A las puertas del Día Internacional de la Mujer, Crónica Global salió a la calle para preguntar a diversas mujeres jubiladas qué opinaban del 8M y si creían que las nuevas generaciones vivirían en una sociedad más igualitaria.
No fue tarea fácil, pues muchas mujeres se mostraron reacias a expresar sus opiniones. Algunas incluso fueron interpeladas por sus maridos, que respondían por ellas: "¿Le apetece responder a unas preguntas sobre el día de la mujer?" "No", contestaban ellos en lugar de ellas.
Un pequeño gesto, éste, que sigue demostrando que, en muchos hogares, especialmente entre personas mayores, la mujer sigue sin tener la libertad y autonomía de decidir lo que quiere o le apetece.
Por suerte, no todas las mujeres a las que les preguntamos rechazaron la oferta. Seis jubiladas, de entre 65 y 75 años, se animaron a responder sin titubeos a lo que pensaban sobre el 8M.
El denominador común
Las opiniones fueron dispares: algunas consideraban que el Día Internacional no servía de nada: "También tenemos días para los perros cojos". Otras, por el contrario, defendían que era de vital importancia: "Llevamos años reivindicando nuestros derechos".
Sin embargo, todas coincidieron en un mismo punto común: "La igualdad empieza en la educación familiar".
"Lo que almacenamos en nuestros discos duros hasta los seis años es lo que nos marcará para el resto de nuestras vidas", señala una de ellas. "Si en casa educamos según el género, esos comportamientos los trasladarán a la escuela, al trabajo y a su vida adulta", subraya otra.
Imagen de archivo de una familia
Coinciden en que la educación familiar es la base de una igualdad sólida. "En mi casa me enseñaron que yo, por ser la mujer, tenía que ayudar a mi madre en las tareas del hogar, mientras que mi hermano no tenía las mismas responsabilidades en casa", lamenta otra. "Tuve que cambiar ese discurso cuando tuve a mis hijos", añade.
La presión estética
Otro tema recurrente en sus respuestas es la presión estética que sienten las mujeres, incluso siendo jubiladas. Aún hoy, sienten la obligación de cumplir con ciertos cánones de belleza, normas que, según ellas, los hombres parecen estar exentos de seguir.
"A nosotras nos machacan la autoestima desde pequeñas: ¿cómo vas a hacer esto?, nos repiten una y otra vez", reflexiona una de las entrevistadas.
Las mujeres, dicen, deben cumplir con exigencias estéticas predeterminadas, algo que genera inseguridad y dudas constantes sobre su propio valor. "Eso nos provoca más inseguridades y nos pasamos la vida cuestionando nuestra valía", afirma otra de ellas.
Aumento de pecho
Un largo camino por recorrer
Ante la pregunta sobre si las nuevas generaciones vivirán en una sociedad más igualitaria, ninguna de ellas respondió con un sí rotundo. Todas las respuestas vinieron acompañadas de un 'pero': "Creo que sí, pero todavía queda un largo camino por recorrer".
A través de sus palabras, estas mujeres jubiladas no solo nos cuentan su experiencia personal, sino que nos invitan a reflexionar sobre la necesidad de un cambio profundo en los valores con los que educamos a las generaciones futuras.
Para ellas, pues, la lucha por la igualdad no termina y siguen adelante, convencidas de que, aunque el camino sea largo, cada paso dado por las nuevas generaciones es un avance hacia un mundo más justo.
Por eso, siguen soñando con un futuro en el que las mujeres ya no tengan que demostrar su valía, ni por su cuerpo ni por su trabajo, sino simplemente por ser quienes son.