Una imagen de archivo de Palau de Santa Eulàlia
"Han estado cuatro días robando impunemente": la tragedia de uno de los pueblos más pequeños de Girona
Una oleada de robos con fuerza asalta el 20% de las viviendas de Palau de Santa Eulàlia, un pueblo de solo 136 habitantes
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En uno de los municipios más pequeños de la provincia de Girona una ola de robos profesionales ha golpeado al 20% de las viviendas en apenas cuatro días.
Mientras los datos de criminalidad en la demarcación repuntan, los vecinos denuncian una desprotección sistémica en un escenario donde los delincuentes parecen conocer perfectamente los tiempos de respuesta policial.
Palau de Santa Eulàlia no suele aparecer en las crónicas de sucesos. Con una población de apenas 136 habitantes y un núcleo que no supera las 50 casas, este rincón del Alt Empordà es, sobre el papel, un refugio de calma.
El municipio de Palau de Santa Eulàlia
Entre el 11 y el 16 de diciembre, esa paz saltó por los aires. En un lapso de tiempo récord, una decena de viviendas fueron asaltadas. La estadística habla por sí sola: una de cada cinco familias ha sido víctima de los delincuentes en menos de una semana.
Una cronología de impunidad
El primer golpe ocurrió el jueves por la tarde. Lo que inicialmente se interpretó como un hecho aislado fue, en realidad, el inicio de un asedio organizado.
El viernes, ante la gravedad de los primeros incidentes, el Ayuntamiento solicitó de urgencia vigilancia especial a los Mossos d’Esquadra. Esa misma noche se registraron tres nuevos asaltos, a los que siguieron otros cuatro en las jornadas posteriores.
"Es un escándalo. Damos el aviso el jueves, vuelve a pasar el viernes, el sábado, el domingo... ¿No pueden enviar una patrulla de vigilancia? Han estado cuatro días robando impunemente", lamenta a Crónica Global uno de los vecinos cuya vivienda ha sido asaltada y que prefiere mantener el anonimato.
La indignación en las calles de Palau es palpable y se mezcla con una profunda sensación de desamparo frente a lo que califican como "el país de la permisividad". Según el relato de los residentes, la falta de medidas correctivas inmediatas permitió que los ladrones actuaran con total libertad durante cuatro noches consecutivas.
Profesionales con guantes de silicona
No se trata de delincuencia amateur o de oportunidad. Los testimonios y la metodología empleada apuntan a un grupo criminal cualificado. El modus operandi es idéntico en casi todos los casos: actúan en la franja de la tarde-noche, entre las siete y las doce. Los delincuentes no fuerzan cerraduras al azar, sino que vigilan los movimientos de los residentes y esperan.
"Van rápido. Entran, revientan la puerta, están cinco o diez minutos en la casa y se van a observar la siguiente. Cuando ven que los dueños salen, entran en esa", cuenta el vecino de Palau de Santa Eulàlia.
Para evitar ser detectados, utilizan inhibidores de frecuencia que anulan los sistemas de seguridad: "Yo tengo alarma y me entraron igual. El inhibidor impidió que sonara y solo cuando los ladrones se fueron, la alarma pudo enviar la señal. Para cuando llegaron los Mossos, habían pasado tres horas".
El botín buscado es siempre el mismo: dinero y joyas. Los asaltantes ignoran objetos de valor difíciles de transportar, como obras de arte. "Son profesionales, van con guantes de silicona para no dejar huellas", comenta el residente.
Girona a contracorriente
El caso de Palau de Santa Eulàlia no es un fenómeno aislado, sino que se enmarca en un contexto provincial algo alertante.
Mientras que en otras zonas de Cataluña la criminalidad convencional muestra signos de descenso, la provincia de Girona presenta un incremento del 2,5% en las infracciones penales durante el último año, alcanzando los 32.783 hechos delictivos hasta septiembre de 2025.
Dentro del balance de criminalidad del tercer trimestre del 2025, destaca el aumento de los robos con fuerza en domicilios, que han subido un 3,1%, situándose en 1.855 casos registrados. Esta tendencia contrasta con la de provincias como Tarragona, donde este mismo delito ha caído un 12,4%, o Lleida, con un descenso del 9,4%.
La "patrulla única", insuficiente
Los Mossos d’Esquadra en Girona confirman a este digital que se trata de robos con fuerza en domicilios y reconocen que, al tratarse de un municipio tan pequeño, el impacto emocional y la alarma social son desproporcionados. Sin embargo, la explicación oficial no calma a una población que se siente abandonada.
La crítica vecinal apunta directamente a la gestión de recursos en el Alt Empordà. Denuncian que la zona que abarca municipios como Roses, Castelló d’Empúries y Sant Mori a menudo cuenta con una sola patrulla operativa para cubrir una extensión de terreno inmensa. "Estos tíos –los ladrones– saben que tienen una hora de margen hasta que la policía pueda llegar aquí", advierten los vecinos.
Un agente de Mossos d'Esquadra en una imagen de archivo
Para ellos, la "prevención de seguridad" anunciada por las autoridades llegó tarde. No fue hasta el martes, tras cinco días de asaltos, cuando se detectó la presencia de una patrulla de paisano en la zona.
El miedo al "qué pasaría si"
Para los habitantes de Palau de Santa Eulàlia, el trauma no es solo material. En un pueblo donde la densidad es de apenas 16 habitantes por kilómetro cuadrado, el robo no se percibe como un número en una estadística, sino como una situación de alarma. El temor ha mutado: ya no solo preocupa el robo en casas vacías o segundas residencias, sino la posibilidad de un encuentro violento. "¿Y si hay alguien dentro, qué pasa?", se preguntan con angustia.
La investigación sigue abierta y, por el momento, no se han producido detenciones. Los vecinos, dispuestos a colaborar con la policía, exigen que se preste una atención especial a los municipios rurales, donde episodios de este tipo ponen en jaque la convivencia de toda la comunidad.