Uno de los vehículos con dobles fondos que disponía una de las organizaciones criminales desarticulada

Uno de los vehículos con dobles fondos que disponía una de las organizaciones criminales desarticulada Mossos d'Esquadra / Guardia Civil

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Funcionario de día, 'narco' de noche: así entraba la cocaína en la prisión de Tarragona

La investigación policial ha permitido desmantelar dos organizaciones criminales vinculadas entre sí: la que operaba desde dentro del centro penitenciario y la que, desde fuera, le proveía la droga

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Durante años, pasó desapercibido entre los muros de la cárcel de Mas d’Enric (Tarragona). Conocía a fondo cada rincón de la prisión y el ritmo exacto de sus rutinas. Lo que no sabían sus compañeros era que, bajo el uniforme de funcionario, se escondía una de las piezas clave de una organización criminal que movía droga, móviles y dinero de fuera a dentro del centro penitenciario.

Bajo las órdenes del cabecilla del clan --un reo que cumplía condena por homicidio y narcotráfico--, este funcionario introducía sustancias estupefacientes, teléfonos móviles y otros objetos prohibidos, a cambio de entre 400 y 500 euros por servicio. Su cuenta bancaria reflejaba lo que no podía justificar: más de 70.000 euros en efectivo en apenas dos años.

Pero su rol iba mucho más allá del contrabando penitenciario. Actuaba como enlace directo entre el capo encarcelado y una organización externa. Un grupo criminal que actuaba como su proveedor de drogas y que tenía una capacidad de distribuir hasta 100 kilos de cocaína al mes en Cataluña y el resto del Estado.

El funcionario, finalmente, ha sido detenido junto a dos internos (el líder y su lugarteniente) y varios miembros del grupo externo, en una operación conjunta de los Mossos d'Esquadra y la Guardia Civil. En el marco de una investigación que ha dejado al descubierto un entramado criminal a dos bandas, con ramificaciones internacionales, inversiones en Dubái y métodos logísticos de alta tecnología.

Una red dentro de prisión

La investigación arrancó en julio de 2023 cuando los Mossos d’Esquadra detectaron una trama que introducía droga y objetos prohibidos en Mas d’Enric. El funcionario ahora detenido era el canal por el cual se colaban cocaína, heroína, hachís, móviles, tarjetas SIM y cargadores.

Además de 'trabajar' para el capo de la organización, el funcionario también gestionaba encargos paralelos. De hecho, los investigadores creen que llevaba desempeñando este papel al menos desde 2021. Fue con la entrada en escena del capo encarcelado, en verano de 2023, cuando su actividad se profesionalizó y se vinculó con redes del exterior.

La organización del exterior

La red externa, estrechamente conectada con la interna, estaba dirigida por un individuo afincado en Salou (Tarragona). Su perfil: discreto, sin lujos llamativos, empresario del sector de la restauración y el ocio nocturno, pero con la capacidad de mover mensualmente hasta 100 kilos de cocaína de alta pureza por toda Cataluña, La Rioja, Aragón y la Comunidad Valenciana. Un volumen que, según los investigadores, podría generar más de 25 millones de euros anuales.

El grupo adquiría la droga de organizaciones superiores con presencia en puertos como el de Barcelona, donde los paquetes llegaban intactos y listos para su distribución rápida.

La red contaba con una estructura empresarial camuflada, vehículos con compartimentos ocultos hidráulicos activados por bluetooth, mecánicos de confianza y talleres clandestinos para preparar los coches y revisarlos en busca de dispositivos de vigilancia, así como un informático especializado que facilitaba móviles encriptados con sistemas de borrado remoto.

Aparentaban llevar una vida normal, con negocios en el sector de la restauración y el ocio nocturno. Esa fachada les permitía pasar desapercibidos y justificar parte de los beneficios, que en ocasiones también destinaban a inversiones inmobiliarias en Dubai, aprovechando el secreto bancario de ese país.

Encuentros con narcos

Durante meses, los investigadores siguieron a miembros de la red en decenas de desplazamientos diarios por toda la geografía. Se movían siempre con medidas de seguridad extremas: reuniones fijadas a última hora, en lugares cambiantes, con personal vigilando los alrededores mientras los líderes negociaban.

En una de esas reuniones, el funcionario de prisiones se encontró con un grupo criminal vinculado a desembarcos de hachís en la costa de Tarragona, relacionados con un intento frustrado ocurrido en un camping en 2022. Aunque aquel negocio no prosperó, la conexión mostró el alcance y la intención de expansión de la red.

Los golpes clave

La operación policial se desplegó en varias fases: el 6 de marzo de 2024, en Vielha (Lleida), se detuvo a tres personas que querían montar un punto de venta a los pies de Baqueira-Beret y se intervino una gran cantidad de drogas sintéticas, cocaína, hachís y utensilios para manipular las sustancias.

Ya en 2025, el 7 de enero, los agentes interceptaron un transporte en Salou con 200.000 euros en efectivo que iban a ir destinados al pago de una deuda generada por el negocio de la droga. El 28 de marzo, en la AP-7 a la altura de Torredembarra, pararon un vehículo de la organización donde encontraron un sistema de doble fondo muy sofisticado que escondía 15 kilos de cocaína.

En los registros posteriores se incautaron de 342.000 euros, un revólver con munición, una pistola detonadora, documentación, un coche manipulado con dobles fondos y diversas cantidades de droga.

Imagen de archivo de un dispositivo de los Mossos d'Esquadra

Imagen de archivo de un dispositivo de los Mossos d'Esquadra Luis Miguel Añón / CG

El 14 de abril, finalmente, cayó el núcleo de la red carcelaria, incluidos el funcionario y dos internos, uno de ellos el líder.

Días después, el 6 de mayo se ejecutó la fase final con siete entradas y registros en Salou, El Catllar, Segur de Calafell, Cambrils, Burriana (Castellón) y Montserrat (Valencia). Se detuvo a siete personas y se intervino un arma corta con puntero láser, una pistola de airsoft, un chaleco policial, dinero en efectivo, móviles encriptados, un cultivo de marihuana con 111 plantas y otro vehículo manipulado.

Balance final

En total, se han detenido o investigado a 19 personas, siete de las cuales han ingresado en prisión. Se han intervenido más de 600.000 euros en metálico, 15 kilos de cocaína, 4 kilos de hachís, varios kilos de marihuana, MDMA, dos armas de fuego, vehículos modificados, móviles cifrados y documentación clave.

El caso sigue abierto. Según fuentes policiales, aún podrían producirse nuevas detenciones relacionadas con la red de distribución o con sus contactos.