Especialista revisa la rodilla de un paciente con artrosis

Especialista revisa la rodilla de un paciente con artrosis EUROPA PRESS

Vida

Claves imprescindibles para hacer frente al 'tsunami de artrosis' que se nos viene encima

El impacto de esta patología va más allá del dolor físico, afectando la movilidad, la autonomía y la calidad de vida de millones de personas. Es importante prevenir para retrasar la necesidad de cirugía articular

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Las enfermedades articulares, con la artrosis a la cabeza, se han convertido en uno de los mayores desafíos de salud pública en España. A menudo se piensa en ellas como una dolencia menor, un simple "dolor de personas mayores" o un desgaste natural e inevitable que forma parte del envejecimiento.

Pero la realidad es mucho más cruda. El impacto de estas patologías va más allá del dolor físico, afectando la movilidad, la autonomía y la calidad de vida de millones de personas. Desde la Unidad especializada en Traumatología y Cirugía Ortopédica del Hospital Ruber Internacional de Madrid nos cuentan qué podemos hacer cuando aún estamos a tiempo.

Los números hablan por sí solos: se estima que casi el 30% de los mayores de 65 años sufren artrosis, con una mayor prevalencia en mujeres, personas con obesidad y quienes tienen antecedentes familiares. Las articulaciones más afectadas son rodillas, caderas, columna vertebral y manos, lo que limita la movilidad y genera un dolor crónico que, para muchos, se vuelve incontrolable. De hecho, más del 50% de los pacientes no logra manejar el dolor de manera adecuada, y un 70% no está satisfecho con el tratamiento que recibe.

Un desafío para la salud y la economía

La artrosis no es solo un problema personal, sino también un gran obstáculo económico y social. Se calcula que esta enfermedad representa entre el 0,5% y el 1% del Producto Interior Bruto (PIB) del país, si se suman los costes directos de los tratamientos y los indirectos, como las bajas laborales o la dependencia.

El dolor crónico y la limitación funcional no solo afectan el cuerpo, sino también la mente. La artrosis, como muchas otras enfermedades articulares, tiene un impacto emocional y social significativo, pudiendo llevar a la depresión y al aislamiento. Como bien señala la doctora Inmaculada Gómez Arrayás, Jefa de la Unidad de Traumatología y Cirugía Ortopédica del Hospital Ruber Internacional, "el dolor crónico y los problemas funcionales que se asocian a las patologías del aparato locomotor son una de las principales causas de limitación funcional e incapacidad que sufren los pacientes". Es un círculo vicioso: el dolor limita el movimiento, el sedentarismo agrava la enfermedad y la calidad de vida disminuye drásticamente.

Según datos del Ministerio de Sanidad, los problemas musculoesqueléticos están entre los más frecuentes en las consultas de atención primaria. El dolor lumbar y la artrosis son dos de los principales motivos de incapacidad laboral en España. El envejecimiento de la población, el sedentarismo y el aumento de la obesidad están acelerando la incidencia de estas patologías, por lo que el problema no hará más que agravarse en los próximos años.

El envejecimiento es una de las causas de las enfermedades articulares

El envejecimiento es una de las causas de las enfermedades articulares QUIRÓNSALUD

¿Qué se puede hacer para evitar (o retrasar) una cirugía de reemplazo articular?

La doctora Inmaculada Gómez Arrayás, referente internacional en Traumatología y Cirugía Ortopédica y reconocida por la revista Forbes como una de las 100 mejores médicos de España, enfatiza que la prevención es clave para enfrentar este panorama: "La mejor estrategia frente a la artrosis empieza mucho antes del quirófano: educar, movernos, controlar el peso, tratar precozmente y acompañar a la población en cambios sostenibles de estilo de vida", afirma.

Sus recomendaciones esenciales son, en primer lugar, controlar el peso. Perder una cantidad de peso moderada puede reducir el dolor y frenar el avance de la enfermedad. También señala la importancia del fortalecimiento muscular ya que “mejora la distribución de cargas y protege las articulaciones”.

Otra pauta fundamental es “escuchar a nuestro cuerpo y estar atentos a las señales”. Consultar al médico ante cualquier dolor articular antes de que el daño sea avanzado permite aplicar tratamientos como fisioterapia, infiltraciones o cambios de actividad para mejorar la situación. También es recomendable cambiar los hábitos cotidianos. Por ejemplo, no permanecer en cuclillas o evitar subir y bajar escaleras si ya sentimos dolor en las rodillas.

Pero la recomendación más importante es que, durante toda la vida, mantengamos una actividad física regular, adaptada y de bajo impacto. Caminar, bicicleta estática, elíptica, ejercicios en el agua y trabajo de fuerza controlado ayudan a estabilizar la articulación, mejorar la función y disminuir el dolor.

Sin embargo, en este punto, Gómez Arrayás puntualiza que no todo el ejercicio es bueno para nuestras articulaciones. De hecho afirma que “en consulta veo con frecuencia lesiones que no provienen de correr, sino de correr mal: sin preparación, con técnica deficiente, sin progresión o sin respetar los avisos del cuerpo. Correr puede ser un excelente aliado para la salud articular si se practica con conciencia y regularidad, dentro de un estilo de vida activo y equilibrado. Y, por supuesto, no todos los cuerpos están hechos para correr, pero todos necesitan moverse. Lo importante es mantener activos, con el deporte que mejor se adapta a cada persona”.

En definitiva, “educar, movernos, controlar el peso, tratar precozmente y acompañar a la población en cambios sostenibles de estilo de vida. Si conseguimos que más personas lleguen a edades avanzadas con articulaciones mejor cuidadas, el impacto del “tsunami” será menor. Ese es el objetivo”, señala la especialista.

Tratamientos antes de la cirugía

La doctporaa Gómez Arrayás destaca que no todo dolor articular requiere cirugía. Para casos en etapas iniciales o moderadas de artrosis, las infiltraciones intraarticulares son una herramienta muy efectiva. "Con ellas, damos mucha calidad de vida al paciente", asegura. Entre las opciones disponibles se encuentran las infiltraciones de ácido hialurónico, corticoides de liberación prolongada y tratamientos más avanzados como el plasma rico en plaquetas (PRP) o las células madre. Sin embargo, Gómez Arrayás aclara que, si bien estos tratamientos son eficaces para disminuir los síntomas, no evitan la evolución de la artrosis ni la posible necesidad de una prótesis en el futuro.

A aquellos que se enfrentan a la decisión de someterse a una cirugía de reemplazo articular, la especialista les aconseja no dejar que el miedo los paralice. La cirugía actual, gracias a la experiencia y la tecnología, no tiene nada que ver con la de hace unos años. Para ella, una prótesis bien realizada es una oportunidad para que el paciente "vuelva a vivir con libertad, autonomía y sin dolor".