque Antares [consultar web aquí] arrancarán en otoño de este año. Ha agregado la misma voz que el vehículo de inversión no puede revelar las tarifas de venta de los pisos y lofts, ni tampoco la identidad de los compradores, pues la fase de colocación aún no ha empezado. Fuentes del sector inmobiliario, no obstante, sí han dado más datos.
Un inversor ruso reserva el 'penthouse'
Directivos del sector han señalado que uno de los espectaculares penthouse del bloque, que tendrán vistas de 360 grados sobre el paisaje urbano barcelonés, ya está reservado. Ha enviado su candudatura con éxito un industrial ruso, que se ha asegurado que uno de los activos recale en su portafolio. ¿El precio? "Entre ocho y nueve millones de euros", han agregado. ¿De qué servicios disfrutará el comprador cuando se le entregue la llave? "Gimnasio, sala de cine, piscina, ventanales de cristal con vistas de infarto y espacios comunes configurados como una comunidad cerrada", han enumerado en conversación con este medio. Todo ello, de nuevo, no ha sido ni confirmado ni desmentido por Shaftesbury.
Directivos que trabajan con el mercado ruso han recordado que los compradores de este país priman la discreción. No obstante, la presencia de los grandes capitales rusos no es nueva. Este verano la autonomía catalana tuvo prueba de ello con la llegada del yate Pacific de Leonid MIkhelson, el accionista de referencia y consejero delegado de la gasista Novatek. Un año atrás fue el magnate uzbeco Ulisher Usmanov, dueño del Arsenal FC, el que trajo su superbuque Dilbar --que costó más de 530 millones-- a la capital catalana. En 2016, Mikhelson y su Pacific ya se pasearon por la costa catalana en busca de una propiedad en Sant Andreu de Llavaneres (Barcelona).
Lujo extremo en la parte baja de la Diagonal
Éstas y otras fortunas tienen ahora una oportunidad para cazar activos en la propia Barcelona. El edificio Antares es una de las promociones de viviendas en la Ciudad Condal de más nivel. El fondo Shaftesbury compró el inmueble, que permanecía abandonado por la inmobiliaria Espais desde 2009, por 45 millones. El Ayuntamiento de Barcelona permitió el cambio de usos de oficinas a residencial en 2017, tal y como avanzó El País. El vehículo inversor no solo rescató el desarrollo, sino que logró permiso municipal para levantar más alturas: de 23 a 26 más tres subterráneas. En total, el proyecto comprende 30.000 metros cuadrados con 89 pisos, dos locales, 80 trasteros y 155 plazas de párquin. Firma la renovación el despacho de la arquitecta francesa Odile Decq.
La creativa está completando una mayestática obra en blanco y rojo con balcones ondulantes. La torre mirará hacia el Fòrum de les Cultures hacia el este y el Port Fòrum al norte, pero también dará a la Barcelona olvidada al oeste. Los acaudalados propietarios del bloque Antares otearán el Besòs y Maresme, un barrio con una renta familiar disponible un 40% menor a la media de Barcelona, y a La Mina, la zona residencial orillada por la vecina Sant Adrià de Besós. En apenas unas pocas calles, pues, confluirán la pobreza más extrema de la Ciudad Condal y su área metropolitana con uno de los nuevos polos de riqueza de la misma urbe.