Fotomontaje de una pista de esquí de Val Thorens, con el logo de la estación, el de la empresa Bodó y el escudo del FC Barcelona
Val Thorens, el 'refugio' de los hijos de la burguesía catalana frente al cambio climático
Cada vez más jóvenes adinerados optan por esquiar en los Alpes franceses, a más de seis horas de la frontera, mientras empresas como BØDÓ aprovechan para organizarles el viaje, que ha vuelto a ser "un éxito" en el Puente de la Inmaculada
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Mientras las distintas estaciones de esquí de los Pirineos afrontan cada año más complicaciones climatológicas –algo que les ha hecho apostar por la tecnología, pero aún sin capacidad para suplir una buena nevada de las que cada vez se ven menos–, un destino muy concreto en los Alpes franceses se está poniendo de moda entre los hijos de la burguesía catalana. Se trata de Val Thorens, un pueblo a 2300 metros de altura, famoso por sus animados après-ski y vida nocturna.
Perteneciente al macrocomplejo de Les 3 Vallées, que incluye el exclusivísimo sector de Courchevel, destino de millonarios de todo el mundo, y Méribel, conocido por el accidente del piloto de Fórmula 1 Michael Schumacher en 2013, esta estación, la más alta de Europa, es ya un refugio para los pijos catalanes. Especialmente a principio de temporada y concretamente en el puente de la Inmaculada, que compensa el trayecto de más de siete horas que hay, por carretera, desde Barcelona.
El pasado fin de semana, con entre -2º y -10º de temperatura media durante el día, fue un claro ejemplo de ello. "Se escuchaba más catalán allí que en el centro de Barcelona", explica un testigo. Y a nadie parecía serle ajena esta situación, pues el partido entre el Real Betis y el Barça de la jornada 15 de LaLiga, cortesía de la propia competición, pudo verse en una pantalla gigante en medio de la nieve; con cerveza gratis para los seguidores, que cantaban como en el Camp Nou.
"Es un ambiente fantástico, sobre todo enfocado en la fiesta, que es lo que buscamos además de poder disfrutar de las pistas de esquí, que están en unas condiciones que cuesta ver, por ejemplo, en la Molina o Masella, donde suelo ir siempre con mi familia", explica otra joven. "Hay muchos apartamentos, por lo que no es necesario tener que comer en restaurantes y el viaje no sale tan caro como puede parecer, la organización es muy buena", añade otro, aún con la pulsera de BØDÓ.
El negocio
Se trata del "pasaporte mágico", explican, que acompañó a los plumíferos de marca y a las botellas de Jäggermeister a los numerosos eventos que se celebraron en este resort durante el primer fin de semana de diciembre. Y es que detrás de la creciente fiebre de los pijos catalanes por Val Thorens está esta empresa, con nombre de ciudad noruega, que se encarga de organizarlo todo. Alojamiento, transporte, alquiler de material deportivo, seguros, clases y supervisión in situ de los más de 1.300 jóvenes que apostaron por BØDÓ el pasado puente. Un récord para la compañía, que no para de crecer.
Detrás de ella están tres catalanes. Martí Norberto, director general; Juanpa Claret, DJ y director artístico; y Sergi Marty, director estratégico; ponen el foco en los distintos festivales de música que organizan en la nieve como hecho diferencial, con artistas destacados del panorama internacional y la aspiración de que su música electrólica les sitúe como un must no sólo para la clientela catalana. El año que viene ya formarán parte del cartel oficial de la estación, explican a este medio, y ampliarán su mercado en Madrid con vuelos chárter a Lyon y Ginebra y posterior traslado en autobús a Val Thorens.
Quejas de los pijos
Más allá de la discoteca Malaysia o el après-ski La Folie Douce, al que únicamente se puede acceder esquiando desde un telesilla, la novedad en la presente edición ha sido la terraza del hotel Fahrenheit Seven, también colonizada por BØDÓ. No hay mucho margen de maniobra en este sentido, explican, pues las infraestructuras son limitadas. También a nivel de alojamiento, con un límite de 26.000 camas turísticas, que desde la empresa han descartado ampliar, rechazando sumar a la oferta el pueblo de Les Méniures, con el objetivo, aseguran, de "mantener la exclusividad".
Algún que otro pijo, no obstante, apunta que "Val Thorens se está masificando demasiado". Pese a los 600km esquiables de Les 3 Vallées –Formigal-Panticosa y Baqueira-Beret, las estaciones más grandes de España, tienen 175 y 167 respectivamente–, la democratización del refugio también tiene detractores, que ya estarían poniendo el ojo en la cercana estación de Alpe d'Huez. Algunos veteranos que ya esquiaban en los Alpes hace 50 años no dan crédito.