Barcelona, una de las ciudades más cosmopolitas y turísticas de España, enfrenta desde hace años el desafío de mantener el orden y la convivencia en sus espacios públicos.
El crecimiento urbano, el aumento del turismo y el uso intensivo de las calles para actividades de ocio han generado problemas recurrentes como el ruido, el consumo de alcohol en la vía pública, el estacionamiento indebido y el deterioro de infraestructuras.
Para hacer frente a estas situaciones, el Ayuntamiento de la ciudad ha puesto en marcha diversas políticas orientadas a recuperar el civismo y garantizar un entorno más seguro y habitable para residentes y visitantes.
Entre estas iniciativas, destaca especialmente el denominado "Pla Endreça", el plan estrella del alcalde Jaume Collboni, que combina sanciones económicas con medidas de control y mejora del espacio urbano, transformándose en un referente de la estrategia municipal para "poner orden" en Barcelona.
Barcelona refuerza el civismo: casi 300 multas diarias
En 2025, Barcelona está dando un paso firme hacia una ciudad más cívica y ordenada gracias al ambicioso "Pla Endreça" (plan ordena, en castellano), impulsado por el alcalde Jaume Collboni.
Esta estrategia tiene un objetivo claro: recuperar la dignidad del espacio público como base para una convivencia más agradable y democrática.
De qué va el "Pla Endreça" y qué resultados arroja
Durante el primer trimestre de 2025, el Ayuntamiento impuso más de 25.000 sanciones, lo que equivale a una media diaria de 278 multas.
Las infracciones más frecuentes tienen que ver con el consumo de alcohol en la vía pública y el uso indebido de bicicletas y patinetes eléctricos, que representan el 66% del total.
Otras causas recurrentes incluyen el aparcamiento de motos sobre las aceras, ruidos molestos, y realizar necesidades fisiológicas en la calle; también se sancionan prácticas como la venta ambulante ilegal, la colocación incorrecta de sacos de escombros, incumplimientos normativos en residuos comerciales, organización de actividades no autorizadas, tenencia indebida de animales, colgar carteles o realizar pintadas.
Eficacia recaudatoria: una mejora notable en pagos
El gobierno municipal logró cobrar un 58% del total de sanciones impuestas durante ese periodo, frente al 53% registrado en 2024. Además, cuando hablamos de las infracciones más comunes —botellones, uso indebido de bicis/patinetes y motos en aceras— el pago voluntario supera el 60%, favorecido por descuentos por abonarlo con prontitud.
Además, para las sanciones impagadas inicialmente, el Ayuntamiento aplica procedimientos ejecutivos como embargos de cuentas, bienes y salario, lo que incrementa la recaudación final.
El teniente de alcalde, Jordi Valls, subraya que quienes pagan rara vez reinciden, una señal clara de que la sanción tiene efecto disuasorio.
Estrategia clave para la convivencia
Valls destaca que el éxito del "Pla Endreça" radica en el cuidado del espacio público, entendido como un elemento esencial que democratiza la ciudad, vinculando movilidad, seguridad y limpieza. La mejora en el porcentaje de pagos es una muestra de que el sistema sancionador funciona y genera respuesta ciudadana.
Además, los bajos niveles de reincidencia ofrecen pistas claras: estas sanciones no solo penalizan, sino que también corrigen conductas, reforzando actitudes cívicas a largo plazo.
Balance y proyección futura
Este plan se integra dentro del eje de revitalización urbana impulsado por el Ayuntamiento, que busca no solo multar, sino también mejorar infraestructuras, borrar grafitis, ampliar mobiliario urbano, renovar aceras y reforzar la limpieza, con la intención de hacer de Barcelona una ciudad más habitable.
A finales de 2024, el problema de la limpieza ya dejó de ser la principal preocupación de los barceloneses, gracias a una inversión intensiva en servicios de limpieza y en personal —más de 4.500 personas dedicadas al servicio durante ese año—.
Este componente complementa el enfoque sancionador y proyecta un futuro donde el civismo y el entorno urbano se refuerzan mutuamente.
El "Pla Endreça" es hoy una de las piezas clave del gobierno de Jaume Collboni para transformar Barcelona. Casi 300 multas diarias, una recaudación que supera el 58% y una baja reincidencia indican que el plan está dando resultados efectivos.
Pero su verdadero valor reside en combinar sanciones, mejora urbana y refuerzo del civismo. El espacio público vuelve a ser el gran escenario donde se construye convivencia, orden y dignidad.
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