Se acabó. La imagen de un varón heterosexual que, ávido de aumentar su colección de pornografía, graba cada detalle de un espectáculo de sexo en vivo no se dará más. El Salón Erótico de Barcelona vetará la entrada a los cazadores de tetas en la edición de este año, que se abrirá a nuevos formatos y públicos.
La feria del placer de la Ciudad Condal se ha reinventado para dejar atrás la imagen del asistente que busca engrosar su disco duro o su "pajoteca", tal y como describen los organizadores. Lo verbaliza así Noemí Casquet, periodista especializada en sexo y nueva portavoz del evento. "Hemos cambiado de dirección, en literal y en figurado. Hay un nuevo director de contenidos, Carlos Valdés, autor del vídeo viral del Salón Erótico de 2018, y cambios tangibles en los programas y en el contexto", explica. ¿Cuáles? "El objetivo. El Salón se abrirá a la sexualidad en todos sus espectros y en las libertades sexuales. Se postula como un lugar para sentirse libre, aunque en realidad no lo seamos del todo", describe la profesional de la comunicación.
Talleres, formación, sexualidades
Dicho y hecho. Si el Salón no puede forzar sentimientos, sí lo hará con el entorno. "Hemos decidido recuperar el control de los contenidos. Habrá shows de sexo en vivo, pero estarán contextualizados. La gente sabrá por qué están allí, por qué tienen lugar en un horario determinado y éstos tendrán un mensaje. Quizá incluso político", ha subrayado Casquet. Así, el Salón Erótico dice adiós a las performances estrictamente heterosexuales en las que los actores y actrices están separados del público. "No habrá zona gay: se integrará en la principal. Y en los espectáculos la gente podrá conocer a los intérpretes. Y habrá un mensaje, estarán contextualizados", enumera la representante.
El escenario será solo una parte del Salón. En su edición de 2019, el evento, que se celebrará en el Pabellón de Vall d'Hebron del 3 al 6 de octubre, reforzará las aulas formativas --"la gente se podrá introducir en el BDSM, el shibari o bondage japonés o la meditación tántrica; o conocer a fondo su menstruación"--, desplegará microteatro, cultura, una exposición crítica con el estado de las libertades sexuales en España e incluso colocará una escape room en la que el público deberá interactuar con un personaje para poder salir, entre otras sorpresas. ¿Qué primará? "La educación. Que el público se pueda liberar y aprender de su sexualidad. Que reciban el mensaje de que pueden ser hombre, mujer, transexuales o género líquido; que pueden acostarse con ambos sexos, con uno o ninguno, etc". El eslógan de la edición actual, y entroncando con lo anterior, será "Tenemos que hablar".
"Hacía falta un cambio"
Casquet enfatiza que al Salón Erótico de Barcelona "le hacía falta un cambio desde hacía años", pues llevaba varios ejercicios "anclado en el estereotipo de hombre, heterosexual y cisgénero". ¿Funcionará la nueva fórmula? "Creemos que sí. Piensa que la feria se reinventa en pleno éxito de público, no cuando flaquea. El sábado de la edición de 2018 el evento colgó el cartel de no hay billetes", razona la periodista. Es más: además de confiar en su público habitual, el encuentro de la industria del placer aspira a atraer a "los millennial y a la generación Z (nacidos a partir de 1995)" .
La cita anual con el sector del sexo y erotismo en la capital catalana cambia de piel bajo una premisa. "El año pasado el productor Carlos Valdés acuñó un vídeo --con la actriz Amarna Miller como protagonista-- que sacudió las conciencias de mucha gente, pues puso negro sobre blanco la doble moral y afloró los límites de la libertad sexual. No obstante, cuando el público asistente llegó al evento, éste era como siempre. Ha llegado el momento de avanzar", aclara su portavoz. Noemí Casquet y su equipo pregonan que la libertad de ser y fornicar como uno desee no es tal. "Hoy en día las libertades están condicionadas. Ya que no podemos ser 100% libres, ofrecemos un espacio en el que todo el mundo se sentirá así, sea como sea y le guste lo que le guste", apostilla.