Alberto Palatchi Ribera y Susana Gallardo Torrededía, de Pronovias / CG

Alberto Palatchi Ribera y Susana Gallardo Torrededía, de Pronovias / CG

Business

La sicav de Pronovias 'sufre' la separación matrimonial Palatchi-Gallardo

La pareja acumula en sus sociedades de inversión un patrimonio de 400 millones de euros

29 diciembre, 2016 00:00

La ruptura entre Alberto Palatchi Ribera y Susana Gallardo Torrededía quema etapas a gran velocidad. Palatchi es dueño de Pronovias, la muy rentable firma de trajes nupciales. Su esposa está llamada a heredar, junto con sus hermanos Antonio y Rosa, los bienes de su padre Antonio Gallardo Ballart, titular del 29% de los laboratorios farmacéuticos Almirall y de incontables activos mobiliarios e inmobiliarios. Tampoco son flojas, ni mucho menos, las expectativas sucesorias por vía materna, de las que forma parte una valiosa cartera de valores cotizados en bolsa.

La primera sociedad de Palatchi-Gallardo que palpa los efectos de las divergencias es su sicav Herprisa, que junto con otra sicav de la misma pareja componen las joyas de su corona patrimonial.

Herprisa ha convocado una junta general extraordinaria de accionistas para el próximo 2 de febrero. En el orden del día, un solo punto cardinal: nombramiento de consejeros. Hasta ahora, Alberto Palatchi ejerce de presidente ejecutivo y Susana Gallardo --Susi, para los amigos--, de vicepresidenta y consejera delegada.

400 millones entre las dos sicavs

Esa compañía embalsa una fortuna de 218 millones de euros. Al parecer, el dinero procede en su abrumadora mayoría de los beneficios generados durante medio siglo por Pronovias. En consecuencia, se da por descontado que la cesante en Herprisa será Susana Gallardo.

La otra perla de la riqueza familiar es la también sicav Gesprisa, que acumula otros 181 millones. Al igual que su hermana gemela, los fondos provienen básicamente de los negocios del empresario textil.

Antonio Gallardo Ballart, padre de Susana, se embarcó en un avión el pasado fin de semana a fin de disfrutar las próximas festividades en un destino desconocido. De paso, al poner tierra de por medio se evitará preguntas embarazosas sobre los lances conyugales del clan.

Antonio es la discreción personificada y administrador supremo de los haberes de la saga. Tiene la inveterada costumbre de rechazar cuantos cargos le ofrecen. Huye de la publicidad y de las fotos como si se tratase de la peste. Jamás concede entrevista alguna.

Sus pertenencias son de cuantía similar a las de su hermano Jorge, presidente ejecutivo de Almirall y titular también de otro 29% del capital del laboratorio. De momento, una y otra superan con enorme ventaja los caudales forjados por Alberto Palatchi.