La Policía interviene 5'5 toneladas de marihuana de una organización que cultivaba en Lleida
La trama, de origen albanés, se dedicaba a la distribución a gran escala y trabaja en zonas boscosas
19 julio, 2020 16:21La Policía Nacional ha desarticulado una organización criminal de origen albanés dedicada al cultivo y distribución de marihuana a gran escala. La plantación fue detectada el pasado abril en una zona boscosa entre Huesca y Lleida.
En el operativo se han intervenido 7.870 plantas de marihuana y 107 kilos de cogollos, que suman cinco toneladas y media. La operación ha sido coordinada entre agentes especializados en la investigación del tráfico de drogas pertenecientes a las comisarías de Huesca, Lleida y Barcelona, que han dibujado el entramado de la organización, identificado a los jefes de la misma, así como averiguado los inmuebles desde los que desarrollaban las actividades.
Plantación 'indoor' en un edificio
Con las pesquisas realizadas localizaron, además de este cultivo al aire libre, otra plantación indoor que ocupaba la totalidad de un edificio en el casco histórico de Monzón, así como el lugar donde se llevaba a cabo el secado y envasado de la marihuana y que constituía asimismo el centro de operaciones de los líderes de esta organización.
La operación culminó el 2 de julio con la detención de los dos líderes de la organización, así como dos operarios que custodiaban las plantaciones referidas. A los mismos se les imputan los delitos de tráfico de estupefacientes, pertenencia a grupo criminal y defraudación de fluido eléctrico.
Enganches eléctricos
Los líderes de la organización reclutaban operarios para hacerse cargo del cultivo, mantenimiento y recolección de la marihuana y les destinaban a las plantaciones por largos periodos de tiempo. Para ello, habían levantado campamentos en zonas estratégicas con todo lo necesario para permanecer largas estancias, proveyéndoles de gran cantidad de víveres no perecederos.
De esta forma, además, aseguraban una guardia continua de las plantaciones, al haber instalado los refugios junto a los cultivos que custodiaban y al haber establecido puntos de vigilancia para detectar presencia policial, llegando incluso a utilizar los árboles talados como torretas de vigilancia.
La organización proveía el suministro eléctrico de estas instalaciones mediante enganches ilegales a la red eléctrica pública, soportando una potencia cinco veces mayor a la de un consumo familiar y creando una situación de peligro debido al estado defectuoso de estos enganches.