Josep Maria Claria, en una concentración de Unió de Pagesos

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Josep Maria Claria, referente de la apicultura catalana: "Sin abejas, no tendríamos qué comer"

El también coordinador del sector apícola de la Unió de Pagesos ha atendido a Crónica Global en el Día Mundial de las Abejas, para repasar la situación en Cataluña de uno de los animales más importantes

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Hoy es el Día Mundial de las Abejas. Así lo determinó en 2017 la ONU, a petición de Eslovenia. El motivo de haber optado por el 20 de mayo es para hacerlo coincidir con el nacimiento de Anton Jansa, figura muy influyente y pionera en el mundo de la apicultura.

Muchos animales han habitado el planeta Tierra a lo largo de su historia, y algunos se han ido extinguiendo sin más. Desde un punto de vista animalista, siempre es importante cuidar a todas las especies. Pero las abejas son trascendentales desde un punto de vista humanocentrista. 

Más allá de la belleza que ofrecen y de las lecciones que dan a los científicos por su particular forma de organizarse, ya es sabido y hablado que la polinización de las abejas es esencial para el devenir del hogar del ser humano.

Surgieron hace unos 100 millones de años, durante el Cretácico, a partir de avispas cazadoras de insectos, evolucionando al adaptarse a alimentarse del néctar y el polen de las flores, en lugar de otros insectos. Esta transformación coincidió con la expansión de las plantas con flores (angiospermas), con las que establecieron una relación de mutua dependencia que persiste hasta hoy. Viven en todos los continentes excepto en la Antártida, y en Cataluña, también esenciales, hay unas 350 especies distintas.

Imagen de un rusco de abejas

Imagen de un rusco de abejas Unió de Pagesos

Josep Maria Claria, figura importante en la apicultura catalana

Para preservar la actividad de las abejas, muchos apicultores han seguido la estela de Anton Jansa. Uno de ellos es Josep Maria Claria. Claria tiene una responsabilidad añadida, al ejercer como coordinador del sector apícola de la Unió de Pagesos, coordinando y representando a todas las asociaciones de apicultores. Por todo ello, es una voz autorizada para pasar revista a la actualidad y al futuro de las abejas y de la apicultura en Cataluña, y por ello ha atendido a Crónica Global en un día tan marcado.

En primer lugar, ha reivindicado la importancia de la especie y de su actividad en la región: “El 75% de las frutas que comemos —manzanas, sandías, almendras— dependen de la polinización de las abejas. Y el 84% de todas las plantas también depende de la polinización de las abejas. Por lo que sin abejas no tendríamos qué comer, y al cabo de unos años el mundo colapsaría. Como dijo Einstein, la humanidad desaparecería en cuatro años, porque las flores y las plantas no se polinizarían y no darían semillas".

Y ¿cómo cuidar a las abejas? ¿Qué pueden hacer las instituciones y los individuos? "Las abejas por sí solas no podrían sobrevivir, por culpa de los insecticidas o el cambio climático. La forma de salvar a las abejas es cuidar a los apicultores y comprar miel del país, que es la mejor manera de apoyarlos", ha explicado.

Las abejas "regeneran los ecosistemas"

“En Cataluña, las abejas tienen un papel muy importante en la polinización de los ecosistemas. En ecosistemas frágiles donde hay muy poca vegetación, si se introducen abejas, las plantas producen más semilla y cada vez hay más plantas. Es decir, regeneran mucho los ecosistemas. Y en zonas como la de Lleida, con los árboles frutales, polinizan todos los frutales. O sea, que son esenciales para mantener la apicultura”, ha añadido.

Pese a su importancia, la situación de las abejas en Cataluña es muy irregular: “Me consta que hay unos 300 apicultores profesionales. Y más o menos hay unas 100.000 colmenas”. Y si bien “venimos de una tendencia al alza”, ya que la cifra de colmenas “fue aumentando hasta 100.000”, en la actualidad “llevamos dos o tres años que empezamos a ir hacia abajo. Porque ha habido sequía, y porque los precios de la miel que vendemos son muy bajos”.

Josep Maria Claria, durante una visita al proyecto UABee

Josep Maria Claria, durante una visita al proyecto UABee Unió de Pagesos

La varroa, la peor amenaza para las abejas

Hay otros factores que explican la nueva tendencia negativa: “La amenaza más fuerte que tenemos en estos momentos, que ya hace años que la tenemos, es la varroa. Es un ácaro que hay en las colmenas, que se engancha en la barriga de las abejas, como una garrapata. Es la Varroa destructor y eso las debilita mucho, y al debilitarlas, cualquier enfermedad las ataca con más facilidad”, lamenta.

Para paliar la varroa, “hacemos dos o tres tratamientos anuales, pero cada vez es más resistente y no hay manera de controlarlo. Esto pasa aquí y en todo el mundo”.

“¿Qué más tenemos aquí? Aquí tenemos la avispa asiática, que vino hace unos 10 o 15 años de Asia, y ahora es un depredador que en zonas como Girona hace mucho daño. Y el abejaruco, que es un pájaro protegido por Europa, y también se alimenta de abejas”, añade.

“En cuanto al abejaruco como la avispa velutina”, continúa, “el problema no es solo las abejas que se comen. También es que, si hay varios individuos fuera de la colmena, las abejas no salen. No salen a buscar néctar ni agua y la reina pasa de poner 2.000 huevos al día a poner diez. Es decir, rompe el equilibrio de la colmena”. Es decir, estas especies invasoras no solo matan abejas, sino también bajan su índice de natalidad.

La salud de la apicultura catalana

Si el futuro de las abejas está en entredicho, ¿qué hay del futuro de la apicultura en la región? Claria ha reconocido que “ahora es una actividad que está en retroceso, por el clima. Este año hay que reconocer que ha llovido y tenemos mejor clima, pero está en retroceso porque el precio de la miel es irrisorio”.

De hecho, este 20 de mayo, un grupo de apicultores, entre ellos Claria, presentarán “una marca colectiva, en la Casa de la Agricultura en Barcelona, con presencia de la Generalitat. Una marca colectiva en la que, si un apicultor tiene 10 colmenas, podrá vender 100 kg de miel, no 100.000".

La miel catalana ante las mieles de importación

"Es decir, controlaremos muy bien el producto que vendemos. Controlaremos el polen, controlaremos que la miel sea fresca y controlaremos la producción para que no se mezclen mieles de importación, que a veces ni siquiera son mieles, con las nuestras”, ha añadido.

“Y eso”, ha matizado, “nos ayudará a diferenciar nuestra miel y poder pedir un precio más alto, porque hay muy poca. En Cataluña consumimos 2.800.000 kg de miel y producimos unos 800.000. Somos deficitarios en miel. Si pudiéramos vender primero nuestra miel, que es mucho mejor que la de fuera, sería un gran paso para la apicultura”.

El arte de ser apicultor

A título personal, Claria ha reconocido que "lo que más me gusta de las abejas es que son matemáticas: son un conjunto de individuos que se comportan como una sociedad perfecta. Eso es lo que hace tan atractivo el mundo de la abeja".

Finalmente, sobre el día a día del apicultor catalán, Claria ha explicado que consiste en “levantarse por la mañana, ir a revisar las colmenas, extraer miel si hay, hacerles tratamientos —muchos tratamientos, porque tenemos la varroa—, y también controlar la velutina, que nos da mucho trabajo. Y así vamos tirando adelante”. Así tiran adelante ellos, así tiran adelante el futuro de las abejas de la región, y así tiran adelante el futurto de la región.