El actor Sergi López está viviendo un año increíble. Su gira con Non Solum lo ha vuelto a llevar por los teatros de toda España y Sirat, la película de Oliver Laxe que protagoniza, se ha colado en la shortlist de los Oscar en cinco categorías.
A pesar de este reconocimiento, el intérprete catalán mantiene una actitud discreta y cercana. No olvida de dónde viene y conserva un fuerte vínculo con sus orígenes.
Siempre ha tenido muy clara su relación con el circo, disciplina con la que empezó a actuar, y, sobre todo, con su lugar de nacimiento, Vilanova i la Geltrú (Barcelona).
Son pocas las entrevistas en las que el protagonista de Sirat no menciona esta localidad costera que lo vio crecer. Poco importa que su trayectoria profesional lo haya llevado a escenarios muy diversos: su vida personal permanece anclada a un entorno muy concreto, el de la capital del Garraf y, más específicamente, su barrio, Sant Joan, también conocido como l’Aiguacuit.
Barrio humilde
Este núcleo urbano se consolidó entre finales de los años cincuenta y principios de los sesenta, en torno a una promoción de viviendas sociales. De origen humilde, la zona fue creciendo con la llegada de familias procedentes de distintos puntos de España.
La diversidad de orígenes y el fuerte sentido de comunidad propiciaron la creación de la primera asociación de vecinos de la ciudad, una entidad que todavía hoy sigue activa.
Arquitectura discreta
Esta historia ha convertido a Sant Joan en un barrio eminentemente residencial y de clase trabajadora. Humilde, pero con identidad propia. Como el propio López: internacional, pero arraigado.
El barrio no destaca por una arquitectura monumental ni por la presencia de reclamos turísticos, sino por una planificación pensada para quienes lo habitan.
Calles amplias, bloques de viviendas de altura media, zonas verdes y servicios de proximidad definen un espacio funcional y cómodo para la vida cotidiana.
El restaurante de Sergi López
En Sant Joan se concentran escuelas, institutos, supermercados, farmacias y equipamientos deportivos, todo en un radio accesible a pie. En este entorno abrió en su día el restaurante Negre Fum, un proyecto impulsado por Sergi López junto a Jordi Trillas y Joan Pujol.
El barrio ha sabido construir una identidad propia dentro de la ciudad, una identidad que atrae y retiene tanto al actor como a muchos de sus vecinos.
Valores
Su principal valor es la gente, y una prueba de ello es la presencia de arte urbano que refleja la vida cotidiana del lugar. Fachadas y edificios antiguos se llenan de murales que retratan el pasado y el presente de Sant Joan y de quienes lo habitan.
La manera de ser de Sergi López refleja esa actitud sencilla y poco mediática que caracteriza tanto al barrio como al propio actor. Su vida no está rodeada de flashes ni de titulares, y esa elección se traslada también a su forma de vivir.
Una vida discreta y cercana
De hecho, él mismo ha expresado en varias ocasiones su satisfacción con esa normalidad. “Me encanta sentarme en una terraza de mi pueblo y esperar a que pase alguien para charlar”, ha declarado en más de una ocasión. Asegura que allí está su gente, la que lo mantiene conectado con la realidad y alejado de la exposición constante.
“Tengo la suerte de vivir en un pueblo donde ya no soy noticia; me siento en el bar, me tomo un café y la gente me dice ‘eh’, sin más”, explicaba recientemente en una entrevista en Time Out.
Los valores
Según el actor, su entorno “no está en ese mundo de ostentación y repercusión mediática, está muy lejos de todo eso”. López y Sant Joan parecen compartir una misma actitud y un mismo espíritu.
Sant Joan no presume de exclusividad. No figura entre las zonas más cotizadas ni aparece en guías de arquitectura urbana, y no lo necesita. Su valor reside en aspectos alejados de la espectacularidad, aunque uno de sus elementos más visibles sean los murales que llenan de arte sus calles.
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