El fenómeno Glovo y Deliveroo llega a la limpieza por horas
Clintu, una plataforma de servicios de higienización, pretende acabar con una economía sumergida actuando de intermediaria entre usuarios y trabajadores
12 febrero, 2018 00:00Los servicios de limpieza han estado mal pagados de forma habitual. Clintu es una plataforma de internet que tiene por objetivo establecer una oferta y una demanda equitativas y actuar de intermediaria entre las personas que limpian y los usuarios. El modelo es similar al que plantean Glovo o Deliveroo, las llamadas economías colaborativas o modelos de falsos autónomos.
Tanto Glovo como Deliveroo son plataformas digitales que intermedian entre trabajadores y usuarios, sin contratarles. Los mensajeros que utilizan las aplicaciones suelen ser autónomos y cobran por tarea realizada. Lo mismo ocurre en Clintu.
La plataforma actúa de intermediaria entre las llamadas cleaners (limpiadoras, en femenino) y los usuarios. Los servicios que se ofrecen son principalmente los de limpieza, pero también hay servicios de plancha y de pintura. Las cleaners pueden acudir a “casas, pisos o apartamentos turísticos” con un régimen por horas. El usuario es el encargado de poner el precio, siguiendo las sugerencias de la web según la ciudad. Aunque la idea aparenta ser práctica y justa, sus detractores lo ven como un modelo más de trabajo en negro.
Personal valorado
Alex Espel, el CEO y socio fundador de Clintu, explica que la web lleva tres años y lo que se consigue es “tener personas valoradas”; la valoración la hacen los mismos usuarios. “Hay un formulario que los interesados en trabajar deben rellenar, y luego nos ponemos en contacto con ellos. Se trata de democratizar el trabajo”, sentencia el emprendedor.
En la oficina de Clintu trabajan 16 personas, pero en total la plataforma “emplea” a 500. En cuanto a las condiciones, Espel explica: “Tenemos acuerdos con varias gestorías en España para los trabajadores que hacen limpieza a particulares en hogares; en cambio, para empresas, se trata de trabajadores autónomos”.
Cómo funciona
Los pasos a seguir para usar Clintu son: primero, solicitar el servicio registrándose en la web de la plataforma --allí se escoge la cantidad de horas requeridas y cuánto se desea pagar--; el segundo paso es la aceptación de la oferta por parte de la cleaner, y, por último, el pago, que se realiza después de haber recibido el servicio.
Clintu cobra 1,49 euros por servicio al cliente. Si se contrata por más de una vez solo se cobra la primera. En su página se aclara que los servicios no incluyen “la limpieza de tapicerías, cristales exteriores, cortinas, jardín, zonas con hongos ni exterminación de insectos”.
Complemento laboral
El CEO de la compañía asegura que “Clintu es un complemento”, ya que quienes trabajan mediante la plataforma suelen tener otros trabajos.
En cuanto a los precios, explica Espel que “los usuarios escogen el precio y según eso la persona es libre de aceptar o no el pago ofrecido. La mayoría es razonable a la hora de colocar un precio por hora, pero hay muchas variables que pueden modificarlo como la localización, el día, la hora y la urgencia que tenga el usuario”. El promedio es 10 euros la hora en Madrid y Barcelona, y baja en el caso de otras ciudades.
Las críticas
El sindicato UGT de Cataluña desconocía la existencia de la plataforma de servicios de limpieza. Consultados por el tipo de régimen que utilizan, explican: “Es trabajo en negro, se presentan como una plataforma que pone en contacto a los usuarios con el limpiador. Pero estas personas no suelen ser autónomas, no se hacen contratos”.
El sindicato considera que, del mismo modo que Glovo o Deliveroo, las plataformas “no son solo intermediarias sino que dan un servicio y la empresa debería tener a las personas contratadas por cuenta ajena y aplicar el convenio colectivo de limpieza. Esto, al no ser así, probablemente sea un fraude a la seguridad social”. UGT insiste en el concepto de que “un cliente no puede elegir el precio del trabajador”.
Desde Clintu aseguran que en España hay unas 400.000 personas trabajando en la limpieza por horas. Una actividad que, de momento, no encuentra regulaciones justas.