Un alcalde convergente ha entrado en guerra con Pachá. Miquel Forns (PDeCAT), alcalde de Sitges (Barcelona), está amargando a la marca de las dos cerezas el 50 aniversario de la inauguración de su primera discoteca en el municipio, que fue también la primera del mundo.
La enseña de ocio nocturno cerró el local voluntariamente en 2016 y acometió una reforma de veinte puntos ordenada por el ayuntamiento. Pero el equipo de gobierno de Forns (PDeCAT y ERC en coalición) amaga con precintar el icónico local, que vio la luz en 1967.
La sombra de los técnicos municipales se cierne sobre el local hoy, sábado 17 de junio, cuando el espacio arranca los festejos de su cumpleaños. La alegría de soplar cincuenta velas, sin embargo, tiene un lunar.
"Estamos muy quemados. Hemos hecho todo lo que dice el consistorio. Reformas, certificaciones y demás. Pero nunca es suficiente. Parece que la voluntad sea cerrarnos adrede. Y este fue el local que vio nacer Pachá hace medio siglo", lamenta Willy Serra, operador del local.
"Exceso de celo"
El abogado del negocio, Agustín Atance, indica que "Pachá Sitges ha contratado a un ingeniero especialista. El grupo ha ordenado no escatimar en gastos para adecuar el local a la legislación vigente. Pero siempre hay algo más, alguna exigencia extra", explica el letrado.
"Tiene el aspecto de exceso de celo por parte de la corporación municipal. Con una discoteca que otros muchos destinos del mundo pagarían por tener", agrega.
Propiedad del dueño
A la espera de que alguien saque esa chequera, Ricardo Urgell, fundador de Grupo Pachá, sigue siendo el propietario del club. El espacio no entró en la venta del conglomerado al fondo Trilantic Capital Partners. Su mano derecha y gestor, Willy Serra, enumera alguna de las exigencias municipales.
"Pidieron cortinas ignífugas. Las pusimos. Luego, pidieron demostrar que la empresa que certificó su resistencia al fuego mostrara su autorización para llevar a cabo dicha actividad", explica.
"Falta diálogo"
El Ayuntamiento de Sitges no ha contestado a ninguno de los requerimientos informativos de este medio.
Quien sí lo ha hecho es Lluís Marcé, concejal del opositor Nou Horitzó y el edil más veterano del plenario municipal. "Es evidente que cualquier local debe cumplir la normativa. Pero también es entendible que las cosas se pueden negociar: apertura temporal, ayuda para certificar y demás. No es entendible cerrarse al diálogo", ha valorado el munícipe.
Marcé, miembro del Pleno desde la constitución del primer consistorio, recuerda otros casos similares. "Cuando la icónica Atlántida abrió en Sitges, tenía permisos por firmar. Pero se autorizó una apertura parcial y se negoció para conseguir el resto paulatinamente. Son empresas dinamizadoras de riqueza y empleo. Hay que cuidarlas", explica el edil.
Problema: rodeado de casas
El primer Pachá del mundo abrió en el elegante destino de costa en 1967. Cuando Ricardo Urgell estrenó el local, la discoteca de las dos cerezas ocupaba la solitaria masía Mas d'en Lliri.
El problema es que el entorno ha cambiado en 50 años. La boîte está ahora rodeada de casas al crecer el núcleo urbano de la localidad. Algunos de los vecinos se han quejado —incluso judicialmente— del ruido que causa el espacio en el pasado.
La gerencia, con Urgell en la sombra, ha abordado este problema, entre muchos otros. Pero por ahora, y en el día de su aniversario, ha topado con un alcalde inflexible.