En Cataluña las cuevas se cuentan por decenas, cada una tiene su particularidad, pero pocas pueden decir que generan un anfiteatro para acoger un salto de agua.
Eso es lo que pasa en la Cova de les Gralles, un lugar muy especial, escondido en las montañas de Prades, en el interior de Tarragona.
No es una cueva profunda ni una gruta subterránea, sino una gran gruta semicircular, abierta en la roca como si fuera un ábside natural, que en determinados momentos del año se transforma en un espectacular salto de agua.
Cuando las lluvias son abundantes, el barranco cobra vida y el agua se precipita desde lo alto de la pared rocosa, creando una cortina líquida que cae frente a la cavidad. El resultado es un escenario inesperado, casi teatral.
Un espectáculo que depende de la lluvia
La principal singularidad de la Cova de les Gralles es que no siempre se muestra igual. Su cascada es estacional y solo aparece cuando el barranco que desciende desde la zona de los Motllats lleva suficiente caudal.
Tras episodios de lluvia, especialmente en primavera y otoño, el enclave alcanza su máximo esplendor. En épocas secas, el agua desaparece, pero la cueva no pierde interés.
La imponente pared de roca, las marcas oscuras dejadas por antiguos cursos de agua y la sensación de estar ante una formación monumental mantienen intacto el atractivo del lugar. Esa dualidad, cascada y silencio, es parte de su encanto.
Vistas desde la Cova de les Gralles
Anfiteatro de piedra
La Cova de les Gralles se integra en un entorno abrupto y poco alterado, dominado por barrancos, bosques y formaciones rocosas propias de la montaña mediterránea. No hay artificios ni intervenciones humanas destacadas: todo responde a la erosión del agua y al paso del tiempo.
Por su forma y dimensiones, muchos visitantes la describen como un anfiteatro natural, un espacio que invita a detenerse y observar. No es extraño que se haya convertido en uno de los puntos más fotografiados por quienes exploran esta zona del interior tarraconense.
El Camí de la Font de la Llúdriga
El acceso tradicional a la Cova de les Gralles se realiza siguiendo el Camí de la Font de la Llúdriga, una ruta muy conocida en Capafonts. El sendero recorre un paisaje marcado por el agua, con fuentes naturales, tramos de barranco y zonas de sombra que hacen el recorrido especialmente agradable.
La Font de la Llúdriga, uno de los nacimientos del río Brugent, es una parada habitual del camino y uno de los puntos más apreciados del itinerario. Desde allí, el sendero continúa hacia el barranco que conduce hasta la cueva, atravesando un entorno donde la roca y la vegetación se alternan constantemente.
La excursión hasta la Cova de les Gralles es relativamente corta, con un recorrido que ronda entre dos y tres kilómetros, según la variante elegida, y un desnivel moderado que se supera en menos de una hora.
Cuándo visitarla
Para quienes buscan ver la cueva en su versión más espectacular, lo ideal es visitarla después de lluvias, sobre todo en primavera y otoño. En verano, el entorno sigue siendo atractivo por la sombra y la frescura del barranco, aunque lo habitual es que la cascada esté seca.
En cualquier época del año, conviene recordar que se trata de un espacio natural no acondicionado, sin pasarelas ni protecciones, lo que refuerza su autenticidad, pero también exige respeto y sentido común.
Cómo llegar
Para llegar en coche a Capafonts, la vía principal es la TV-7041, una carretera de montaña que conecta el municipio con la zona de Alcover. También se puede acceder desde Prades, enlazando con la T-704 en dirección a Alforja y continuando hacia Capafonts.
Una vez en el término municipal, el punto habitual para iniciar la ruta a pie se encuentra cerca de la Font de la Llúdriga, junto a una pista forestal señalizada. El vehículo debe dejarse en una explanada o zona habilitada como aparcamiento, ya que no es posible acceder en coche hasta la cueva. Desde allí, el sendero conduce al barranco y, tras un corto recorrido, al impresionante anfiteatro natural de la Cova de les Gralles.
