Vueling ha cancelado de forma preventiva hasta 112 vuelos por culpa de la huelga del personal de tierra de Iberia, que se ocupa del handling de la mayoría de aerolíneas que operan en el aeropuerto de Barcelona-El Prat. La aerolínea de bajo coste es, de nuevo, la más afectada por el paro de la plantilla de tierra, que el sector aéreo prevé que tenga una afectación tenue en el segundo mayor hub aéreo español.
La compañía aérea del grupo International Airlines Group (IAG) vuelve a pagar el pato de la protesta al ser la operadora con la mayor cuota de mercado en la instalación aérea: un 60%. Ante la movilización de la plantilla de handling, Vueling se ha esmerado en minimizar las consecuencias. Ha hecho hincapié en que ha informado a los pasajeros [ver comunicado aquí], que pueden optar a cambiar su conexión o a la devolución del dinero que pagaron.
El domingo, días de más afectación
Desde esta base, la operadora ha tenido que cancelar 46 vuelos el sábado, 24 de agosto, y 66 conexines el domingo. Ello afectará directamente a 18.000 clientes, que son los que ha recibido mensajes de la compañía aérea en las últimas horas. Será así porque los 2.500 trabajadores de Iberia Airport Services están llamados a dejar sus puestos de trabajo. Son el personal de facturación, rampa, embarque y desembarque y parte de los empleados de mantenimiento. ¿Los clientes? Vueling, sí, pero también otras 26 compañías aéreas del segundo mayor aeropuerto español.
Es la segunda vez que estas empresas se enfrentan a un conflicto laboral en pleno verano en El Prat. La primera ocasión fue el 27 y 28 de julio, cuando la plantilla de tierra de Iberia dejó sus puestos de trabajo en protesta por la "temporalidad, falta de personal, cargas de trabajo y horas extraordinarias", entre otras peticiones.
Impacto discreto en julio
La primera parte de la huelga, que se repetirá el fin de semana del 30 y 31 de agosto, dejó escasas complicaciones en El Prat. El aeropuerto catalán apenas notó la protesta de los trabajadores de Iberia Airport salvo por el domingo, cuando se registraron demoras por el aguacero que barrió Barcelona. Las precipitaciones intensas obligaron a activar regulaciones, espaciando las llegadas y salidas de aeronaves.
No obstante, en aquella ocasión el resto de transportes de la ciudad condal resultaron afectados. Quizá por ello, el sector aéreo prevé una afectación discreta de la segunda protesta laboral del verano, que se solapará con la huelga indefinida de vigilantes de seguridad.