Jacobo Mendioroz Barcelona
Jacobo Mendioroz, epidemiólogo: "No es un constipado, la gripe puede matar a tu abuelo"
En la última semana los casos por gripe han aumentado un 123%; el subdirector general de Vigilancia Epidemiológica explica las particularidades del virus de este año
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Jacobo Mendioroz, subdirector general de Vigilancia Epidemiológica y Respuesta a Emergencias de Salud Pública de la conselleria de Salud, se sienta con Crónica Global para analizar la situación actual de la gripe en Cataluña, que supera cifras históricas y se sitúa como una de las más graves de los últimos 15 años.
Nos encontramos en el inicio de un brote que se prevé que continúe aumentando al menos durante la próxima quincena. Según los datos de la conselleria, en la primera semana de diciembre —del día 1 al 7— los diagnósticos de gripe alcanzaron los 308 casos por cada 100.000 habitantes, lo que supone un incremento del 123% respecto a los 138 registrados la semana anterior.
Dado que no todos los casos se detectan, se estima que la cifra real podría haber llegado a los 418 por cada 100.000 habitantes. En las próximas semanas se espera que los contagios sigan en aumento, ya que aún no se ha alcanzado el pico de la ola. Mendioroz explica las particularidades de la gripe este año, que han dado paso al panorama que vivimos actualmente.
- Para comenzar, ¿cómo describiría el estado actual de la ola de gripe en Cataluña y por qué estamos ante la peor de los últimos 15 años?
- Para entenderlo es importante saber que la gripe es un virus que muta cada año. Precisamente por eso, cada temporada se administra una nueva versión de la vacuna para adaptarla a los virus que circulan. Este año se han combinado dos factores que explican la situación actual. Primero, que el virus predominante es el subtipo A, más transmisible que el B. Y, además, ha reaparecido un subtipo que llevaba muchos años sin circular, por lo que la inmunidad natural adquirida por exposiciones previas es muy limitada.
- ¿Hasta qué punto era previsible esta situación? ¿Los modelos epidemiológicos anticipaban una escalada tan intensa?
- Cada año, cuando finaliza la campaña de gripe, analizamos los datos del hemisferio sur —donde la temporada empieza antes— para prever cómo evolucionará el virus. En ese análisis inicial ya observamos que sería una temporada atípica: llegaba antes y con subtipos que no circulaban desde hacía mucho tiempo. Por esta razón, decidimos adelantar la campaña de vacunación con el objetivo de tener al mayor número de personas vacunadas posible antes del inicio de la ola.
- ¿La campaña de vacunación ha tenido impacto en la cantidad de contagios?
- Cuando hablamos de la vacuna de la gripe, es clave recordar que no está diseñada para evitar contagios —como ocurre con la del sarampión—, sino para reducir las complicaciones. Es decir, que las personas vulnerables que se contagien presenten menos gravedad y menor riesgo de ingreso hospitalario.
- Entonces, ¿el impacto real de la campaña se medirá en hospitalizaciones?
- Exacto, aunque todavía es pronto para valorarlo. La gripe empieza afectando a los niños, después pasa a los adolescentes y continúa progresivamente hacia los grupos de mayor edad. Aún no ha llegado plenamente a las personas mayores, que son las más vulnerables a sufrir complicaciones. Hasta que no lo haga, no podremos valorar la efectividad de la vacunación.
- ¿Cuándo podrán empezar a observarse estos efectos?
- Según nuestras predicciones, aproximadamente en una semana comenzará a impactar de manera más intensa en las personas mayores en términos de transmisión. Y en unas dos semanas, se podrán empezar a ver variaciones en los ingresos hospitalarios. Pero, en este punto, aún no podemos valorar su impacto.
- Además de ser más contagiosa, ¿esta gripe es también más peligrosa?
- Por ahora, lo que hemos observado es que no provoca una gravedad mayor que la de temporadas anteriores. Lo que sí ocurre es que, si de cada 1.000 contagios uno evoluciona a complicaciones, cuando se duplican los contagios, también se duplican proporcionalmente esos casos complicados. Por tanto, un volumen de contagios tan elevado se traducirá en más ingresos, pero no porque el virus sea más grave, sino por su alcance.
- ¿Se han detectado coinfecciones relevantes que estén influyendo en la gravedad de los casos?
- Por ahora no. El Covid apenas está circulando: actualmente hay entre 50 y 60 veces más gripe que coronavirus. Sí circula el virus respiratorio sincitial, que puede causar bronquiolitis en niños muy pequeños, pero tampoco se observa un aumento significativo de las complicaciones asociadas.
- ¿Podría explicar más a fondo la situación actual de la gripe en Cataluña?
- La situación actual de la gripe en Cataluña se sitúa en el nivel epidémico más alto. Aunque utilizamos modelos matemáticos para estimar la evolución, este año el comportamiento del virus es inusual —por su anticipación, el subtipo circulante y su coincidencia con las fechas navideñas—, lo que dificulta prever con exactitud cuándo se alcanzará el pico. Aun así, basándonos en los umbrales establecidos a partir de temporadas anteriores, Cataluña se encuentra claramente en la categoría de máxima intensidad.
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- ¿Se prevé que pueda seguir aumentando?
- Seguramente sí, al menos durante las próximas dos semanas. Después de las fiestas de Navidad veremos cómo evoluciona. Matemáticamente, una vez pasadas esas dos semanas, la curva debería empezar a estabilizarse. Sin embargo, las vacaciones y el aumento de reuniones pueden provocar nuevas subidas. Generalmente, el pico dura unas cuatro semanas —dos de subida y dos de bajada—, pero dada la atipicidad de esta temporada, es difícil saber exactamente en qué punto estamos ni cómo evolucionará.
- En otros años, ¿cuánto ha durado la ola de gripe?
- Normalmente empieza a crecer a principios de noviembre y, hasta que vuelve a niveles bajos de incidencia, suelen pasar unos cinco meses. Pero este año es todo muy imprevisible, así que no podemos garantizar la duración habitual.
- En este contexto, ¿cómo valoráis la campaña de vacunación? ¿Diríais que ha sido un éxito?
- Creo que aún hay margen de mejora. Sigue existiendo una autopercepción baja del riesgo real de la gripe. Muchas personas la siguen confundiendo con un simple constipado, cuando es una enfermedad que provoca un número considerable de muertes en personas mayores cada año. Esta normalización social dificulta que la ciudadanía priorice la vacunación.
- En los últimos años hemos ampliado la vacunación infantil con la vacuna intranasal, diseñada para niños, con el objetivo de proteger al principal grupo transmisor y reducir la diseminación general. Aun así, nos gustaría alcanzar coberturas más altas. La combinación de baja percepción del riesgo y de desinformación sobre el funcionamiento de las vacunas limita su impacto. Por tanto, aunque se han logrado avances, aún no podemos considerar la campaña como un éxito pleno.
- ¿En qué puntos considera que debería ponerse más atención?
- Creo que hay mucha desinformación, y esto condiciona la percepción del riesgo. A menudo se asume que contagiar a un familiar mayor no tendrá consecuencias porque “la gripe es un constipado”, cuando la realidad es muy distinta. No es un constipado, y la gripe puede matar a tu abuelo en el peor de los casos.
Necesitamos reforzar la educación sanitaria para romper estas falsas creencias, así como mejorar la percepción de que la gripe no debe asumirse como un fenómeno inevitable cada invierno. Podemos actuar: vacunarnos, usar mascarilla en situaciones de riesgo, extremar precauciones y evitar exponer a personas vulnerables.
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- En este punto de la temporada, ¿cuáles son las recomendaciones principales?
- La estrategia es proteger a quienes tienen más probabilidad de desarrollar complicaciones y también a quienes los cuidan. Si vamos a estar con personas mayores, pacientes inmunodeprimidos, personas con enfermedades crónicas, embarazadas o personas en tratamiento oncológico, debemos reducir al máximo el riesgo de transmitirles la gripe.
- Si se tienen síntomas pseudocatarrales —que, en el contexto actual, tienen alta probabilidad de ser gripe—, conviene extremar medidas: distancia, lavado de manos, mascarilla y evitar reuniones prolongadas en espacios cerrados con personas vulnerables. Y si es posible, posponer los encuentros para evitar contagiar a un familiar frágil. Aunque es difícil, esta es la recomendación más prudente y efectiva.