Vida

'Sor-passo' Forcades y la vía Pavlenski de las CUP

El diputado autonómico Fernàndez pugna en portada con el tifón. Sandalia en mano, su gesto ante Rato no es nada. Un pintor se clava el escroto al suelo en la Plaza Roja de Moscú, relata la contra de El Mundo.

12 noviembre, 2013 08:29

El diputado autonómico David Fernàndez, a la sazón excelentísimo señor, comparte portada con los efectos del tifón Yolanda. Se acusa al "cambio climático"; del tifón, no de lo de Fernàndez. Las oenegés piden dinero, no comida y mantas. Es un cambio de perspectiva. Los paquetes de arroz también hacen falta aquí. Téngase en cuenta, además, que el flete de los aviones es caro y que emiten unas cantidades intolerables de CO2, causa sospechosa del calentamiento y, a la postre, de la catástrofe. ¿Y cómo ha llegado Fernàndez a esas portadas de devastación y tragedia?

La pena del telediario se ha sustituido por la de la comisión parlamentaria. Los banqueros caídos en desgracia son citados a declarar en el Parque de la Ciudadela de Barcelona y allí son sometidos a una suave terapia de reproches políticos. Ayer le tocaba el turno a Rato y Goirigolzarri (first class en el sector) y a Josep Ibern, que fuera presidente de Caixa Laietana. El banquero catalán se quejó de que él también había comprado preferentes. El vasco lamentó la gestión de Rato y éste ni se inmutó cuando Fernàndez (por fin) irrumpió en la escena y le amenazó, en plan vaya miedito, con tirarle una sandalia a la cabeza.

Ojo a la chancleta del diputado, a la teatralidad de la escena, a las horas de ensayo y a la pose de Fernàndez. Se nota que es periodista y conoce las diferencias entre un plató de telebasura y una comisión sobre las hipotecas basura. Otra cosa es que le importe un rábano y se esté labrando un futuro de tertuliano. Del circo de la política al del periodismo y viceversa no hay más que un ligero cambio de chip. El director de La Razón, Francisco Marhuenda, también fue diputado, en el mismo parlamento que Fernàndez. Otra cosa, por eso. Las camisas y los trajes del director del periódico de Planeta son demasiado clásicas para el estilismo de Fernàndez, como más de los batasunis.

La cuestión es que Fernàndez puso a caer de un burro a Rato, le dijo que le esperaba en el infierno y le preguntó si tenía miedo cuando le enseñaba la alpargata. Y a Rato le salió la chulería de Madrid mezclada con flema británica y le soltó un: ¿De quién, de usted?, que sonó al "amos chacho" de La Excepción, la pareja rapera del barrio madrileño de Pan Bendito.

Hay que entender a Fernàndez. El discurso anticapitalista de la monja Teresa Forcades goza de gran difusión en TV3 (el domingo fue la estrella de los telenoticias, que rebotaron con fervor una entrevista con la líder de Procés Constituent) y Fernàndez, de natural reflexivo, se ve obligado a forzar el lado asambleario y cupaire para evitar el sorpasso de la sor. Le llamó "gánster" a Rato. Se leen artículos con insultos peores.

Además de esto, en el Parlamento autonómico catalán se decidió solicitar ante las Cortes la trasferencia de la competencia para convocar consultas a través de la vía del artículo 150.2 de la Constitución, que ya se empleó en el pacto del Majestic para traspasar el tráfico a la Generalidad. Qué fineza jurídica, qué sutileza catalanista. De quitarse la boina. En La Vanguardia lo cuentan Josep Gisbert y Silvia Hinojosa. El acuerdo a tal efecto está suscrito por CiU, ERC, ICV-EUiA y las CUP de Fernàndez.

Está en todos los diarios, como el caso de la pianista denunciada por su vecina. Una historia singular. En El País firma la información Marta Rodríguez y la titula: "Cuando el piano es un tormento". La joven Laia Martín ensayaba ocho horas al día cinco días a la semana, según la demandante, que tuvo problemas psíquicos y con su embarazo. La acusación pide cuatro años de inhabilitación profesional para la actual concertista, que tampoco podría tocar el piano en privado. No se sabe qué es peor, si aguantar ocho horas sentado a un piano o estar sometido por la fuerza a los ensayos y gustos variables de la hija de unos vecinos. Por cierto, ¿se puede prohibir que alguien se acerque a un piano a más de cien metros? ¿Y si el piano se acerca a ti?

Sin abandonar los derroteros raros de la vida, El País explica en su portada que: "Los barones frenan un conato de 'rebelión' de Tomás Gómez". Por barones hay que entender a los dirigentes regionales del PSOE y Tomás Gómez es el Pere Navarro de Madrid. Fernando Garea y Javier Casqueiro firman una información en la que se describen las maniobras de Gómez para forzar una fecha para las primarias. Interesante. Salió mal. Abc y La Gaceta coinciden en portada. "El PSOE regala el centro al PP", dice el primero; "El PSOE renuncia al centro", el segundo. Lo que es el periodismo de anticipación.

Sobre el PSC hablan desde portada El Periódico y El Punt Avui, y detectan una grieta en el bloque del "derecho a decidir". Para el veterano Avui, "el PSC dice no" y se muestra "sumiso" a Rubalcaba. La foto es para el incendio del Ampurdán, que según el Ara "quema sin control". En El Periódico aprecian que: "El bloque de la consulta se debilita sin el PSC". En El Mundo no están para sutilezas y llevan a portada el caso Fernàndez con el siguiente titular: "Rato, linchado en el Parlamento [autonómico]: 'Ladrón', 'carroñero', 'gánster'". Firma la crónica María Teresa Coca. En La Razón, el titular principal es para el siniestro del tren Alvia: "Renfe atribuye el accidente de Santiago 'únicamente' a la velocidad" y en el apartado gráfico, primeros días en libertad de Troitiño. Son tres fotogramas para un titular: "El asesino de Hipercor de compras en el súper".

De lo más interesante en la asignatura conocida como política catalana (lo que no siempre quiere decir raro, extremo o ridículo) no es el viaje de Mas por Israel, sino la entrevista en El País con Albert Rivera, el presidente de Ciudadanos. La firma Àngels Piñol. "En Cataluña no queda más vía que un pacto entre Ciudadanos, PSC y PP", declara Rivera y titulan en el diario. Algunos sondeos han avanzado ya esa hipótesis. A la pregunta de si Ciudadanos es de izquierdas o de derechas, responde que es "progresista".

En La Vanguardia, Lluís Foix, bajo el título: "Un cierto vacío de ideas", escribe: "Se echan de menos relatos que se aparten de la corrección política y que introduzcan pequeñas o grandes dosis de esperanza, progreso, utopía y, sobre todo, humanismo. El encefalograma de ideas para hacer frente a los retos sociales es casi plano. La política y los políticos son imprescindibles, pero la relación con las personas parece distanciarse a pesar de todas las posibilidades de comunicarse".

Si han conseguido leer hasta aquí seguro que son de los que a veces comienzan el periódico por la contraportada. Mala idea. Les parecía poco lo de Fernàndez y Rato; les suena a toreo de salón eso de Tomás Gómez y lo del PSC; no querían que un tifón les arruinara el desayuno y se topan con un bisnieto de Maiakosvki, con un pintor ruso que se incrusta el escroto en los adoquines de la Plaza Roja de Moscú. "Lo más complicado fue tener que clavar mis testículos a toda prisa", ha declarado Piotr Pavlenski.

Xavier Colás explica en su crónica para la contraportada de El Mundo que: "La policía, que celebra su Día Nacional, lo cubrió con una manta y tardó más de una hora en conseguir desclavar sus testículos del suelo y llevarlo a un centro hospitalario". No es la primera protesta de Pavlenski, siempre desnudo. Una vez se envolvió en una alambrada para protestar por el encarcelamiento de las Pussy Riot. "Me hubiese gustado que me hiciesen preguntas para contarles por qué lo hago", ha declarado. Al parecer, no le interesa a nadie. Lo mismo que el arte.