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Convertida casi en la nueva Sagrada Familia, la estación de La Sagrera de Barcelona sigue en obras. La llegada del AVE obligó a renovarla, pero la remodelación va a llevar cerca de una década.

Esta modificación, además, pone en riesgo un edificio histórico, declarado Bien Cultural de Interés Nacional: el edificio de la histórica estación de mercancías de La Sagrera.

Durante décadas, este fue un punto neurálgico del transporte de carga en la línea Barcelona–Granollers–Girona–Portbou. Por sus vías circulaban vagones destinados a abastecer fábricas del Vallès, talleres del Poblenou, almacenes del Eixample y muelles del puerto.

Se trataba de una estación viva, ruidosa, que marcó la actividad industrial del entorno. Pero a partir de los años 90, el transporte ferroviario de mercancías perdió protagonismo.

Lugar en decadencia

El recinto comenzó a vaciarse. Muchas de sus naves se desmontaron para dar paso al gran proyecto de la futura estación intermodal de La Sagrera.

La obra ferroviaria más ambiciosa de Barcelona en décadas ha supuesto el derribo de buena parte del complejo, pero el edificio principal, reutilizado por Adif como sede administrativa para coordinar los trabajos del AVE, sigue en pie. Aunque le queda poco tiempo.

Adiós al patrimonio

Parece que de poco le va a servir estar catalogado como bien de interés cultural ni formar parte del Inventario de Bienes Ferroviarios de Interés Histórico. La decisión está tomada y sus días están contados.

El 19 de diciembre de 2025, los 60 trabajadores que aún ocupan las oficinas de esta histórica construcción abandonarán el inmueble para trasladarse a otro edificio cercano. Y con el edificio vacío, el derribo será cuestión de días.

Edificio de la antigua estación de La Sagrera E.G - Metrópoli

Barcelona tendrá que decir adiós a un bien patrimonial y con el permiso del Ayuntamiento. El inmueble centenario que hoy sigue en pie quedará en nada. Sus oficinas, espacios técnicos y viviendas para trabajadores desaparecerán, como lágrimas en la lluvia.

Esta puede que no sea la única pérdida. Durante las tareas de vaciado de las viejas instalaciones de La Sagrera se ha hallado un refugio antiaéreo de la Guerra Civil oculto bajo la estructura.

Qué se salva y se pierde

El Ayuntamiento de Barcelona lo está documentando, pero su presencia no parece alterar el calendario previsto. La antigua Sagrera quedará en nada.

Lo único que se ha salvado en los últimos años son 30 locomotoras, vagones y tranvías. También se perdió un conjunto de columnas y un techo metálico que se instalaron en La Sagrera en 1929, pero que procedían de la primera estación de tren de España, construida junto a la actual Estació de França para la línea Barcelona–Mataró.

Opositores al proyecto

Aquella estructura, singular e irrepetible, fue retirada sin debate público y nunca se recuperó. En cambio, la oposición al derribo de este último edificio de la vieja estación de La Sagrera parece más combativa.

Entidades como la Promoció del Transport Públic (PTP) señalan que mantener el edificio no supondría un gran problema para el nuevo vial. Si bien es cierto que presenta impedimentos técnicos —porque el trazado dejaría el edificio a un nivel inferior y lo convertiría en un obstáculo físico—, señalan que no supone una dificultad estructural.

El problema, según los expertos, no son las razones, sino que en Cataluña no existe una cultura de defensa del patrimonio industrial comparable a la de otros países europeos.

La conservación depende casi siempre de la presión ciudadana y del interés puntual de un ayuntamiento. El valor histórico, lamentan, no es el criterio determinante.

Qué va a pasar

La decisión está ahora en manos del Ayuntamiento y del propietario del espacio, Adif. Y, en este caso, la balanza se ha inclinado hacia el urbanismo.

El macroproyecto de Barcelona Sagrera Alta Velocidad (BSAV) no contempla conservar el edificio. Antes de Navidad, las excavadoras se encargarán de demolerlo. Casi cien años de memoria ferroviaria pasarán a la historia de un plumazo.

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