Un gato y un perro
¿Permitir mascotas en los velatorios catalanes? El precedente de Badalona choca con el rechazo inicial de Mataró
A pesar del crecimiento de la demanda de familias que quieren incluir a sus mascotas, el sector funerario catalán mantiene posturas dispares y advierte de retos operativos y de salubridad
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En Badalona, la escena se repite con discreción desde hace unas semanas: perros y gatos que entran en una sala de velatorio, se acercan al féretro y permanecen unos segundos junto al cuerpo de la persona con la que han convivido durante años.
Algunos olfatean el entorno con cautela; otros buscan la mano inmóvil a la que estaban acostumbrados. Después, se tranquilizan. Para las familias, ese instante tiene un peso inesperado. Para los animales, según explican profesionales del tanatorio, supone una forma de comprender la ausencia.
El precedente de Badalona
El Tanatorio de Badalona, gestionado por Pompas Fúnebres Badalona (PFB), ha registrado ya hasta once despedidas con mascotas en pocas semanas. El servicio, aún en fase de certificación formal, se ha convertido en una práctica emergente en el sector funerario. Joan Oller, director financiero y de administración de PFB, ha explicado a EFE que, cuando un animal no puede realizar este gesto, su proceso de duelo tiende a prolongarse porque mantiene la expectativa de que su cuidador regresará.
La compañía asegura haber definido protocolos específicos, formado a su personal y adaptado los espacios para garantizar un entorno seguro tanto para los animales como para quienes comparten las instalaciones.
Mataró estudia el caso… con reservas
La experiencia de Badalona ha impulsado a otras entidades a explorar si este tipo de acompañamiento tiene cabida en más municipios. En Mataró, la Associació Socors i Salvament d’Animals de Catalunya (ASSAC) ha presentado una propuesta formal al Tanatorio Cabré Junqueras para estudiar la implantación de un protocolo controlado de acceso de animales de compañía a las salas de velatorio.
La entidad sostiene que esta medida responde a una sensibilidad creciente entre las familias que consideran a sus animales parte central de su vida afectiva. Su propuesta incluye requisitos sanitarios —microchip, vacunación al día—, supervisión del personal del tanatorio, visitas breves y horarios de baja afluencia.
El tanatorio de Mataró Cabré Junqueras
ASSAC afirma que el servicio no supondría un coste añadido y que podría situar al tanatorio entre los centros que avanzan hacia un enfoque funerario más humano.
Sin embargo, la posibilidad no genera consenso. Josep Maria Mons, director general de Cabré Junqueras, descarta por ahora cualquier implantación: "No lo tenemos contemplado, para nada. Especialmente por temas de salubridad y por respeto a otras familias", afirma en declaraciones a Crónica Global.
Aunque no descarta que en el futuro pueda revisarse, asevera que, por ahora, no figura entre sus prioridades.
Qué implica abrir la puerta
En Badalona, PFB ha trabajado con una empresa certificadora para garantizar el cumplimiento de la normativa de bienestar animal y para diseñar procedimientos que protejan también a quienes prefieren no coincidir con mascotas.
Se han habilitado espacios diferenciados, creado protocolos de limpieza reforzada y se exige a las familias una declaración responsable sobre el estado sanitario del animal. Oller recuerda que el dispositivo debe contemplar la situación de quienes no desean la presencia de perros o gatos en un momento tan sensible.
Un sector en transformación
La presencia de animales en despedidas formales, antes anecdótica, empieza a ocupar un lugar en los protocolos de algunos centros funerarios. La reacción del público en Badalona ha sido positiva, según PFB, que trabaja ya en un proyecto de mayor envergadura: un tanatorio específico para animales, previsto para 2026.
Un perro en una cama PEXELS
La propuesta de ASSAC llega en este contexto de cambio. Cabré Junqueras debe estudiar ahora la documentación técnica remitida por la entidad, que incluye fundamentación emocional, operativa detallada y referencias del caso de Badalona. Aunque la iniciativa no garantiza su implantación, sí plantea un debate más amplio sobre cómo se entienden hoy los vínculos entre personas y animales y sobre el papel que pueden tener en los rituales de despedida.