
Agentes de la UIP irrumpiendo en la pista de baile del burdel
Golpe de efecto de la Policía Nacional en Cataluña: macrorredada al burdel más grande de Europa
Crónica Global acompaña al grupo 1 de UCRIF de la Policía Nacional en Barcelona a realizar una inspección a un conocido prostíbulo de La Jonquera (Girona)
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El prostíbulo más grande de Europa, enclavado en la difusa frontera entre España y Francia, en la localidad de La Jonquera, latía el pasado miércoles a su ritmo habitual.
Los neones de la fachada sobresalían entre los camiones estacionados en las inmediaciones, mientras que el suelo de la pista de baile vibraba con el ruido de la música estridente y el ir y venir de decenas de clientes.
En el interior del local, unos sesenta hombres mataban la noche entre copas de alcohol, luces rojas y cuerpos en venta. Totalmente ajenos a lo que iba a suceder, en el exterior el asfalto de la autopista empezó a temblar con la llegada de los furgones de la Unidad de Intervención Policial (UIP) de la Policía Nacional en Cataluña.

Dispositivo con más de 100 agentes de la Policía Nacional en el prostíbulo más grande de Europa
Una decena de vehículos en fila, oscuros y silenciosos, maniobraron con precisión milimétrica hasta rodear la entrada principal. Los agentes descendieron en sincronía y, en perfecta en formación, se deslizaron hasta el interior del club.
En menos de dos minutos, la coordinación se transformó en acción y, de repente, el burdel estaba rodeado. "Policía Nacional, enciendan las luces, vamos a proceder a una inspección".
Lucha contra la trata de seres humanos
Las luces se encendieron, las puertas se abrieron de golpe y el calor asfixiante del interior se empezó a mezclar con el frío de la noche. Detrás de la UIP entraron otros tantos agentes de la Unidad contra las Redes de Inmigración y Falsedad Documental (UCRIF) que, bajo el mando del Inspector Marcos G., iban a ser los encargados de liderar el registro.
Durante las siguientes cuatro horas, el prostíbulo dejó de ser un refugio de luces tenues para convertirse en el escenario de una macrorredada policial. Un dispositivo rutinario, que tenía varios objetivos: el primero, comprobar que todas las trabajadoras sexuales del club no estaban siendo víctimas de ninguna red de trata o explotación sexual.

Varias de las trabajadoras sexuales del local esperando ser entrevistadas por agentes de la UCRIF
Paralelamente, iban a comprobar que todos los clientes estuviesen "limpios", es decir, que no tuviesen ninguna deuda pendiente con la justicia. Y, en tercer lugar y con la colaboración de Inspección de Trabajo, que el local cumpliese con toda la normativa vigente.
Un dispositivo diseñado al milímetro
Tras asegurar la pista de baile, donde se encontraban el grueso de trabajadoras sexuales y clientes, los agentes se desplazaron con rapidez hacia las habitaciones del local, donde varias de las chicas estaban manteniendo relaciones con los clientes.
No quedó ningún rincón del establecimiento sin registrar. Pasados los primeros minutos de mayor tensión, el operativo continuó a buen ritmo, mientras el bullicio del club quedaba ahogado por la incertidumbre de lo que iba a suceder.

Agentes de la UIP y UCRIF cacheando a un cliente
Cuando todo el local estuvo asegurado, los agentes separaron a los presentes en tres grupos: clientes, trabajadores del club y prostitutas. Cada uno de ellos debía ser identificado, filiado y entrevistado por los investigadores de la UCRIF.
Si los clientes no presentaban antecedentes penales, un binomio de agentes los acompañaba al coche, revisando que no portasen armas u otros objetos irregulares. Tras la correspondiente revisión, se les dejaba marchar. Para ellos, la noche ya había terminado.

Agentes de UCRIF revisando la documentación del club
Impera la ley del silencio
Sin embargo, el ambiente en el club seguía alterado por la presencia de los efectivos policiales y del quipo de Crónica Global que se infiltró en la operación. La mirada y los gestos nerviosos de algunas de las trabajadoras sexuales del club dejaban claro que la situación no era fácil para ellas.
"Muchos de nuestros familiares no saben a lo que nos dedicamos", explicó una de las chicas, visiblemente incómoda ante la presencia de las cámaras.

Algunas de las trabajadoras sexuales, esperando ser entrevistadas por los agentes de la UCRIF
En total, los agentes entrevistaron a 70 trabajadoras sexuales, la mayoría de Rumanía y países de América Latina. Aunque todas las chicas estaban en situación regular y ninguna manifestó indicios de ser víctima de trata o explotación sexual, la vida de estas mujeres no se antoja sencilla. Prefieren guardar silencio, por privacidad y supervivencia.
"Todo limpio"
El operativo se desarrolló sin incidencias. Los clientes pudieron marcharse a casa y el club demostró tener todos los permisos vigentes. Cuando faltaban pocos minutos para las cuatro de la madrugada, la hilera de coches policiales emprendió el camino de vuelta a Barcelona. Todo limpio.
"A pesar de lo que muchos pueden creer, este local suele tenerlo todo en regla", asegura el Inspector. Su trabajo, sin embargo, es comprobarlo.
No obstante, en un club donde el dinero fluye con rapidez, las luces de neón ocultan muchas más historias de las que se cuentan. La realidad en este prostíbulo de La Jonquera es mucho más compleja de lo que se ve a simple vista.