La continuidad del Gobierno de la Generalitat está desde este martes en el aire, cuando el independentismo ha perdido la mayoría en el Parlament a raíz de la batalla abierta entre JxCat y ERC. El fin de la legislatura también pilla con el paso cambiado al empresariado catalán, cuyas alarmas están encendidas desde hace semanas sobre las especulaciones sobre cuánto puede perdurar el equipo encabezado por Quim Torra. Temen el nuevo bloqueo en los sistemas de gobernanza y representación con los que se han dotado y que actúan como otra palanca de la actividad económica, la que tiene un perfil más institucional.
Tanto la consejería de Empresa y Conocimiento como la de Trabajo y Asuntos Sociales tienen grandes retos pendientes de resolver sobre la mesa. Sus respectivos titulares, Àngels Chacón (PDeCAT) y Chakir El Homrani (ERC), prometieron casi en el mismo momento de jurar el cargo que se marcaban como una prioridad resolverlos. Se han puesto manos a la obra al respecto, aunque en ninguno de los casos se ha avanzado lo suficiente como para dar por resultado a la situación ante un presunto adelante electoral en Cataluña, el enésimo desde el inicio del procés.
Representatividad empresarial
Implicaría, de entrada, dilatar aún más la batalla por la representatividad empresarial. La pugna que mantienen las dos principales patronales catalanas, Foment del Treball y Pimec, desde 2011. La desató que la Generalitat reconociera a Fepime, la organización de pymes adscrita a la primera, tras una sentencia del TSJC de hace casi ocho años. La institución presidida por Josep González la ha intentado enmendar en varios procesos judiciales, pero ningún tribunal le ha dado la razón.
Finalmente, El Homrani consiguió arrancar un polémico principio de acuerdo entre patronales. Foment y Pimec se comprometieron a alcanzar un pacto amistoso sobre el reparto con la advertencia de que si no lo lo cerraban se iniciaba un conteo de empresas. Fepime se revolvió contra la medida, ya que se quedó al margen de la negociación. De hecho, ni siquiera conocía su existencia.
El proceso electoral de Foment ha dejado el principio de acuerdo en la nevera. El consejero de Trabajo se comprometió a dar una oportunidad al diálogo hasta que Josep Sánchez Llibre y su equipo estuvieran en disposición de mantenerlo. Con todo, en las últimas horas cobra fuerza la teoría de que será uno de los conflictos que deje en herencia en el departamento.
Fira Barcelona y cámaras de comercio
Chacón tiene dos frentes abiertos. Debe resolver la renovación de la gobernanza tanto de Fira Barcelona como de las cámaras de comercio del territorio. En la primera institución, aún no ha consensuado el nombre de la persona que tomará el testigo de José Luís Bonet. Lo debe acordar con la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, y con el presidente de la Cámara de Comercio de la ciudad, Miquel Valls. El debate está abierto y los candidatos están claros, pero no se espera una resolución a corto plazo.
La renovación de liderazgos en las 13 organizaciones de dinamización empresarial local sí que es una potestad única de la consejería. Su responsable heredó un desaguisado que había propiciado varios conatos de conflicto entre las cámaras y sus predecesores en el cargo. Fue Jordi Baiguet el que dio forma al decreto que marcaba el inicio del proceso electoral, aunque el procés propició que lo presentara Santi Vila.
Proceso electoral en las cámaras
Chacón tiene pendiente publicar el calendario electoral final. Se aprovechará de los seis meses más que ha dado el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo para completar los procesos y se prevé que los comicios tengan lugar en marzo. Además, debe licitar el contrato de auditoría del proceso, el compromiso que adquirió al implementar el voto electrónico.
Fuentes de la consejería aseguran que se cumplirá con el calendario previsto y que, por ahora, no acumulan ningún retraso que les haga pensar lo contrario. Aunque reconocen que esta hoja de ruta se puede estrellar contra “imprevistos”. Es decir, que todo se quede en un cajón hasta el inicio de la nueva legislatura en Cataluña.
Si se llegara a producir, sería la enésima parálisis del proceso por elecciones autonómicas. La misma situación que se daría en la pugna por la representatividad y la falta de acuerdos para renovar el consejo de administración de Fira Barcelona. Conflictos todos ellos que van por el camino del enquiste.