
Una joven, en una iglesia, tras participar en Effetá Crónica Global Barcelona
Una ‘caminante’ de Effetá, meses después del retiro: “Juegan a destruirte, pero me cambió y ahora estoy enamorada de la vida”
La joven cuestiona los métodos de evangelización de esta "máquina de generar nuevos católicos” y explica que tiene “la fe más grande del mundo, pero no le llama ‘Dios’, sino ‘vida’"
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Caminó en un retiro de Effetá hace ya cerca de un año y ha tardado meses en procesar todo lo vivido en ese fin de semana, pero ha logrado ordenar sus emociones y pensamientos al respecto y poner palabras a su experiencia. Para este artículo se llamará Sandra, el nombre ficticio que ha elegido para mantenerse en el anonimato y contar su historia a Crónica Global.
“Sin saber nada de lo que iba a pasar, fui con la voluntad de hacer ese click, pero también muy escéptica con todo; en realidad, me pasé todo el fin de semana llevándoles la contraria”, relata la joven de 25 años.
Tras un tiempo de reflexión, tiene sentimientos encontrados acerca de la experiencia. Asegura que le ha cambiado la vida en positivo, pero es crítica con el formato y los métodos de evangelización que se aplican. “Las emociones que relaciono con Effetá en sí no son positivas”, adelanta.
Reencuentro con la fe
Sandra ha sido educada en una familia católica. Fue bautizada, celebró la primera comunión y siguió asistiendo a catequesis durante un tiempo, pero durante la adolescencia empezó a plantearse su relación con Dios, la religión y la Iglesia; y decidió no confirmarse hasta que lo tuviese claro.

Una 'caminante' de Effetá sostiene un rosario CRÓNICA GLOBAL Barcelona
Fue a Effetá en busca de respuestas y salió “con la necesidad de decirle ‘te quiero’ a todo el mundo”. Desde un primer momento supo que “algo había cambiado”, aunque “la reflexión no llegó de un día para otro”. Ahora lo verbaliza de una manera muy sencilla: “Estoy en sintonía, enamorada de la vida”.
“Tengo la fe más grande del mundo, pero a lo que ellos llaman ‘Dios’, yo lo llamo ‘vida’”, explica, “he dejado de ver a Dios como un hombre que está en el cielo, para verlo como algo más humano”.
Crítica con el formato
La joven cuestiona que Effetá se haya convertido “en una máquina de generar nuevos católicos” y pone en duda la necesidad de “ejercer tanta presión” sobre los caminantes (aquellos que participan por primera vez), la cual califica de “manipulación emocional”.
No duda en las duras palabras que emplea para describir su paso por Effetá: “Juegan a destruirte, a atacar las cosas que das por ciertas, que te tengas que poner en duda e, incluso, plantearte si eres mala persona”.
Condicionamiento
Lo primero que menciona Sandra sobre Effetá es que “hay un punto de condicionamiento” en toda la experiencia. Considera que cada minuto del retiro está preparado para que, al final, todos actúen de la misma manera: “Ves como van cayendo poco a poco”.
Lo explica con pequeños ejemplos, como que al principio ningún caminante se arrodilla ante el altar de la capilla, pero “cada vez son más los que lo hacen”, replicando a los servidores (los organizadores). Lo mismo ocurre con los que se levantan a abrazar a los testimonios en el ritual inicial de cada conferencia o en el uso del vocabulario empleado.
Presión de grupo
El condicionamiento va de la mano de una “fuerte presión de grupo” para abrirse y participar activamente de todas las dinámicas del fin de semana. “Eso lo viví mal”, lamenta Sandra, que hubiese preferido sentirse “más libre” para gestionar sus tiempos para reflexionar e involucrarse.
Explica que, por su personalidad -y porque está acostumbrada y disfruta de salir de su zona de confort-, “funciona que te metan en situaciones de presión” para generar el impacto que se busca en Effetá, aunque señala que le disgustó sentirse coaccionada y la manera en que “intentan convencerte a través del chantaje emocional”.

Una estampa de Jesús con el logotipo de Effetá CRÓNICA GLOBAL Barcelona
Asegura que recibió presiones y algunos servidores intentaron hacerle chantaje emocional cuando, por ejemplo, quiso separarse del grupo durante unos minutos para dar un paseo ella sola: “En vez de decirme que no podía hacer lo que quisiera, me decían que quizá no me vendría bien, solo porque no estaba previsto en el programa”, declara.
“No creo que le vaya bien a todo el mundo”, apostilla. Desde su punto de vista, debería advertirse a los participantes del tipo de experiencias que van a vivir para que estén preparados y asegura que eso es compatible con mantener la expectación y el elemento de sorpresa.
“Dentro de la masa”
Sobre las dinámicas que se crean después del retiro, Sandra subraya el carácter cerrado de la comunidad Effetá y afirma que a menudo se dibujan muy claramente las fronteras entre formar parte o no: “O estás dentro de la masa o estás fuera”, sentencia.

Una "Biblia", un rosario y una pulsera con el logotipo de Effetá sobre el banco de una iglesia CRÓNICA GLOBAL Barcelona
A diferencia de muchos de los caminantes que aseguran haber sentido este cambio en su vida, Sandra no ha seguido vinculada al grupo con el que hizo el retiro, pues la propuesta no le parecía “estimulante”, pese a que sí ha quedado alguna vez para comer o pasar la tarde.
Con la perspectiva de los meses y habiendo observado su entorno, asegura que las estrategias de captación no terminan al finalizar el fin de semana: “Están muy encima, intentan a toda costa hacerte sentir especial y hacerte creer que no todo el mundo puede formar parte de esto, que es un regalo”.