Cuando una empresa de Cataluña no puede resolver sus problemas tiene muchas posibilidades de acabar sobre la mesa de Apple Invest, una firma famosa por hacer lo contrario de lo que indica su nombre. No se dedica a invertir, sino a liquidar y sepultar, y está liderada por un veterano gestor en tales lides, José Azemar Castells.
La última sociedad a la que va a echar el cierre es Raimon Bundó, la firma nupcial que se creó en Barcelona en 1968 y que hasta hace poco desfilaba en la Bridal Week y era considerada un ejemplo de la fortaleza del sector en la ciudad. A un nivel similar de grupos como Yolancris, Jesús Peiró, Rosa Clará o Pronovias.
Venta de activos
Apple Invest ya ha tomado el control de las dos compañías del grupo, tituladas R. Bundó y White Dress. Se encargaban del diseño, producción y venta de las colecciones de trajes de novia.
Raimundo Bundó Arana, fundador y propietario, ha decidido quitarse de en medio y le ha traspasado el 100% de las participaciones a Apple Invest. Acto seguido, la sociedad liquidadora de Azemar Castells se ha convertido en administradora única de R. Bundó y White Dress.
Como es habitual en estos procesos, en las semanas sucesivas intentará sacar el máximo rédito a los activos del grupo y tratará de colocar al mejor postor los bienes de las dos sociedades, basicamente las manufacturas textiles. En este tipo de almonedas de empresas en trance de derribo, suelen aparecer todo tipo de compradores, aunque siempre las pujas son a la baja.
Azemar tiene una larga experiencia en este sentido. Una de sus actuaciones más conocidas fue a principios de los 2000, cuando se encargó de cerrar Grand Tibidabo. Se había convertido poco antes en el presidente del consejo de administración del gran holding que presidió el financiero Javier de la Rosa al comprar una participación cercana al 10% y tuteló todo el proceso. Fue allí cuando se le colgó la etiqueta de especialista en resolver sociedades que pasan por problemas.
Experiencia de Azemar
Hizo lo propio años después con la aerolínea Top Fly, la empresa de componentes de la automoción Boix, el club deportivo Iradier o media docena de constructoras tras el fin de la burbuja inmobiliaria, entre otras sociedades. Todas ellas tenían en común que habían quebrado.
El local de la firma nupcial Raimon Bundo / CG
El grupo nupcial ha intentado mantenerse a flote hasta el último momento. Presentó su nueva colección para este 2019 y a principios de septiembre abrió un outlet para conseguir engrosar la caja con la venta de vestidos con descuento. También había renunciado a su local estrella en avenida Diagonal de Barcelona para centrarse en su tienda de la calle Alfonso XII, en el barrio de Sant Gervasi. Pero estas iniciativas no consiguieron reflotar la empresa y tampoco se encontró al mirlo blanco que le garantizara su futuro.
Pérdidas desde hace años
Raimon Bundó reconoció de forma voluntaria que había quebrado y tres meses después ha entrado en escena Apple Invest. El panorama económico con el que se ha encontrado es el de unas cuentas dominadas por el rojo. Perdió 110.772 euros en 2017, el último ejercicio depositado en el Registro Mercantil. El déficit de 2016 se cifró en 60.844 euros y el del año anterior en 40.357 euros. La cifra de negocio del grupo Raimón Bundó suma 1,7 millones.
Los fondos propios de White Dress ya estaban en ese momento en falso. Presentaban una minusvalía de 202.823 euros. En el caso de R. Bundó, todavia mantenía saldo positivo, 1,1 millones. El deterioro en 2018 y 2019 ha debido ser tal que el dueño Raimundo Bundó ha vendido el grupo al "enterrador" José Azemar. Será finalmente este experto quien dirija la desaparición de las compañías nupciales.