Cada 30 de julio, el mundo alza la voz contra una de las violaciones más graves de los derechos humanos: la trata. Un delito transnacional que, lejos de ser ajeno, afecta también a España y Cataluña como territorios, principalmente, de destino.
Los datos confirman lo que a veces cuesta mirar de frente: en 2024, la Unidad Contra Redes de Inmigración y Falsedad Documental (UCRIF) de la Policía Nacional en Cataluña, detuvo a 87 personas por delitos relacionados con la trata: 41 por trata con fines sexuales; dos por temas laborales; y 44 por captación de personas para cometer delitos como tráfico de drogas o fraudes online.
Además, se abrieron siete investigaciones por trata sexual, una por trata laboral y dos más vinculadas a otras formas de explotación delictiva, logrando identificar a 22 víctimas de trata y a 586 de explotación.
Trata no es lo mismo que explotación
Aunque no siempre se dan simultáneamente, trata y explotación están íntimamente relacionadas, pero no significan exactamente lo mismo. La primera es el proceso de captación, traslado o retención mediante coacción o engaño; la segunda, lo que viene después: trabajo forzado, prostitución o comisión de delitos bajo amenazas y control.
Agentes de la Policía Nacional durante una inspección en un conocido prostíbulo de La Jonquera (Girona)
Hay casos en los que se dan situaciones de explotación (laboral o sexual) sin que la persona sea necesariamente víctima de trata. En este sentido, en 2024, los agentes de la UCRIF realizaron en Cataluña: 42 investigaciones por explotación sexual y 214 por explotación laboral, especialmente en supermercados y bazares.
Además, se llevaron a cabo 1.147 inspecciones administrativas para detectar posibles víctimas antes de que se consuma el delito: 1.090 en centros de trabajo (estéticas y bazares, principalmente) y 57 en lugares donde se ejerce la prostitución.
De hecho, durante este 2025, Crónica Global acompañó a la UCRIF Barcelona en una inspección en un conocido local de La Jonquera (Girona). Allí se entrevistaron a 70 mujeres, en su mayoría de Rumanía y América Latina, que ejercían la prostitución. Todas estaban en situación regular y no mostraban signos claros de trata. Sin embargo, la línea que separa el consentimiento de la explotación es tan fina como peligrosa.
Quiénes son los explotadores
Respecto a los 87 detenidos en 2024, la mayoría eran de nacionalidad española (41): 14 implicados en prostitución; dos por trata laboral; 25 por captación para cometer otros delitos.
Les siguen personas de nacionalidad china, mayoritariamente implicadas en trata sexual, y colombianos en tercer lugar. Les siguen los albaneses, con seis detenidos, todos ellos por captar a compatriotas para cometer actividades delictivas.
Imagen de archivo de una dispositivo de Policía Nacional en un prostíbulo de Barcelona
¿Y después?
El trabajo policial no acaba con la detención de los explotadores. La verdadera batalla empieza tras la liberación. Muchas víctimas —principalmente mujeres en el caso de trata sexual— necesitan reconstruir su vida desde cero.
En Cataluña, organizaciones como la Fundación Amaranta gestionan viviendas seguras para víctimas (solas o con hijos) y coordinan su acceso a atención médica, psicológica y legal. Muchas acaban siendo testigos protegidos en largos procesos judiciales, lo que les expone aún más.