Barcelona se ha consolidado como una de las ciudades del mundo con mayor atracción para el turismo de negocios y la organización de eventos. La capital catalana ostenta la etiqueta de Ciudad de Ferias y Congresos. La International Congress and Covention Association (ICCA) sitúa a la urbe en tercera posición del ranking mundial, tan solo por detrás de París y Viena.
El sector Mice (Meetings, incentives, congress and expositions) representa un 40% del volumen de negocio en varios hoteles de la capital catalana como el W Barcelona y el Arts. En el Renaissance Fira de L'Hospitalet de Llobregat (Barcelona) alcanza el 80%.
Imagen de la terraza del Hotel W de Barcelona, una de las más exclusivas de la ciudad / CG
El sector “tiene un gran futuro en Barcelona”. Así lo augura Sandrine Castres, directora ejecutiva de MCI-Group en España, una de las empresas referentes en la organización de congresos y viajes de negocios en el panorama internacional.
El turismo masivo, una amenaza
Pese a ello, esta tipología turística asociada al lujo está en alerta en Barcelona. Las empresas desconfían de la masificación de la capital catalana: “Puede convertirse en un problema, tenemos que ir con mucho cuidado”, explica Castres. El reto de MCI-Group, y de otras compañías del sector que operan en Barcelona, es "ofrecer alternativas para que no se cansen de venir".
Las quejas vecinales son constantes, las calles están abarrotadas. "Es muy díficil cohabitar y eso puede desencadenar en un paso atrás para nosotros", indica. Pese a la preocupación, la llegada del verano es un soplo de aire fresco para el sector Mice: "Nos beneficia la estacionalidad, los congresos bajan en la época estival".
Plaza Real Barcelona, uno de los centros neurálgicos del turismo en la ciudad / CG
Desde MCI-Group avisan que muchos agentes de negocios ya no quieren viajar a Barcelona: "Han estado más de 10 veces y lo consideran aburrido". Algunos organizadores de eventos han decidido marcharse de la ciudad a otros lugares de la geografía española donde "hay hoteles más baratos y el evento es el más destacado de todos, no uno del montón".
La clave está en reinventarse. Castres asegura que "hay que mostrar otra cara de la ciudad, hacerles llegar adonde nunca han estado, pero de forma exclusiva, no donde pueda ir cualquier turista de un nivel adquisitivo medio-alto". "En general, suelen ser viajeros a los que se les da un plus durante su estancia, espacios que nunca hayan visto", explica.
Reconocimiento en el PIB
Uno de los problemas del sector es la falta de reconocimiento por parte de las instituciones públicas. Beneficia al tejido empresarial y económico del país, pero no se reconoce su calidad: “Tan solo hay tres países en el mundo que abordan lo que representa el Mice en el PIB”. Son Canadá, Reino Unido y Estados Unidos. En este último se prevé que sea el segundo sector que más empleo creará en los próximos diez años.
En España, el Foro Mice asocia a las empresas más destacadas de la industria de los viajes de negocios y congresos. Pretende actuar como lobby para relanzarla y demostrar que tiene repercusión económica en otras dependencias como los bares y restaurantes, los taxis e incluso "en la panadería de la esquina".
En este línea, el director de Executive Masters de la Facultad de Turismo y Dirección Hotelera Sant Ignasi de la Universidad Ramón Llull, Antonio Hermosilla, asegura que el sector debe cumplir con los objetivos del "buen diseño de reuniones para la experiencia humana, la salud, el bienestar, la ciencia del comportamiento y dejar un legado positivo”.
Una reunión de negocios en un hotel de Barcelona / CG
Viajes de incentivos
La joya de la corona para el sector Mice son los viajes de incentivos. Se trata de recompensas que dan las compañías a sus empleados por haber alcanzado un máximo de rendimiento. Para Castres, organizar estos viajes es "un gran desafío". “Según la empresa y el país tienes que aportarle al cliente mayor exclusividad porque gasta más dinero”. Por ejemplo, “no es lo mismo un representante de Tupperware de un país de Europa del Este que un comercial de seguros de Estados Unidos, que ya ha viajado por todo el mundo y que posee un potencial adquisitivo más elevado”. En algunos casos, el coste total de estas estancias en Barcelona alcanza los 5.000 euros por invitado.
Pese a ello, el challenge de MCI, como el de otras empresas del sector, es dar un toque distintivo a este viaje: “Vamos a atraer al cliente a Barcelona dándole algo que no se pueda pagar con dinero, por ejemplo que se siente en el lugar de Messi en el autobús del Barça o con una cena en la terraza de La Pedrera”, sentencia la portavoz de la empresa suiza.