Lluís Mont, médico y presidente de Salut Pel Català, en la sede de Crónica Global

Lluís Mont, médico y presidente de Salut Pel Català, en la sede de Crónica Global SIMÓN SÁNCHEZ Barcelona

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Lluís Mont (Salut Pel Català): "Hay que ser muy rígidos al exigir el mantenimiento de la lengua"

La plataforma aboga por exigir el requisito del catalán, a pesar de la falta de sanitarios que hay en el sistema público

Más información: El Govern desmonta el mito de la falta de conocimiento de catalán en las escuelas: los alumnos de 6º de primaria y 4º de la ESO tienen un nivel oral notable

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El uso del catalán en el ámbito sanitario es un debate ineludible. Por un lado, la falta de médicos y enfermeras invitan a hacer una reflexión sobre los requisitos para el acceso a las plazas públicas, pero los pacientes tienen reconocido el derecho a ser atendidos en su lengua vehicular. Un diálogo donde la plataforma Salut Pel Català quiere poner el acento. 

Todo surgió a partir de un grupo formado en Telegram en 2023. Al principio eran unas 2.000 personas y, en la actualidad, siguen unidas unas 1.700, además de 200 asociados que promueven las actividades del colectivo que dirige Lluís Mont, médico y exjefe de la Unidad de Arritmias del Hospital Clínic. El objetivo es evitar la "dejadez" que hay por parte de la administración pública "por hacer cumplir la normativa", al igual que "revertir una regresión muy importante del idioma". 

Inversión

El ánimo que los unió parece, en principio, refrendado por los propios acuerdos del Govern de Salvador Illa, cuyo mandato puso en marcha este mayo el Pacte Nacional per la Llengua con una inversión de 255 millones de euros, que plantea para 2030 captar 600.000 nuevos catalanohablantes. También, por las palabras de la consellera de Salud, Olga Pané, quien defendió en el Parlament la exigencia del nivel lingüístico C1. Hay escepticismo: "Es una declaración de buena voluntad, pero hay que ver el recorrido que tiene". 

En todo caso, apuesta por la "transversalidad". ¿Qué quiere decir? "La cuestión es cómo pasas de esta declaración de intenciones al día a día, porque eso quiere decir inversión, y, sobre todo, convencer a mucha gente", apunta, "ya que si solo tienes la idea de imponer y no hay esta gran transversalidad, entonces habrá dificultades inmensas". 

Lluis Mont, presidente de Salut Pel Català, durante la entrevista

Lluis Mont, presidente de Salut Pel Català, durante la entrevista SIMÓN SÁNCHEZ Barcelona

Más colegiados extracomunitarios 

Toma como ejemplo la situación de otros países, como a quienes van a probar suerte en Reino Unido o Países Bajos. Ante el agujero de profesionales en las bolsas públicas, lo plantea directamente así: "La falta de personal sanitario pasa en todos los países europeos, y a nadie se le ocurría que va a ir a Alemania a trabajar y no aprender alemán". 

"Según el Estatuto y las leyes vigentes, está reconocido el derecho del paciente a ser atendido en su lengua [en referencia al catalán]. Ahora, esto todavía es visto como algo extraño desde España, donde tampoco se ha hecho esta evolución mental y los catalanes seguimos siendo vistos como una anomalía", critica. Celebra la inclusión de las lenguas cooficiales en el Congreso de los Diputados y espera que la Unión Europea haga lo propio, pero cree que esta demanda, primero, tiene que partir de la propia sociedad catalana para que sea mayoritaria y contundente. 

Sin embargo, la realidad es otra y requiere tiempo. Un dato: el 56% de los nuevos colegiados del Consejo de Colegios de Médicos de Cataluña (CCMC) en 2024 fueron extracomunitarios, la mayoría, procedentes de Sudamérica. Es más, con datos relativos a 2023, el 25,7% colegiados de Cataluña son nacidos en el extranjero y ocho de cada diez facultativos, un 27%, cursaron sus estudios en países fuera de la Unión Europea, exponía la institución. 

Cambio generacional

"Los cataloparlantes nos vamos jubilando y hay una generación nacida fuera de Cataluña, y de España, que está ahí. Por tanto, la Administración tiene que invertir, porque es absurdo pensar que no hay nada que hacer", indica. En referencia a su casa, el Hospital Clínic mantiene en activo un grupo de dinamización del catalán, desde donde se vela por el uso cotidiano de la lengua. Con ello, Mont habla de la experiencia. 

"Hay clases gratis y acompañamiento", indica, "quienes han estado uno o dos años, se abren y se esfuerzan y, de los que se han quedado, han aprendido". El especialista reconoce que hay que ser "muy tolerante y muy abierto" para buscar soluciones a cada situación, como convivir con el estrés diario al que se enfrentan los profesionales y al que se le añade el aprendizaje de un idioma.

Ante ello, sugiere disponer de planes de inmersión, al estilo de los viajes al extranjero para aprender inglés, y, sobre todo, un mayor número de horas lectivas para que los trabajadores adquieran el nivel C1 que exige la normativa porque, de lo contrario, "se quedan en el nivel mínimo, que es entenderlo y hablarlo cotidianamente, pero, por ejemplo, no escribir el historial clínico en catalán". 

La asociación ha diseñado una serie de protocolos para médicos, enfermeras y pacientes, en los que invita a partir de una serie de decálogos a expresarse en catalán tanto en los gestos más cotidianos como en las conversaciones donde se les entienda perfectamente, aunque el interlocutor se exprese en castellano.  

"Fidelizar" a los residentes

En la línea, Salut Pel Català lanzó a principios de año un programa piloto de acogida lingüística-cultural para los 125 residentes de primer año del Clínic, con perfiles variados, como médicos, enfermeras, farmacéuticos, biólogos, físicos, psicólogos o químicos, con tal de dar a conocer tanto la geografía, gastronomía y costumbres de la región. Este fin de semana visitaron el monasterio de Sant Pere de Rodes, una experiencia que "han apreciado mucho". 

Entiende que es, incluso, una forma de "fidelizar" a los residentes que visitan Cataluña, una cuestión que trae de cabeza a las instituciones sanitarias que contemplan que no hay quien ocupa las vacantes. "Formar especialistas es una inversión y para que echen raíces aquí, para que aprendan a apreciar el país y les guste y estén contentos, les guste la vida aquí, hay que facilitar esta adaptación, ya que la comunicación es una barrera", sostiene. 

Prejuicios

"El punto importante es que hay que dedicar tiempo y dinero a la acogida, porque muchas de las personas que llegan aquí no saben que existe el catalán o los derechos de los pacientes a ser atendidos en catalán", menciona, por lo que se dan situaciones complicadas. "No hay conflicto con que el especialista hable en español, siempre y cuando entienda lo que le dice el paciente en catalán", insiste.  

Entre las actividades programadas por la asociación, se llevó a cabo el reto de 21 días hablando en catalán. Una dinámica en la que se obligaba a los participantes a mantenerlo de forma consciente: "El 90% de la gente que vive en Cataluña entiende el catalán, entonces, si la otra persona lo entiende, ¿por qué lo vas a cambiar si lo que quieres es promocionar tu lengua?", aduce. Así, invita a dejar caer otro prejuicio: cambiar al español según la apariencia de la otra persona. 

"Creo que este es el paso a una sociedad multicultural, y el catalán puede ser la herramienta de integración", dice. Frente a su tesis, los gobiernos conservadores de Baleares y Comunidad Valenciana actúan a la contra, eliminando los requisitos o rebajándolos al B2 para conseguir una plaza pública. 

Lluis Mont, médico y presidente de Salut Pel Català, en la sede de Crónica Global

Lluis Mont, médico y presidente de Salut Pel Català, en la sede de Crónica Global SIMÓN SÁNCHEZ Barcelona

Comparación con otras profesiones

Barcelona es destino de expats o nómadas digitales, aparte de una migración pujante, todos ellos en busca de una oportunidad laboral en distintos sectores que, más o menos competitivos, no suelen tener los requisitos mínimos del catalán por encontrarse dentro de la empresa privada. La diferencia estriba, mantiene Mont, en que no hacen un servicio público, como sí ocurre en la sanidad. 

"El mundo está globalizado y muchísimos profesionales de aquí también trabajan fuera, es algo normal, y tampoco podemos cerrar las puertas al talento", concede, para lo que señala al período de tres años que se da en el Clínic para la adquisición del nivel óptimo de catalán. A pesar de este lapso de tiempo, insiste en que la Administración no cumple con su papel y no lo exige a los trabajadores que quedan consolidados en el sistema. 

El propósito de la asociación es ampliar su campo de actuación, ofrecer este programa en más centros hospitalarios y "promover cambios" con la implicación de sindicatos, patronales y asociaciones simpatizantes, como en las jornadas que ha organizado este lunes donde ha participado el grupo Quirón, Metges de Catalunya o el conseller de Política Lingüística, Francesc Xavier Vila.

Polémicas

Pero, ¿las polémicas? Lo que sucedió durante el verano con la heladería de Gràcia o los vídeos que circulan por redes por las discusiones que se dan en las calles catalanas encienden el debate cada tanto. "La polémica da para mucho en las redes sociales, pero se pierde de vista la cantidad de gente que habla y entiende el catalán, por lo que para mí son anécdotas negativas", zanja. 

Horas antes de la entrevista fue a una cafetería cercana y le tradujo a la camarera, de origen chileno, el tallat por un cortado. "Me dijo que hacía tres meses vivía aquí, y había venido porque su abuela era catalana, pues bueno, es que no hay hostilidad, es una minoría", comenta. "En el resto de España hay hostilidad porque se ha mandado durante años y siglos de historia un mensaje de confrontación, pero hay que transformar esto en algo creador y positivo", dice. 

A lo largo de su trayectoria, ha acogido a estudiantes de todas las nacionalidades, conoce la dificultad de establecer puentes, pero concluye con que "Cataluña gusta, atrae a la gente de fuera y atrae talento, así que tenemos que ser muy positivos, pero a la vez muy rígidos a la hora de exigir mantener esta diferencia, que es el catalán".