¿Tiene sentido la huelga del aeropuerto de El Prat? La mayoría del comité de centro que representa a los 500 vigilantes de seguridad del hub catalán cree que sí. Solo un sindicato se opone. Trablisa, la empresa concesionaria, ha denuncia el paro indefinido, que arrancó el viernes, por "ilegal". Sus argumentos son poderosos.
La protesta de los trabajadores del segundo mayor aeropuerto español se sustenta en 12 peticiones. ¿Las principales? Un plus de productividad; la formación del personal como Operador de Equipos de Inspección Aeroportuarios (certificación C2); la creación de una comisión de cuadrantes; descansos de 10 minutos cada hora; un fin de semana obligatorio de descanso al mes y fines de semana para la plantilla que está contratada a tiempo parcial.
En conversación con este medio, un representante del comité ha insistido en que "permanecen con los teléfonos abiertos" por si Trablisa quiere negociar. Piden también que Aena, el gestor aeroportuario, se involucre y medie en el conflicto laboral.
Demandas ya concedidas
No parece que ese vaya a ser el escenario. En primer lugar, porque los servicios mínimos del 90% decretados por el Gobierno han liquidado la protesta, haciéndola invisible. Las colas en los filtros de El Prat fueron de 10 y 15 minutos el sábado. Ello hizo saltar por los aires las fotos de aglomeraciones en los arcos y, por ende, la capacidad de coerción de los huelguistas. Segundo, porque el grupo mallorquín de seguridad buceó en las reivindicaciones y las desmontó, una por una. Tras ello, presentó una denuncia al juzgado social con rocosos argumentos.
Uno de los principales es que las demandas ya están concedidas. La comisión de cuadrantes ya funciona desde hace tiempo, tal y como atestigua la documentación a la que ha accedido este medio. Entrega también los cuadrantes con antelación a los empleados. ¿Ejemplos? El 50% del comité de huelga ha cogido vacaciones durante la protesta, tal y como avanzó Crónica Global. Pues bien, sus miembros alegan que "las tenían desde hacía ocho meses". Ello atestigua que los cuadrantes se discuten, primero, y se entregan con antelación, después. Son dos de las demandas de los huelguistas. Lo que es más: los dos representantes de los vigilantes en la comisión de cuadrantes son del comité de huelga y no de la asamblea de trabajadores, contraviniendo el laudo dictado durante la huelga en Eulen en 2017. Es ilegal. En paralelo, también está concedido el plus de productividad. En El Prat piden los vigilantes un euro por hora trabajada, pero olvidan que el convenio colectivo firmado por Aproser, CCOO, UGT y USO a principios de 2018 [consultar aquí] ya contempla una retribución así.
También ha logrado el personal la conciliación de los fines de semana y los beneficios para los vigilantes a tiempo parcial. Ambos puntos se discuten en la comisión de cuadrantes.
Votación dudosa tras la retirada de un conflicto
Dos puntos más escoran la huelga hacia una legalidad dudosa. El primero, la estrambótica votación que avaló el paro indefinido. Participó solo el 35% de la plantilla pese a que se alargó una hora el horario de votación. Careció de garantías --la controló el comité de huelga--, pese a que Trablisa ofreció entregar el censo en la reunión de mediación de la pasada semana. "Se convocó deprisa y corriendo para evitar responsabilidades sociales si la huelga se declara ilegal", lamentan fuentes conocedoras. Cualquiera que sea su opinión, la consulta vulneró lo que pidió la empresa, que exigió "que se cumplan los requisitos legales [convocatoria, quórum, etc] y, a la vez, ofrece el censo de trabajadores actualizado", según la documentación en poder de este medio. Finalmente se movilizó al personal por Whatsapp y SMS.
Tampoco menor es el hecho de que la protesta pisa un conflicto colectivo interpuesto por STS-C. Así lo consigna una comunicación enviada por Prou a sus afiliados a la que ha tenido acceso este medio. La hoja, emitida durante el conato de huelga de julio --se desconvocó--, pedía al sindicato rival retirar el conflicto porque entendía "que acaban de aterrizar y quieren protagonismo, pero al menos que no sea jodiendo a los trabajadores". STS-C accedió, no sin antes torpedear sin quererlo la protesta de julio: era ilegal. Este es precisamente otro de los puntos que arguyen los contrarios a la huelga indefinida en El Prat. "Desconvocaron la de febrero porque las demandas vienen en el laudo y la de julio porque era manifiestamente ilegal", subrayan. Crónica Global ha accedido al acta de desconvocatoria de febrero. En la misma, figura la siguiente frase: "Final -- Ambas partes acuerdan no adoptar medidas de conflicto y huelga, ni medidas de afectación individual o colectiva, sobre las materias tratadas en el presente acuerdo de desconvocatoria de huelga".
El Supremo avaló el laudo de Eulen
Un último punto compromete, y seriamente, el paro indefinido en los filtros de seguridad de El Prat. El laudo de obligado cumplimiento dictado en 2017, y que acabó zanjando la idéntica protesta aquel año, subraya que las dos partes evitarán "nuevas medidas de conflicto y huelga" en las materias en negociación. Pues bien, aspectos como la formación en la certificación aeroportuaria C2 o la contestación en plazos de 96 horas a la plantilla figuran en el laudo. Lo que es más: este documento fue avalado por el Tribunal Supremo en sentencia con fecha a 6/11/2018 [consultar aquí]. Comisiones Obreras lo recurrió para intentar derribarlo, pero la sección cuarta del alto tribunal lo confirmó. En el fallo, el juez ponente Pablo María Lucas Morillo de la Cueva enfatiza el "impacto de la huelga [de 2017] en la economía nacional", dando luz verde a la resolución de mediación.
Con estos mimbres, Trablisa acudió a los tribunales antes del paro indefinido en El Prat. La compañía citó todos estos argumentos en su denuncia. Según vigilantes críticos con la protesta, ello deja al comité de huelga a los pies de los caballos. "Agosto es un mes inhábil para la sala de lo social. Pero cuando se reactive en septiembre y analice la protesta, lo tumbará con facilidad. Por ello se ha tratado de vincular a la plantilla mediante consulta: para evitar represalias". Tengan razón estas voces o no, revelan que hay fuertes tensiones en los arcos de seguridad de El Prat que evitan que la protesta despegue. Ello y unos fuertes servicios mínimos que condenan la movilización al fracaso.