Heridas de la agresión sufrida por Jesús por resistirse a un robo en el Raval / CG

Heridas de la agresión sufrida por Jesús por resistirse a un robo en el Raval / CG

Vida

"Me agredieron en El Raval por resistirme a un robo"

Jesús narra cómo un grupo de varios jóvenes le acosaron hasta caer al suelo para quedarse con sus pertenencias

13 mayo, 2019 00:00

Jesús es un chico de Andalucía que, como tantos otros, se ha mudado a Barcelona para buscarse la vida. Tras algo menos de dos años viviendo en la ciudad, reconoce que le ha cogido gusto, sobre todo, a su centro histórico. Le encanta recorrer las calles que no conoce en búsqueda de nuevos rincones, pero hace menos de dos semanas conoció la cara oscura de Barcelona.

Jesús fue agredido en la Rambla del Raval durante la madrugada del 1 de mayo. Atestigua que varios chicos jóvenes --“de unos 15 o 17 años, extranjeros”-- le rodearon para quitarle el móvil y que, al oponer resistencia, recibió golpes, zarandeos y gritos amenazantes. Un suceso de inseguridad más que se suma a los ocurridos en Barcelona mientras la alcaldesa Ada Colau y la Generalitat se acusan de no actuar ante este problema mientras se desentienden de resolverlo.

Robo del móvil

Todo comenzó cuando el protagonista de esta agresión caminaba por el Raval con el móvil en la mano. “Iba mirando el GPS y llegué a la Rambla por la parte alta [por su extremo que toca la calle Maria Aurèlia Campany]”, detalla. “Vi que en la zona central había obras y que para seguir bajando tenía que cruzar la calzada para ir por una de las aceras de los laterales”.

Eligió continuar por la parte de la izquierda, donde aún quedaban establecimientos abiertos. Fue entonces cuando se dio cuenta de que le seguían. “Noté que tenía a alguien detrás y vi a un chico a mis espaldas. De repente, se me acercó y me quiso quitar el móvil”. Jesús explica, con cierta tensión, cómo le asaltó el menor: intentó hacerle presión en la garganta, haciendo pinza en el cuello con el brazo, a lo que la víctima respondió con un codazo. “No sé si él me tiró o me caí por la inercia de apartarme, pero lo cierto es que acabé en el suelo y seguimos forcejeando”.

Varios contra uno

Jesús baja la voz recordando el tenso momento que vivió y admite que hubo unos segundos en los que no sabe cómo reaccionó. “Estaba pensando en mi móvil, en la riñonera donde llevaba mi cartera, en que todo aquello no estaba pasando, en que acabaría pronto porque el chaval no podía conmigo… pero no”. En aquel momento, el suceso se recrudeció y varios jóvenes se unieron a la agresión.

“Vinieron tres o cuatro más. Empezaron a tirarme de la chaqueta, a empujarme, uno de ellos me gritaba “¡Muere, muere!”. Yo ya no sé qué decía, pero también gritaba para ver si alguien venía”. Finalmente, un hombre de un comercio cercano se acercó y, al llegar este, los agresores disimularon y actuaron como si le estuvieran ayudando a levantarse. “Uno de ellos incluso cogió un mechero del suelo y me lo acercó”.

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Así quedaron los pantalones de Jesús tras la agresión / CG

Llamada a la policía

Tras la agresión, se refugió en un bar que se encontraba justo frente al lugar de los hechos. “Nadie vino a ayudarme y cuando entré se limitaron a preguntarme si estaba bien. Por sus caras vi que pasaba algo y fue cuando me miré: tenía toda la ropa del trabajo sucia de haber sido revolcado por el suelo, heridas en las manos y sangre en el labio”. Una chica del mismo bloque, alertada por los gritos, bajó y le ofreció compañía e incluso le ofreció subir a su casa para tomar agua y recuperar la tranquilidad. La joven asegura que los incidentes de este tipo son constantes y que los ladrones actúan a cualquier hora: “El otro día a una chica le robaron a media tarde”, especifica. De hecho, la inseguridad es el problema más grave de Barcelona según sus residentes. 

Jesús llamó a Emergencias, una patrulla de Mossos d’Esquadra se trasladó al lugar y el joven les comentó lo sucedido, así como la descripción de uno de los agresores. Poco después los agentes volvieron a ponerse en contacto con él para comentarle que tenían retenido a un chico y que, si quería, podía acercarse a reconocerlo a la zona baja de la Rambla del Raval. “Estaba en shock, no quería que me reconocieran y temía que me pudiera pasar algo más así que tardé un poco en reaccionar. Cuando finalmente bajé a la calle, los Mossos se habían ido”, asegura.

Inseguridad en Barcelona

El incidente ha hecho que Jesús se replantee las dinámicas de seguridad existentes la capital catalana. “Me sorprende que en una ciudad como Barcelona, tan cosmopolita y con tanto turismo, pueda haberme sentido tan inseguro. Y además en un barrio del centro como lo es el Raval, en el que incluso me he planteado vivir muchas veces”. Este joven asegura que en la actualidad, no piensa mudarse a esta zona, aunque eso sí, defiende que tampoco cambiará sus hábitos. “Esa es mi manera de vivir la ciudad; me gusta pasear por los barrios del centro y descubrir sitios nuevos y una experiencia así no me va a hacer cambiar de actitud”, declara, “voy a seguir paseando por las calles del Raval y voy a seguir saliendo de noche por el barrio. Vivir con miedo, nunca”.

Pero no todo el mundo tiene tanto valor. No son pocas las personas que conocen el suceso vivido por Jesús que le han recomendado llevar algún tipo de protección o han pensado alguna vez en portarla ellas mismas. Sin ir más lejos, la vecina de la Rambla del Raval que le dio cobijo tras la agresión. “Trabajo en un restaurante y alguna noche, cuando he salido tarde, he pensado en coger un cuchillo por si lo necesitaba de vuelta a casa”, admite, aunque aclara rápidamente que nunca lo ha hecho. “Han pasado tantas cosas… Y seguirá igual hasta que pase algo grave”, augura.