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Annabel Torres lleva más de dos décadas a sus espaldas dedicada a la enfermería y asumió a principios de verano el cargo de secretaria autonómica del sindicato SATSE. El foco está puesto en el nuevo Estatuto Marco que vendrá a reconocer la categoría profesional del cuerpo tras 15 años. Sin embargo, las negociaciones con el Ministerio de Sanidad están atascadas mientras la fuerza del sector sanitario se diluye a causa de la divisón interna.

En Cataluña, la falta de enfermeras viene motivada por la escasa renovación generacional y la pronta jubilación de la generación pertenenciente al babyboom. ¿La respuesta para atraer el talento? Mejorar las condiciones laborales, afirma sin dudar. El reto es mayúsculo y, al mismo tiempo que el sistema sanitario catalán encauza su propia renovación, las plataformas privadas intentan precarizar las condiciones de las trabajadoras.

¿Cuáles son los principales objetivos que se marca para esta etapa como nueva secretaria autonómica?
Somos un sindicato profesional con 40 años de antigüedad. Nuestro objetivo es luchar por conseguir unas mejoras en las condiciones laborales y, sobre todo, a nivel de competencias para enfermeras, fisioterapeutas y, también, todas las enfermeras especialistas y matronas. Hemos pasado de lo que eran las antiguas ATS a los graduados universitarios actuales. 



Sin embargo, ese crecimiento académico todavía no se refleja todavía a nivel laboral. La situación sanitaria que tenemos en Cataluña, y España, es médico-centrista y parece que se le da poco valor a los cuidados. Así que nosotras seguimos luchando y reivindicando todas estas acciones.

La reforma del Estatuto Marco

Una de las cuestiones que contempla el Estatuto Marco es la mejora de la categoría profesional. Sin embargo, se deja de denominar A1 para pasar a la clasificación Mecu. ¿Qué supone para las enfermeras?

El Estatuto Marco busca un sistema que sea lo más justo posible, según el nivel académico y sin olvidar el nivel de responsabilidad. Nuestra reivindicación siempre ha sido que Enfermería es un grado universitario de 240 créditos desde el 2010 y pretendemos estar equiparadas a otros profesionales que tienen esa misma cantidad. No se entiende esa diferencia de diplomados y licenciados, la cual ha quedado completamente obsoleta. 

Ahora bien, en la negociación del Estatuto Marco se ha implementado el sistema Mecu y se deja de hablar de los grupos profesionales A1 y A2 [este último, en el que se encuentra enfermería]. Hay carreras universitarias que tienen más de 240 créditos y consideramos lógico que estén en otro nivel diferente, pero que queden englobadas dentro del A1, porque queremos estar en el mismo nivel de otras profesiones, tipo biólogos, psicólogos, no solo a nivel de clasificación, sino a nivel retributivo, porque ahí va la recompensa al esfuerzo que haces y la responsabilidad que asumes trabajando. 

Aparte, está el tema de las especialidades en el Mecu, a partir de un máster oficial o de un doctorado. Por tanto, las especialidades tienen un valor añadido, pero no puede ser lo único que lo delimite, ya que en la enfermería no están desarrolladas del todo. Por ejemplo, sí están desarrolladas las de comadrona, pero la más importante es la médico-quirúrgica, sin desarrollar aún. 

¿Cuál es la diferencia ahora mismo? ¿En qué les perjudica?


El hecho de no estar en el A1 supone una retribución inferior a otras carreras profesionales con los mismos 240 créditos que enfermería y, también, que no podemos acceder a ciertos cargos de gestión. No pretendemos ser otras profesiones, pero puede ser tan buen gestor una enfermera, un médico, un biólogo o un abogado. La cuestión es que se nos dé la oportunidad para hacerlo.

No cerrar "en falso"

La negociación del Estatuto parece encallada, a pesar de que se pretende alcanzar un acuerdo este otoño. ¿En qué situación se encuentran los sindicatos y el Ministerio de Sanidad?
Después de tres años, se ha precipitado el cierre de esta negociación un poco en falso, tal vez por interés electoral o pardista, porque ha habido cambios de texto a última hora, como en lo referente a retribución. Esto afecta a un millón de trabajadores y no puede englobarse solo al Ministerio de Sanidad. Tenemos que poder hablar con los demás ministerios implicados y no solo pactar lo que queremos hacer, sino cómo se va a aplicar. 



Somos un sindicato conciliador y en la negociación hay que ceder un poco cada uno. Pero hay momentos en los que tenemos que decir “basta”. No puede ser que esto se cierre en falso después de tanto trabajo y con tanta gente afectada.


¿Qué significa que se cierre en falso?
La última propuesta de clasificación del Mecu no es la que hemos trabajado todo este tiempo. Después, la jubilación: las enfermeras, con el sobreesfuerzo y el desgaste, tenemos derecho a una jubilación parcial anticipada. Y luchamos por las 35 horas semanales con jornadas más conciliadoras, más cuando el 85% de la población de enfermería son mujeres. Hay poca conciliación familiar por los turnos rotatorios y las noches, todo ello en los 365 días al año. De alguna manera se tiene que compensar.



Además, aquí, en Cataluña, tenemos un volumen de profesionales muy alto en la concertada. El Estatuto Marco no afecta al convenio del Siscat, pero se mirarán en él. Por eso es tan importante que todos nos unamos para que esto llegue a buen término.

A vueltas con los médicos

Cuesta ir a una en el sector sanitario, ya que el sector médico busca su propio estatuto. ¿Cómo lo valoran ustedes? 
Respetamos la reivindicación de todo profesional sanitario y, como sindicalistas, queremos que todos tengan mejores condiciones. Juntos es mucho más fácil conseguir mejoras. Por otra parte, nadie quiere ser médico: cada uno tiene muy claro que ellos diagnostican y nosotras cuidamos, pero nos cuesta entender que quieran un convenio propio y les moleste que nos clasifiquen adecuadamente. Entre sus reivindicaciones, cuestionan que una enfermera pueda gestionar a un médico… Y puede ser que sí.



Una enfermera podría ser directora o gerente de un hospital, podría estar en recursos humanos o llevar una unidad hospitalaria. Algo a lo que ahora no puede acceder por la limitación del A1. Es decir, sus reivindicaciones no tendrían que ir a costa de que la enfermería no pueda subir. 



La ministra Mónica García decía que cada comunidad tendría que hacer sus deberes para adaptar el nuevo Estatuto. ¿Cataluña ha cumplido?
Hay una sobrecarga muy importante en el sistema sanitario. Vamos hacia una población envejecida en la que en la que cada vez hay más necesidad de cuidados y tiene que haber un refuerzo. Además, las enfermeras asumimos más competencias y, aún estando preparadas para hacerlo, necesitamos seguridad jurídica.



Como sindicato mayoritario, creemos que hemos hecho un buen acuerdo tanto en el III Acuerdo del Institut Català de la Salut (ICS) como del Siscat, donde pasamos en dos años de un salario base de 31.000 euros a 37.200. En cuanto al ICS, conseguimos un hito histórico porque ya se reconoce a través de la carrera profesional las especialidades de enfermería. Gracias a ello, las oposiciones ya han salido para optar a las plazas. 



Es verdad que el III Acuerdo ha sido muy criticado. Pero a veces hay un interés electoralista, más que una realidad, lo que confunde más a la población, y produce al final un desasosiego. No es nada positivo. Las enfermeras tenemos que unirnos y hacer fuerza dentro el sistema sanitario. Es más, si las enfermeras diéramos un golpe, vibraría toda la mesa. 

Faltan 20.000 enfermeras en Cataluña

El Ministerio estimaba que hacían falta 100.000 enfermeras en todo el territorio, ¿y en Cataluña?
Si nos comparamos con Europa, aquí hay seis enfermeras por 1.000 habitantes cuando deberían ser ocho. En Cataluña, estimamos que faltan unas 20.000 enfermeras. Además, tenemos un problema muy grave: el babyboom empieza a jubilarse y la media de edad es de 50 años. No solo hay que cubrir a la gente que se jubila, sino llegar a los ratios adecuados para poder atender bien a la población. Al final, eso es seguridad para el paciente: una buena atención favorece la prevención.


¿Cómo se retiene y capta más talento? 
El nivel de conocimiento, de técnica, de expertise y competencia que tenemos en Cataluña es muy alto. Entonces, ¿qué es lo que necesitamos para que la para que las nuevas enfermeras no quieran marcharse? Mejores condiciones laborales.

Los fisioterapeutas

En cuanto a las reformas que plantea la Conselleria de Salud en atención primaria, como sindicato, ¿qué seguimiento hacen y cuáles son las primeras impresiones?
Tiene que haber una reforma de la atención primaria, que es el primer punto de contacto de toda la población. Hemos realizado diferentes reuniones con el responsable de Cairós [Manel del Castillo], y las líneas siempre han sido como muy generales. Entonces, hemos insistido en que se nos diera información.



Es una prueba piloto, pero, ¿qué es exactamente lo que se pide? Porque se habla de ciertos puntos como asumir más competencias, más población, así que ahí los sindicatos tenemos que estar para saber si se respetan las condiciones y no va a provocar una precarización de la situación laboral de las enfermeras y los fisioterapeutas.
El anteproyecto de la Ley de Medicamentos y Productos Sanitarios ha levantado ampollas, ya que cierta reticencia por parte del sector médico a que ustedes asuman las recetas de algunos fármacos.
Estamos capacitadas. Desde hace tiempo recetamos, pero estaba limitado a cosas muy específicas para curas. Ahora lo empezamos a ampliar, como, por ejemplo, con las infecciones de orina simples, que son detectadas a partir de un test que realizamos nosotras, donde vemos si hay o no. Queremos desarrollar nuestra profesión, no queremos hacer cosas que no nos toquen.


Hablemos de fisioterapeutas. ¿Cuáles son las reivindicaciones desde el sector? ¿Cuántos faltan?
Es el profesional desconocido. No se ha desarrollado lo suficiente su potencial. Cuando te imaginas un fisioterapeuta, piensas en la rehabilitación de una intervención quirúrgica, cuando en realidad ellos pueden prevenir muchas patologías, sobre todo en pacientes en unas circunstancias muy específicas, como en la UCI. Pero es un camino a desarrollar. No hay una estimación clara de cuántos faltan, porque tampoco no hay comparativa con Europa. Debería incrementar.

Las 'apps' y el futuro de los sindicatos

Una de las novedades del sector es el empleo de aplicaciones que publican las vacantes de los centros sanitarios para que las enfermeras se apunten, algo que ya se está haciendo en Cataluña.
Al final están precarizando las condiciones laborales, no por que paguen menos, pero a nivel de la seguridad del paciente no es lo más adecuado. Una persona que llega a un centro nuevo y viene a hacer solo siete horas, sin tener la acogida suficiente para saber cómo funciona el hospital, hasta una cosa tan simple como es la dinámica del celador al sistema informático a utilizar. ¿Qué supone eso? Sobrecarga para las enfermeras de la plantilla.



Nuestra postura va hacia la contratación estable, que la gente forme parte de un hospital y que estén cómodas. En el convenio del Siscat se contempla la falta de enfermeras que hay, así que las horas que se realizan fuera de la jornada tienen un precio y, ahora, ha habido un incremento para que hayan buenas condiciones. 


¿Cómo evoluciona un sindicato tras 40 años y ante una población joven que duda a la hora de unirse? 
Deberíamos todos hacer una reflexión como sociedad. Gracias a la lucha de mucha gente se han conseguido las mejoras. Éramos ATS y ahora somos un grado universitario gracias a la lucha sindical. La crítica es fácil y salen plataformas específicas que lanzan ideas, pero en la realidad luego no se plasma. Vivimos de 40 palabras en un tuit, y las cosas no son tan sencillas.



Negociar no es fácil. Además, en Cataluña la gente no tiene mucho interés en los sindicatos y estos son muy criticados. Pero, como comentaba antes, las enfermeras y los fisioterapeutas debemos estar juntas. Así seremos imparables. Los sindicatos se sientan en las mesas negociadoras porque tienen ese derecho, porque han sido votados por los trabajadores.

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