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Netflix ha estrenado este viernes el documental Angi: Crimen y mentira, una docuserie que repasa el asesinato de Ana María Páez, ocurrido en 2008, por el que fue condenada María Ángeles Molina, conocida como Angie.

El estreno ha generado sorpresa en el entorno de Molina, especialmente entre su equipo legal —encabezado por la abogada Carmen Gómez, quien ya dirigió su defensa en el juicio por el crimen de Ana María Páez—, debido a que Netflix no ha esperado a que la superioridad resolviera el recurso que ya se ha presentado ante la Audiencia de Tarragona. 

La letrada recuerda que, pese a este estreno de última hora, aún hay procedimientos judiciales abiertos por la vía civil relativos a la protección de sus derechos fundamentales.

Un estreno suspendido… ahora reactivado

Apenas 24 horas antes del estreno, inicialmente programado para el 1 de mayo, Gómez logró que el Juzgado de Primera Instancia número 8 de Tarragona paralizara cautelarmente la emisión.

La defensa argumentaba que la serie excedía el relato de los hechos por los que Angie fue condenada, adentrándose en episodios de su vida privada y que nunca fueron enjuiciados: en concreto, relacionados con la muerte de su marido, Juan Álvarez, ocurrida en 1996 y que oficialmente se consideró un suicidio.

No obstante, ahora, el juez ha desestimado las medidas cautelares. El motivo, según consta en el auto, no tiene que ver con el fondo del asunto —donde se admite que podrían vulnerarse sus derechos—, sino con una cuestión procesal: la falta de caución.

María Ángeles Molina, Angie, durante el juicio en 2012 Toni Garriga EFE

"La emisión de la serie daría a conocer datos e imágenes sobre aspectos privados de la solicitante que no guardan relación con el tema sobre el que versa la docuserie y que una vez publicados conllevarían imposibilidad de obtener el derecho a la tutela judicial pretendida por la actora", señala el juez de primera instancia.

Aun así, recuerda que, sin caución —el depósito económico exigido por ley—, no puede acordarse la paralización de forma cautelar.

Angie recurre a la Audiencia de Tarragona

De este modo, y tras la desestimación en los juzgados de primera instancia, la abogada Carmen Gómez ha presentado un recurso de apelación ante la Audiencia Provincial de Tarragona, en el que plantea una reflexión de fondo: “¿Puede exigirse una caución económica a una persona presa desde hace 16 años, sin bienes ni posibilidad de generar ingresos?”.

El recurso insiste en que la defensa no se opone a la existencia de un documental sobre el crimen de 2008, sino a que la serie desplace su eje narrativo hacia hechos no juzgados ni probados, en especial las insinuaciones sobre la muerte de su esposo.

De hecho probado a especulación criminal

El propio juez reconoce en el auto que “la mayor parte del documental se refiere al fallecimiento del esposo de la actora, pretendiendo convertir una muerte por suicidio en una muerte violenta, insinuando la implicación de la misma en dicho fallecimiento”.

Por otro lado, en el recurso, la defensa de Molina también denuncia que el documental incurre en una “especulación criminal tendenciosa”, con afirmaciones y estructuras narrativas que “exceden el contenido de las resoluciones judiciales”, transformando el hilo conductor de la serie: no es el asesinato de Ana María Páez, sino la vida previa de Angie.

Por ello, la defensa no reclama una indemnización, sino la prohibición de la emisión en su forma actual, o, subsidiariamente, la supresión de todo fragmento que vincule o insinúe su participación en la muerte del señor Álvarez. Fallecimiento que la justicia determinó, hasta en dos ocasiones, que se trataba de un suicidio.

María Ángeles Molina, 'Angie', durante el juicio Cedida

El crimen casi perfecto

El caso por el que sí fue condenada se remonta a la noche del 18 de febrero de 2008, cuando Ana María Páez fue hallada muerta en un piso turístico en el barrio de Gràcia de Barcelona. En un primer momento, los investigadores pensaron en un suicidio o en una muerte accidental. Pero la autopsia y la escena levantaron sospechas: la víctima estaba desnuda, con una bolsa en la cabeza y restos de semen.

Pronto se descubrió que Molina había usurpado la identidad de Páez durante años, contratando préstamos y seguros de vida a su nombre. Para cobrarlos, Ana tenía que morir. Angie intentó construir una coartada viajando a Zaragoza el mismo día del crimen, pero múltiples pruebas físicas y electrónicas la situaron en la escena: su ADN apareció en una peluca hallada junto al cadáver, había búsquedas en su ordenador sobre cómo sedar a una persona, y los Mossos encontraron documentación de Ana en su casa.

En 2010, la Audiencia de Barcelona la condenó a 22 años de prisión por asesinato y falsedad documental. Tras un recurso, el Tribunal Supremo redujo la pena a 18 años al calificar el crimen como homicidio doloso, al no poderse probar la alevosía.

Detenida por conspiración de asesinato

A este complejo panorama judicial se suma el último episodio. El pasado 25 de marzo, María Ángeles Molina fue detenida nuevamente dentro del propio centro penitenciario por un presunto delito de conspiración para cometer un asesinato.

Agentes de los Mossos d’Esquadra la trasladaron al módulo de ingresos de la prisión de Mas d’Enric y, acto seguido, registraron su celda en busca de pruebas relacionadas con esta nueva causa penal.

Según pudo averiguar este medio, Molina habría contactado con un presunto sicario desde prisión para planear un crimen fuera de los muros del centro.

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