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El silencio en Collserola no es el habitual de un lunes laborable. A primera hora, los accesos están flanqueados por cintas de precinto y los nuevos carteles amarillos que advierten del riesgo: "Zona de vigilancia de peste porcina africana. Prohibido el acceso a la zona forestal. Si encuentra jabalíes muertos, llame al 112".

A lo largo del perímetro, estos avisos se repiten como un recordatorio de que el brote de peste porcina africana (PPA) —confirmado el pasado viernes tras hallar los dos primeros jabalíes muertos en Cerdanyola del Vallès— es una enfermedad que no afecta a humanos, pero que tiene un potencial devastador para la cabaña porcina catalana.

Cartel de aviso en la zona de vigilancia por la peste porcina africana en el Parque Natural de Collserola Òscar Gil Coy Barcelona

Dos trabajadores del servicio de limpieza del Parque Natural de Collserola avanzan con cautela junto a un sendero vacío. Llevan botas ya rociadas con desinfectante y explican que cada movimiento debe hacerse como si las suelas fueran portadoras del virus. "Tenemos que desinfectarlo todo: zapatos, ropa, las ruedas del coche. Y si encontramos algún jabalí muerto, tenemos que avisar a los servicios de emergencia. De momento no hemos visto ninguno", cuentan mientras sortean otra barrera de acceso. Los espacios donde habitualmente se entrecruzan ciclistas, familias o paseantes están completamente solos.

Un operativo sin precedentes

El brote ha convertido el espacio natural en la zona cero de un operativo sin precedentes recientes en Cataluña. Más de 400 efectivos de la Generalitat, Mossos d’Esquadra, Agents Rurals y personal veterinario trabajan desde la semana pasada. A ellos se sumaron este lunes 117 efectivos y 25 vehículos de la Unidad Militar de Emergencias (UME), incluyendo unidades especializadas en emergencias medioambientales, para realizar tareas con drones, desinfección, prospección y retirada de animales.

Un vehículo de la UME donde se han detectado focos de peste porcina en Barcelona Lorena Sopêna - Europa Press

La Generalitat ha declarado oficialmente el brote con dos perímetros de control. El más crítico, de seis kilómetros, abarca 12 municipios como Sabadell, Sant Cugat del Vallès y Cerdanyola, y obliga al cierre total del acceso al medio natural y la suspensión de la caza. El segundo perímetro, de 20 kilómetros, restringe actividades en 64 municipios, incluyendo la prohibición total de acceso a Collserola para las actividades al aire libre. El Govern ha prometido "tolerancia cero" con quien se salte estas restricciones, ya que una infracción, aunque sea involuntaria, podría tener consecuencias "nefastas".

39 granjas vigiladas

Dentro del perímetro ampliado de 20 km hay 39 explotaciones porcinas, cinco de ellas en la franja más crítica de seis kilómetros. Todas han sido inspeccionadas y testadas. "Han dado negativo", confirma Rossend Saltiveri, responsable del sector porcino de Unió de Pagesos, a Crónica Global. "Pero están bajo vigilancia estricta. Cualquier movimiento —como llevar animales al matadero— requiere nuevos tests y autorización excepcional".

La consigna es reducir al mínimo los desplazamientos dentro del sector y evitar que el virus pueda saltar de la fauna salvaje al ganado doméstico.

Un jabalí en el Parque Natural de Collserola, una zona de vigilancia por el brote de peste porcina africana Òscar Gil Coy Barcelona

Un sector en vilo

Saltiveri describe la situación: "Es lo que toca hacer. El objetivo es que el brote se quede aquí, en Collserola, y que no salga". La consigna es clara: vigilancia permanente, 24 horas al día, y un perímetro hermético.

La preocupación es, ante todo, económica. El conseller de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación, Òscar Ordeig ha situado en 3.000 millones de euros el volumen de exportaciones catalanas de porcino que están en riesgo. El desglose es crucial: 2.000 millones corresponden a exportaciones a la Unión Europea, que por la normativa actual no estarían afectadas.

El verdadero riesgo recae sobre los 1.000 millones de euros en exportaciones extracomunitarias, que deben ir "negociación a negociación" con más de 100 países importadores. "La exportación es vital: entre el 40% y el 50% de los cerdos catalanes se venden fuera", insiste Saltiveri.

La reacción de los socios comerciales fue dispar en las primeras horas. Mercados importantes como Japón o México bloquearon sus certificados, mientras que otros como Estados Unidos, Reino Unido o Corea del Sur los mantuvieron. Ante esta situación, Bruselas ha movilizado a expertos veterinarios de la UE, y ha instado a los países terceros a respetar el "principio de regionalización", para que el bloqueo se aplique solo a la zona afectada de Cataluña y no a las exportaciones de todo el territorio español.

El precedente histórico no ofrece mucho consuelo. En los años 60, 70 y 80, la PPA estuvo presente en España durante décadas, pero entonces la exportación era testimonial. "Ahora es distinto: exportamos muchísimo. Cualquier bloqueo genera una sobreoferta inmediata en el mercado interno. Y eso ya se ha visto con la caída del precio", explica el responsable del sector. 

El origen, bajo lupa

Aunque Ordeig ha expresado que "todavía es temprano para saber cuál es el origen" del contagio, ha abierto la puerta a una hipótesis inquietante: que el brote se deba al consumo de un embutido en mal estado por parte de los jabalíes en una zona cercana a la carretera.

El conseller de Agricultura, Pesca y Alimentación, Òscar Ordeig, en una imagen de archivo David Zorrakino - Europa Press

Esta posibilidad subraya la fragilidad del ecosistema y la facilidad con la que el virus puede saltar de una fuente externa a la fauna salvaje, obligando a intensificar las llamadas a la ciudadanía. Desde el sábado, se han recibido 384 llamadas al 112 que se han derivado a Agents Rurals. 

Trampas y sin batidas

El Govern ha descartado por ahora realizar batidas de jabalíes en la zona afectada. "La estrategia es correcta", opina Saltiveri. Las batidas pueden dispersar a los animales, creando el riesgo de que algún ejemplar infectado cruce el perímetro y lleve la enfermedad a otra zona.

El inspector de Agents Rurals, Lluís Pallarès, ha confirmado que se están estableciendo métodos de captura masivos y recorridos nocturnos para reducir la población de jabalíes de forma paulatina. El objetivo es contener y reducir sin "perturbar los grupos existentes", y evitar así su dispersión.

Las próximas jornadas serán cruciales. Las negociaciones comerciales avanzan, las pruebas continúan (hay ocho animales sospechosos siendo analizados, además de los dos positivos iniciales), y la vigilancia sigue activa en cada acceso. Saltiveri lo resume con sobriedad: "Iremos día a día".

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